HATSHEPSUT

 

Por Teresa Bedman.

Egiptologa del I.E.A.E, Co-Directora del Proyecto Sen-en-Mut

 

LOS PROBLEMASA LA SUCESIÓN DEL REY AH-MES.

El rey Amen-Hotep I (1.517-1.497 a. C.) era solo un niño cuando ciñó la corona de las Dos Tierras. Su reinado fue largo y también, próspero. Era el segundo hijo varón del faraón Ah-Mes y de la mítica reina Ah-Mes Nefertary, y había tenido un hermano bastante más mayor que él, el príncipe Ah-Mes, llamado Sa-pa-Ir, que, de haber vivido lo suficiente, habría sido el rey. No obstante, el príncipe Ah-Mes Sa-pa-Ir murió sin haber alcanzado el trono. Amen-Hotep I había desposado a Meryt-Amón, su propia hermana sanguínea. De esa manera se pretendía que la sangre de los fundadores de la dinastía se mezclase en una más espesa unión. Sin embargo, la felicidad del reinado de Amen-Hotep I no fue completa. Para cuando este rey muriese no habría hijo directo suyo y de la ‘Gran Esposa Real' Meryt-Amon, para sucederle en el trono. Aquí surgió el primer vacío en la continuidad dinástica que, posteriormente, traería tantas consecuencias para Egipto. El que fuera príncipe heredero Ah-Mes, llamado Sa-pa-Ir, el hermano mayor de Amen-Hotep I, había tenido cerca de él como concubina agradable a sus ojos, a una mujer que probablemente fuera ‘Ornamento Real', llamada Seni-Seneb. De esta unión pudiera haber nacido un niño llamado Thutmosis, que sería quien, siendo ya hombre maduro, sucediese a su tío Amen-Hotep I en el trono.

El príncipe Thutmosis debió ser como un hermano del soberano, dada la análoga edad que ambos tendrían. Uno, subió al trono como hijo que era del rey Ah-Mes; el otro, recordaría en todo momento que era simplemente hijo del que hubiera debido ser rey después del gran Ah-Mes, el príncipe Ah-Mes Sa-pa-Ir, y de una mujer de origen real secundario llamada Seni-Seneb.

Thutmosis I siempre reclamó para sí la condición de ser el ‘hijo real de un hijo real' . Esto quería decir que, a la vista de quién era su padre biológico, y a falta de herederos directos de Amen-Hotep I, él tenía, por su sangre, derecho preferente al trono de Egipto. En todo caso, también era nieto del rey Ah-Mes y de la gran reina Ah-Mes Nefertary.

Pero, en verdad, era un hijo real de segunda. El origen de su madre, Seni-Seneb, era un evidente factor negativo que le colocaba en inferioridad de condiciones frente a su deseo de alcanzar el trono.

Por ello, para poder ser rey de Egipto, necesitaría que una mujer de indiscutible linaje real fuera su ‘Gran Esposa Real'. Esta mujer que le entregaría el trono fue una princesa, llamada Ah-Mes Ta-Sherit, cuyos orígenes exactos se desconocen, aunque pudiera haber sido una hermana menor del rey Ah-Mes.

De esta unión, nació el príncipe Amen-Mose y, algo después, su hermano Uadye-Mose. Sin embargo, hacia el año 8 de Amen-Hotep I, (1510 a. C.) nació una princesa que, con el tiempo, marcaría definitivamente el rumbo histórico de Egipto: a esta niña se le impondría el nombre de ‘ la que está delante de las nobles', Hatshepsut.

El personaje clave de esta historia fue joven, que cuando la princesa nace tiene aprox. 20/ 22 años y esta incorporado como escriba al ejercito de su tio-abuelo (Amen-Hotep I) se trata evidentemente de Sen-en-Mut.

En el tercer mes de Peret del año 21 de su reinado, Amen-Hotep I muere, ¿Quién asumiría el poder?. La reina viuda Meryt-Amón podría ejercer una regencia, pero ¿en favor de quién?.

Cuando Amen-Hotep I ascendió hacia el cielo como un halcón con alas de oro, su sobrino, el príncipe Thutmosis, asumió de modo inmediato la sucesión del difunto rey en el trono. Extraños acontecimientos inquietaron a los habitantes del palacio real. La Gran Esposa Real, la reina Meryt-Amón, aún era joven, el faraón no tendría más de treinta y un años cuando murió. El hecho de que Amen-Hotep I y su hermana no hubieran tenido descendencia provocó una crisis sucesoria. Sin embargo, los sacerdotes del dios Amón habían convenido con Thutmosis, el hijo del príncipe Ah-Mes Sa-Pa-Ir, que sería él quien ciñese la doble corona sobre sus sienes, cuando el rey hubiera muerto. Aa-Jeper-Ka-Ra Thutmosis fue designado como Rey del Alto y del Bajo Egipto. Se dictó un decreto para ser enviado a todos los gobernadores de Egipto y a los de los dominios egipcios en Asia y en Nubia:

Decreto del rey al Hijo Real, Gobernador de las tierras del Sur, Turi. ¡Mira, este decreto real te es enviado a fin de informarte que Mi Majestad ha aparecido en gloria, como Rey del Alto y del Bajo Egipto sobre el trono de Horus de los vivientes; jamás habrá algo igual !.

Mi titulatura ha sido establecida así:

El Horus: Toro poderoso, amado de Maat.

El de las Dos Señoras: El que aparece radiante como la llama del úreus, el muy fuerte........

............. ¡Haz igualmente de modo que se haga un juramento en el nombre de Mi Majestad , nacido de la Madre Real Seni-Seneb, quien está en salud!.

Este mensaje está destinado también a informarte que el palacio real se halla bien y en prosperidad.....'

¿Por qué quiso el nuevo rey tranquilizar a los gobernadores y a los principales encargados de controlar todo Egipto?. Es probable que alguien pudiera haber cuestionado la subida de Thutmosis al trono O quizá, la Gran Esposa Real Meryt-Amón fue cruelmente apartada del poder a la muerte de su esposo y hermano, lo que hubo de hacerse con la oposición de importantes personajes de la corte.

 

LA FAMILIA DE THUTMOSIS I Y LA PRIMERA CRISIS SUCESORIA.

El nuevo soberano tenía ya dos esposas cuando subió al trono, Ah-Mes ta-Sherit y Mut-Nefert. De la primera habían nacido, como se dijo más arriba, el príncipe Amen-Mose y las princesas Hatshepsut y Neferu-Bity. Sin embargo, solo Amen-Mose y Hatshepsut sobrevivieron a su padre para verle coronado como rey de las Dos Tierras.

De Mut-Nefert, una mujer de condición real secundaria, habían nacido el príncipe Uadye-Mose y, hacia el año 14 de Amen-Hotep I, el futuro Thutmosis II; además, probablemente tuvo otra hija, la princesa también llamada Mut-Nefert. Uadye-Mose murió niño siendo rey su padre, por lo que solo el príncipe Thutmosis sobreviviría a su padre.

El príncipe Amen-Mose murió joven. Uadye-Mose, su hermanastro menor, no tardaría en seguir el mismo destino

De esta manera el rey quedaba sin heredero varón de su primera esposa, la ‘Hija Real', Ah-Mes Ta-Sherit. Solo ella podía transmitir la sangre de los fundadores de la dinastía. La segunda esposa del rey, la reina Mut-Nefert, no poseía los mismos antecedentes familiares . Muerto también Uadye-Mose, el segundo príncipe varón, mayor en edad que la única hija superviviente de Ah-Mes Ta-Sherit, la princesa Hatshepsut, solo quedaba un niño de corta edad, notoriamente menor que aquélla, para ser heredero del rey: el príncipe Thutmosis. De este modo, la crisis sucesoria estaba servida de nuevo.

Mientras tanto la carrera militar de Sen-en-Mut continuaba en ascenso. En un texto biográfico existente sobre una de sus estatuas, la del templo de Mut consta que la ofrenda se haga: ‘ ...para el ka del valeroso combatiente con su brazo, el compañero del rey en los países bárbaros del Sur, del Norte, del Este y del Oeste..a quien no se cesa de dar oro y alabanzas...'

Quizás como consecuencia de su destacado papel en el ejército, Sen-en-Mut obtuvo en esta época su primer gran cargo en la administración faraónica. Fue nombrado ‘Mayordomo de la Hija Real' . Esta clase de cargo, cuyas funciones consistían en ser una especie de preceptor que cuidase de la educación y los bienes de la princesa, estaba normalmente reservado a los guerreros que habían combatido junto al rey.

Esta Hija Real no era otra que la princesa Hatshepsut , una jovencita de catorce o quince años. Tener el honor de ser el preceptor de la Hija Real implicaba la capacidad de administrar grandes fincas y enormes riquezas, propiedades de Hatshepsut. Se puede imaginar a Sen-en-Mut, un brillante Escriba Militar de unos veinticinco años, encargado de velar por el interés de la joven princesa

 

LAS PRIMERAS LUCHAS POR EL PODER.

Ya se ha explicado más arriba que en los primeros años del reinado de Thutmosis I se produjeron las muertes sucesivas de los príncipes Amen-Mose y Uadye-Mose. De esta manera ningún príncipe relativamente adulto podría sobrevivir ya a su padre, el rey, para sucederle en el trono. Un niño de doce o trece años, el futuro Thutmosis II, era quien quedaba con vida como garantía de la sucesión, y éste era hijo de la esposa secundaria Mut-Nefert.

Para asegurar la sucesión en el trono se decretó el matrimonio entre la princesa Hatshepsut y el príncipe Thutmosis. En aquel momento ella ya era una mujer núbil, mientras que el príncipe no podría ser más que un niño de corta edad. ¿Qué destino se ofrecía a la princesa?. De esta manera, Hatshepsut, una mujer, hija mayor de la Gran Esposa Real, era desposada con un niño que, además, era hijo de una esposa secundaria. ¿Era ese pequeño la persona más apropiada para ejercer el poder cuando el rey muriese?. Y, en todo caso, ¿qué papel se suponía que habría de desempeñar la princesa al lado de su infantil esposo?. La situación era disparatada y ofensiva, de eso no cabe duda. La injusticia del planteamiento sucesorio era inaceptable. De este modo, este hijo segundón se garantizó su dudoso derecho al trono. El padre de Hatshepsut sabía su muerte cercana y, con toda seguridad, no quiso dejar el trono vacío sin un sucesor varón, aunque en su corazón sabía que el verdadero rey, sería su amada hija.

De esta manera cuando, después de doce años y nueve meses de reinado, Thutmosis I

Los acontecimientos seguían su curso, ya se ha dicho que, hacia el año nueve o diez del reinado de Thutmosis I, la princesa Hatshepsut fue desposada con su hermanastro Thutmosis, el futuro Thutmosis II. Teóricamente, de su matrimonio la futura reina tuvo dos hijas. La mayor llamada Neferu-Ra, nacería hacia el año diez u once de Thutmosis I, mientras que la segunda, más dudosa, llamada Meryt-Ra Hatshepsut, no se sabe exactamente cuando vino al mundo, aunque en cualquier caso, varios años después que el futuro Thutmosis III, hijo de una esposa secundaria, llamada Isis.

 

EL REINADO DE THUTMOSIS II.

Cuando el rey murió, (hacia el 1484 a. C.) su sucesor, Aa-Jeper-en-Ra Thutmosis II, era muy joven. Era, tal como lo describen los textos ‘.... un halcón en el nido...el rey del Alto y del Bajo Egipto Aa-Jeper-en-Ra reinó sobre la Tierra Negra y gobernó la Tierra Roja. Tomó posesión de las dos orillas...''.

Por ello, y puesto que la duración del reinado no alcanzó más de tres años y dos meses, es forzoso pensar que la princesa Neferu-Ra, hija de Hatshepsut y, presuntamente, de este rey, debió nacer antes de la proclamación de Thutmosis II, como nuevo faraón de Egipto. Sin embargo, dado que la momia muestra el aspecto de un joven de no más de diecisiete años lo primero que surge en la mente del investigador es la idea de que un niño, justamente llegado a la pubertad, difícilmente podría embarazar a una mujer sexualmente madura, como era la princesa Hatshepsut.

De otra parte, ¿acaso una mujer de carácter, como parece que fue nuestra reina, aceptaría cohabitar con una persona a la que despreciaba por sus orígenes?. He aquí una de las profundas razones que fundamentan la posibilidad de una historia romántica entre la reina y su preceptor Sen-en-Mut. Si esta hipótesis fuera demostrable, permitiría comprender uno de los grandes misterios del reinado de Hatshepsut y de la propia biografía de Sen-en-Mut.

Ella, una reina sin rey; él, personaje que permaneció soltero durante toda su vida, al que nunca se le conocieron esposa ni hijos, un rey sin corona. La posible hija de ambos, el fruto de una dinastía que no podría reinar por sí sola.

En consecuencia, en una especie de huída hacia delante, Hatshepsut trataría de potenciar a su primogénita Neferu-Ra para hacerla su sucesora en el trono, mientras que las estatuas de Sen-en-Mut lo representarán una y otra vez, amorosamente unido a la pequeña princesa, protegiéndola contra cualquier amenaza de mal que pudiera sobrevenir a la niña.

Todas estas posibilidades no hacen sino configurar la historia de un reinado. Así las cosas, Hatshepsut hizo pública su preeminencia sobre su esposo, el rey, desde el principio, y ello sin ningún tipo de rebozo. Ella es, en los monumentos compartidos con el rey, la ‘ Señora de la tierra entera', la ‘ Señora de las Dos Tierras', la ‘Esposa del dios' .

En Karnak, en los monumentos construidos por orden de Thutmosis II, la reina es representada oficiando sola, revestida de títulos de gran nivel que muestran su fundamental papel con independencia del faraón. Lo más significativo del asunto es que Hatshepsut no solo buscó ser representada en los monumentos sin acompañar a Thutmosis II, sino que, junto a ella, procuró que estuviera presente su pequeña hija primogénita, la princesa Neferu-Ra.

El rey, convencido de que ella no le reconocía su pleno derecho a ocupar el trono, haría su vida con otras mujeres del harén; tal fue el caso de Isis, quien, tardíamente, concibió del soberano un hijo al que también se le impondría el nombre de Thutmosis, el futuro Thutmosis III.

Mientras duró el reinado de Thutmosis II, la Gran esposa real Hatshepsut llevó los siguientes títulos: ‘Esposa del dios', ‘Mano del dios', ‘Divina Adoratriz de Amón' y ‘Aquella que contempla al Horus-Seth (el rey)' . Todos ellos eran títulos propios de una reina que reunía en su persona la condición de depositaria de la sangre real de los fundadores de la dinastía

Resulta más que evidente lo irritante que, para Hatshepsut debía ser aquélla situación. El sistema de gobierno en la Casa real parecía pretender de ella que pasase sin pena ni gloria por la vida en Palacio. En estos momentos se revela fundamental el papel de Sen-en-Mut. El que luego sería Mayordomo de Amón ya tenía suficiente poder e influencia en la corte. Cercano a la reina conjuraría con ella la influencia de quienes pretendían relegarla al mero papel de Esposa Real .

Después de tres años y algunos meses de reinado, Thutmosis II murió, pereciendo probablemente a causa de alguna enfermedad que dejó rastros en su piel. Como descendencia masculina solo tuvo un único hijo varón, también de segunda línea legítima, que sería el futuro Thutmosis III.

 

LA PRIMERA TUMBA DE HATSHEPSUT.

Como ya se ha dicho, la tumba de Thutmosis II aún no ha sido definitivamente identificada, de modo que no tenemos la certeza de que fuera enterrado en el Valle de los Reyes. Si lo hubiera sido, quizás su tumba habría sido lo suficientemente notoria, y hoy sería sobradamente conocida. Sin embargo, los arqueólogos han pensado que el rey pudo haber sido enterrado, casi de cualquier manera, fuera del Valle de los Reyes, en la actual DB 358. La ubicación de esta tumba situada en el circo de Deir El-Bahari, explicaría las intenciones de Sen-en-Mut y de Hatshepsut.

Ella era la verdadera heredera de su padre, Thutmosis I. Para él, se había comenzado a construir una tumba en el Valle de los Reyes (la primera que ocupó tal emplazamiento) y esa tumba sería la que, una vez muerto Thutmosis II, se ampliaría para Hatshepsut.

En principio, durante el reinado de su hermano, se había dispuesto para ella la construcción de una extraña tumba, situada en el Uadi Sikket Taka el Seide, en la que solo era considerada como ‘ Princesa hereditaria, hija del rey, hermana del rey, esposa del dios, Gran Esposa real y Señora de las Dos Tierras'. En modo alguno se la consideraba como rey de Egipto.

La construcción de la tumba de la Gran Esposa Real Hatshepsut fue inmediatamente abandonada, aunque ya tenía en su interior el sarcófago preparado para recibirla en la, para ella, inaceptable condición de tal.

Así pues, es muy probable que Sen-en-Mut, de acuerdo con lo dispuesto por su soberana en las conversaciones entre ambos, diese las órdenes oportunas para ampliar la tumba de Thutmosis I y así, acoger en ella a Hatshepsut cuando falleciese, en su nuevo y proyectado papel de faraón de Egipto. Era un modo de subrayar que ella era la auténtica heredera de Thutmosis I, y no el advenedizo Thutmosis II.

 

LOS ACONTECIMIENTO A LA MUERTE DE THUTMOSIS II.

La muerte del usurpador había acaecido. Hatshepsut no persiguió su memoria, puesto que había sido rey por la voluntad de su padre que ella tanto amó. Sin embargo, el tiempo estaba cumplido.

El fiel Sen-en-Mut visitaría con frecuencia a la reina en el palacio que Thutmosis I, había construido como su residencia real en Tebas, en las proximidades del templo de Amón. Le había impuesto el nombre de ‘No-me-alejaré-de-allí' , en clara referencia a la lealtad del rey hacia el poderoso dios tebano.

Era espléndido, sin duda. En aquel lugar, Sen-en-Mut y la reina habrían urdido sus planes. Aquél sería el marco, absolutamente cercano al templo del dios Amón, donde se celebraría la coronación de Hatshepsut como faraón de Egipto.

Existen dos razones por las que parece probable que la reina eligiera dicho lugar para celebrar especialmente su ascenso al trono: la primera, por ser el palacio de su amado padre; la segunda, porque ella sería también la amada hija de Amón. La cercanía del templo de Ipet Sut (Karnak) implicaba también la de su divinidad principal, el dios Amón.

Muerto Thutmosis II, los partidarios del hijo segundón de éste último ya se estaban moviendo para proclamar rey al príncipe. Pero, surgía un problema. ¿Cómo coronar a un hijo sin legitimidad engendrado por un faraón que tampoco la había tenido por sí mismo?. Hatshepsut recordaba cómo su padre había apartado del poder a la reina Meryt-Amón, la esposa de Amen-Hotep I, cuando éste murió sin hijos varones legítimos. Ella no estaba dispuesta a que el asunto volviera a repetirse. Nadie podría imponer en el trono a un niño de muy corta edad a quién, según la ley, habría que desposar con una princesa de sangre real legítima, que en aquel momento no era otra que la pequeña Neferu-Ra.

Los setenta días que debieron durar los funerales de Thutmosis II debieron ser febriles. Pero, en realidad, ella, auxiliada por hombres como Sen-en-Mut o Hapu-Seneb, controlaba el poder de hecho desde hacía ya algún tiempo. Hapu-Seneb pertenecía al alto clero de Amón y era, con Sen-en-Mut la persona que más apoyaba a la reina. Él representaba el partido de Hatshepsut dentro del clero del dios tebano. Acabaría siendo promovido al puesto de Primer Profeta del dios y ejercería el Visirato del Norte y del Sur. Juntos, Sen-en-Mut y Hapu-Seneb, harían a Hatshepsut irresistible.

Los planes discurrirían del siguiente modo: se establecería la unión entre el único hijo varón del rey fallecido, el príncipe Thutmosis; éste sería desposado con la princesa Neferu-Ra, descendiente directa de Hatshepsut y portadora, por tanto, de la sangre que entregaba el trono de Egipto. Dada la poca edad de ambos niños, la reina asumiría el gobierno efectivo de las Dos Tierras. Desde un punto de vista de reparto del poder, formalmente hablando, Thutmosis III aparecería como rey del Bajo Egipto, Hatshepsut como rey del Alto Egipto y Neferu-Ra, como Esposa del dios . Nadie se opondría a un planteamiento de esta naturaleza.

Mientras tanto, Sen-en-Mut establecería un ambicioso programa constructivo a favor de la reina y, sobre todo, un plan que contaría con el apoyo indiscutible del clero de Amón: Hatshepsut reclamaría para sí la condición de hija física del dios tebano por medio del mito de la ‘teogamia', el misterio religioso que pretendía la naturaleza divina para su nacimiento.

En medio de todo este proceso, Sen-en-Mut calculó fríamente cuales serían sus posibilidades. Él sería su más fiel servidor y su apoyo vigilante, el guardián de su soberana. Él idearía para ella una nueva teología. La alzaría al firmamento, hasta hacerla una con los dioses de Egipto. Trabajaría sin descanso realizando obras en los templos que perpetuarían por siempre la memoria de su amada reina. Crearía un nuevo diseño urbanístico de la ciudad de Tebas en función del padre y la hija: Amón y Hatshepsut. Pondría toda su ciencia, tan largamente adquirida en el secreto de los templos, a disposición de la mujer a la que había decidido servir y entregar su vida.

. En principio aceptó a su sobrino e hijastro como soberano legítimo, aunque ella asumió la regencia dada la corta edad del nuevo rey. Con arreglo a la ancestral tradición egipcia, un rey necesitaba a su lado a una ‘Esposa del dios' , como Osiris tuvo junto a él a su hermana Isis. Así pues, la fórmula que permitía la presencia en el trono de ambos, el niño-rey y la Gran Esposa Real Hatshepsut, era, en principio, la de la unión entre ambos. Pero resulta claro que esta exigencia, fruto de la tradición, no obedecería a una unión verdadera entre el rey y ‘su Gran esposa Real', como había sido hasta ese momento.

Se trabajó para ella mientras Egipto estaba con la cabeza inclinada...' Esta situación solo podía desembocar en otra de mayor poder para la reina. Hacia el año dos o tres del nuevo rey, la reina Hatshepsut comenzó a hacerse considerar por sus cortesanos como un rey con plenos derechos.

En el año dos, la princesa Neferu-Ra fue convertida en regente del Sur y del Norte y Señora de las Dos Tierras, comenzando a usar títulos tan trascendentes como ‘Esposa del dios', ‘Mano del dios', y ‘Divina Adoratriz'. Esto implicaba que su madre era, en sí misma, el rey del Alto y del Bajo Egipto al mismo tiempo que, formalmente lo era también Thutmosis III. ¿Cómo conciliar la tradición con aquella realidad?.

En los mismos días, Sen-en-Mut había sido nombrado ‘mayordomo de la hija real Neferu-Ra', como había sucedido antes para Hatshepsut.

 

LA CORONACION DE HATSHEPSUT COMO REY.

Los acontecimientos políticos siguieron su camino. Las referencias arqueológicas a la coronación de Hatshepsut se encuentran recogidas fundamentalmente en las paredes de la mitad norte de los muros de la segunda terraza del templo de Deir El-Bahari

De otra parte, Hatshepsut es denominada por primera vez conocida rey del Alto y del Bajo Egipto en texto inscrito sobre un bloque de la Capilla Roja de Karnak que lleva la fecha del año dos de Thutmosis III, segundo mes de Peret, día 29.

Que esta proclamación de la realeza de Hatshepsut sobre las Dos Tierras como rey efectivo de Egipto contaba con el apoyo directo de Sen-en-Mut, queda muy claro; buena prueba de ello es que, dos años después de la fecha citada, en el año cuatro de Thutmosis III, el día 16 del primer mes de Shemu, aquél erigió una estela en el templo del dios Montu, en Tebas, haciendo donación de ciertas tierras y servidores al templo de Amon, en la que consta el nombre de coronación de Hatshepsut, Maat-Ka-Ra, dentro de un cartucho real, como rey del Alto y del Bajo Egipto. Otros documentos datados en los años cinco y siete del reinado la muestran también con su nombre inscrito dentro de un cartucho real. Todo ello parece indicar que la accesión de Hatshepsut al trono fue algo pausado y se produjo a lo largo de, al menos, cinco años.

EL LUGAR DE LA CORONACION.

La ceremonia se celebraría en el mejor marco posible. Este sería el Palacio real construido por Thtumosis I en las cercanías del templo de Amón en Karnak. Es obvio que, para aquél momento, el rey ya no vivía para presidir la proclamación real. Pero Hatshepsut quiso que se recogiera la presencia de su padre, siquiera de un modo simbólico. Por ello ordenaría que la escena fuese incluida en los muros de la segunda terraza del templo de Deir El-Bahari.

Terminada la fase política durante la cual, Hatshepsut fue transformando su regencia con Thutmosis III en definitiva accesión al trono, lo que se culminó hacia finales del año siete del reinado, lo primero que se produjo, fue el significativo ascenso de Sen-en-Mut al importantísimo cargo de ‘Mayordomo de Amón'. Su promoción a esta función, mitad religiosa, mitad política, concedía y aseguraba a Sen-en-Mut un poder muy respetable por las riquezas cuyo manejo implicaba, y por la influencia que su prestigio representaba.

Fue también la fecha del año siete del reinado, la que marcó el momento de inicio de la construcción y excavación en la colina de Sheij Abd El Gurnah de la tumba de Sen-en-Mut (TT71) y, muy poco después se inició también la excavación del hipogeo cercano al templo de la reina, en la zona del Asasif (TT353).

 

EL ESPLENDOR DE LOS ESPLENDORES

En los contrafuertes de la orilla occidental del Nilo, justo frente al templo de Amón de Karnak existía un circo pétreo de escarpadas laderas que recogía en uno de sus lados el templo funerario del rey Montu-Hotep Neb-Hepet-Ra, de la dinastía XI. Aquel gran rey tebano había elegido un rincón especial de la orilla occidental para albergar su ‘templo de millones de años'. Era hermoso y estaba dispuesto en dos estructuras superpuestas de edificios, dotados de columnatas peristilas de pilares cuadrangulares, y rematados por una pirámide. Una rampa conducía a su interior y delante estaba dotado de un gran patio del que salía la calzada hacia el embarcadero real. Justo al lado, en la mitad norte de la explanada que rodeaba el circo rocoso, el rey Amen-Hotep I, había dispuesto un templo hecho con adobes donde recibían culto él y su madre la divina Ah-Mes Nefertary.

Lo cierto es que Sen-en-Mut había pensado que en aquél emplazamiento debería alzarse un templo de millones años para el rey. Este lugar, el circo rocoso que hoy denominamos Deir el .Bahari, había sido identificado por los sacerdotes con los cuernos de la sagrada vaca Hat-Hor, una de las manifestaciones de la diosa más dulce y acogedora de todo el panteón egipcio, la soberana del occidente. ¡El sitio no podía ser más idóneo!.

Tal sería el lugar perfecto para guardar y recoger la esencia de la realeza de Hatshepsut: un templo-santuario dedicado a su divino padre, Amón-Ra, el poderoso rey de todos los dioses. Allí se unirían Hatshepsut y su divino progenitor durante las fiestas más sagradas, celebradas en Tebas con la participación del dios. Además, justamente al otro lado del macizo rocoso donde se excavaría el santo de los santos del templo, se hallaba un uadi que hoy conocemos como Valle de los Reyes .

Sen-en-Mut construiría para la señora de su corazón la morada de eternidad en este valle sagrado que estaba coronado por una pirámide natural. De esta manera, la ‘cámara del oro', el lugar donde descansaría su cuerpo dentro del sarcófago, estaría conectado por una galería con la parte más profunda de su templo de Millones de años.

A su vez, se establecería una triple conexión mágica desde el edificio sagrado: por el este, con el corazón del santuario del Amón tebano en Karnak, el Ipet-Sut; por el oeste, con la tumba que haría excavar en las entrañas del valle para su reina y para el padre de ésta, el rey Thutmosis I.

En el centro de esta vía mágica, se alzaría un templo que sería la culminación de su obra: el Dyeser Dyseru, la Maravilla de las Maravillas . No solo sería contemplado por su más fieles sacerdotes, sino que regocijaría al pueblo que, al verlo desde la otra orilla del río, exclamaría diciendo: ¡La gloriosa Hatshepsut es en verdad la hija bien amada del dios Amon!

 

KV 20.

Esta tumba, tuvo su ubicación claramente condicionada por el templo de Deir El-Bahari. En realidad se encuentra excavada en línea recta, en la misma dirección que el santuario de Amón del Dyeser Dyeseru, al otro lado de la montaña. Esta situación, verdaderamente intencionada, denota que la construcción del templo y la excavación de la tumba formaron parte de un mismo y único proyecto.

 

 

BLIBLIOGRAFIA

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Flinders Petrie, W. M. A History of Egypt, during the XVII th and XVIIIth Dynasties . 7 th Edition, London, 1924. 44, fig. 16.

Otra tesis posible es que Thutmosis I habría sido hijo biológico de Amen-Hotep I y de la Dama Seni-Seneb. Ver Bedman, T. Reinas de Egipto. El secreto del poder. Madrid, 2003. 95-96.

Texto de agradecimiento de Thutmosis I a la tríada tebana por la accesión de su hija Hatshepsut al trono, en la cara norte del VIII pilono de Karnak. Lepsius, R. LD III, 18. Urk. IV, 266, 11. Porter y Moss, Theban Temples, II, 174, (517, I).

La cuestión sigue estando oscura. Para la reina Ah-Mes se han sugerido tres posibilidades básicas: 1. Habría sido la hermana pequeña del rey Ah-Mes; 2. lo habría sido del rey Amen-Hotep I, o 3. su hermano habría sido el propio Thutmosis I, y por tanto, su madre habría sido también Seni-Seneb. Cfr. Bedman, T. Op. cit. 2002, 96; Sethe, K. Hatschepsut Problem. Berlin, 1932, 5; Vandersleyen, Op. cit. 1995, 249.

Derry, D. Douglas. ‘An X-ray examination of the mummy of King Amenophis I'. ASAE 34 (1934), 47-48.

Se trataba de un juramento de lealtad utilizando el nombre real, de modo que si se quebrantaba la pena por el perjurio sería la muerte.

Urk. IV, 79-81.

Gitton, M. Les divines épouses de la 18e dynastie. Paris, 1984, 61 y nota 74. Otra teoría es que la reina Ah-Mes ta-Sherit dio a Thutmosis I seis hijos: Hatshepsut, Amen-Mose, Amen Neferu-Ra, Meryt-Ra, Ajbet-Neferu y Neferu-Bity. Cfr. Bedman, T . Op. Cit. 2003, 97. Vandersleyen opina que Amen-Mose habría sido hijo de la reina Mut-Nefert . Op. cit . 1995, 250.

Ibidem.

Quizás fue hija de Amen-Hotep I y de una concubina desconocida. Ratié, S. Op. Cit. 1979, 25.

Urk. IV, 414, 1; 415, 1-3.

Caminos R. A. & James T. G. H. Gebel es-Silsilah. I: The Shrines , EES ASE 31, 1963, 53-56, nº 16.

Vadersleyen, C. Op. cit. 1995, 290.

Ibidem, 58, 15-59.

Aunque Gaston Maspero atribuyó a la momia de Thutmosis II una edad de alrededor de treinta años, su aspecto es indudablemente el de la de un adolescente. Confrontar Partridge, R. B. Faces of Pharaohs. Royal Mummies and Coffins from Ancient Thebes. London, 1994, 73-76 y figs. 47-49.

Vandersleyen, C. Op. cit . 1995, 265 y nota 3.

Ibidem, 266.

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Este primer sarcófago de Hatshepsut se encuentra hoy en el Museo Egipcio de El Cairo. CG 6024, JE 47032.

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Urk. IV, 59, 13-60, 4.

Gauthier, H. LdR II, 250-252.

Naville, E. DB, III Pl. LXII-LXIII. PM II, 348, (19).

Ratié, S. Op. cit. 1979, 79. Lacau, P. y Chevrier, H. Une chapelle d'Hatshepsout à Karnak. I Le Caire, 1977, # 179, a-b). Ver también Schott, S. ‘Zum Krönungstag der Königin Hatschepsût' NAWG I Klase I (1955), 212-213.

Lesko, B. S. ‘The Senmut problem' JARCE VI, 1967, 116.

La estela de Thutmosis III de Serabit el Jadim; el papiro Turín 1878, un ostracon descubierto en el vestíbulo de la TT71 y un sello en una jarra.

Dorman, P. F . Op. cit . 1988, 45.

Ratié, S. Op. cit. 1979, 121.

Dorman, P. F . Op. cit . 1988, 171.

Con carácter general se consultarán Bedman, T. ‘El Templo de Hatshepsut en Deir El-Bahari' y El Bialy, M. ‘Djeser-Djeserou. Le Sublime des Sublimes' En Tebas, los dominios de Amón' . Madrid, 2002, 67-108.

TT 20. PM I 2 , 1960, 28.

BEDMAN, T- MARTIN VALENTIN, F.: Sen-en-Mut, el hombre que pudo ser rey de Egipto. Madrid, 2003.