BEGI-ORDEAK:

REMINISCENCIAS DE UN AMULETO EGIPCIO AL SERVICIO DE LOS  NAVEGANTES VASCOS DEL SIGLO XX.

María Begoña del Casal Aretxabaleta

(Artículo publicado en B.A.E.D.E  nº 7 (1997) pp. 267-282; revisado y ampliado por la autora (2002) para el INSTITUTO DE ESTUDIOS DEL ANTIGUO EGIPTO).

CONTINUACIÓN

En el milenio anterior a nuestra era, la influencia estilística que Egipto ejerció sobre los países de su entorno geográfico fue notoria[4]. Por citar algunos ejemplos, sabemos que en Asiria se hicieron las deliciosas placas de marfil de Nirmurd, antigua Kalash (siglo IX-VIII a.C.), los bajorrelieves del suelo del palacio de Asurnarsipal II (883-859 a.C.) en Nínive, y la cabeza esculpida en la época de Sargón II (722-705 a.C.) encontrada entre las ruinas del templo de Nebo.

Todo ello, y más, con evidente inspiración egipcia, pero entre los siglos IX al V a.C. no está constatada la costumbre de pintar udjat en los barcos asirios (Ls. 8, 9 y 10).  

El pueblo fenicio absorbió como una esponja los estilos artísticos y religiosos de las culturas levantinas, especialmente las egipcias, amalgamándolas con su propia identidad para, gracias a su supremacía naval, difundir por los puertos mediterráneos un estilo que hoy conocemos por "estilo orientalizante".  

Ellos construyeron, por encargo asirio, barcos con proas rematadas por acrostolios en forma de cabeza de caballo, que están representadas transportando la preciada madera del Líbano en los relieves del palacio de Sargón II en Jorsabad, sin atisbos de udjat al igual que los realizados en yeso para la decoración de la residencia oficial de su hijo Senaquerib (Ls. 11 y 12). 

Bien los fenicios reservaron para ellos el preciado talismán o, quizá, lo desdeñaran los asirios.    

También Creta tuvo contactos comerciales con Egipto; pero, por ejemplo, los muy restaurados restos de seis metros de tabique cubierto de frescos con tema naval que se pintó en el cuarto nº 5 de la Casa del Oeste de Akrotiri, al sur de Tera, no permiten asegurar si alguna de las embarcaciones tuvo su udjat particular. 

Tras el cataclismo que destruyó la casi totalidad de la isla hacia 1.400 a.C., con su posterior decadencia, los micénicos continentales se hacen copartícipes, con los fenicios, del poderío naval del Mediterráneo. 

Es difícil precisar si los navegantes micénicos se protegieron con udjat o no. Por tanto, queda visto que a partir del siglo X a.C. las únicas evidencias de barcos protegidos por el "Ojo de Horus", udjat, se encuentran en embarcaciones egipcias y fenicias.  

 

(L.8) Kuffa asiría de un bajorrelieve del palacio de Assurnasipal, en Nimrud. Museo Británico.  

 

(L.9) Embarcación fenicia representada en la decoración en yeso del palacio de Senaquerib, recogiendo el momento de la huída del rey Luli ante el ataque de Sargón II.

 

(L.10) Dibujo del panel del Palacio de Senaquerib donde aparecen dos tipos de barcos fenicios: el de guerra con espolón de proa y el redondado, llamado golah, de carga y pasaje

 

(L.11) Moneda de Biblos, acuñada en plata el año 340 a.C., con una nave fenicia de combate que, pese a tener una cabeza de león en la proa, la branca está protegida con un ojo bien resaltado. Museo Nacional de Beirut

 

(L.12) Bajorrelieve de una golah fenicia del siglo II-I a.C. perteneciente a la decoración de un sarcófago hecho en Biblos en época romana. Museo Nacional de Beirut.

  También pudieron ser los comerciantes griegos asentados en las colonias egipcias del delta del Nilo[5] herederos directos de la costumbre de proteger sus naves con un par de udjat, pero para documentar esta costumbre hay que esperar a que Grecia asiente los pilares de su futuro esplendor, cuando los alfareros griegos del 600 a.C. comienzan a producir las piezas magistrales de figuras negras sobre fondos ocres, momento indiscutible en el que se plasma la presencia de la pseudo-udjat, ophtalmoi en griego[6], en sus barcos (L. 13). 

Cien años después hay un cambio en el estilo cerámico griego y se pasa a las piezas de fondo negro con primorosas figuras rojas, por las que podemos ver que mantienen la costumbre de decorar las amuras de los barcos con grandes ojos que, aunque ya hayan perdido las características iconográficas de la udjat egipcia, en cambio conservan su prestigio de amuleto protector (L. 14). 

Incluso sabemos que pocos años más tarde, Demetrio I Poliorcetes de Macedonia (336-283 a.C.), acuña una moneda en la que la udjat mantiene su auténtica forma original (L. 15).

  Hacia el siglo V, tras la caída de Tiro, con los cambios políticos que sacudieron el Próximo Oriente se nos ofrece el panorama de unas colonias fenicias desmembradas y convertidas en pequeños y debilitados estados, a excepción de Cartago y Chipre[7] que, junto con Grecia, son puntos muy interesantes para este estudio. Centrándonos en el Mediterráneo, vemos que estas tres potencias emergentes se reparten el espacio marítimo antes del siglo V a.C. y es en estas fechas cuando sus respectivas flotas se encuentran definitivamente bajo la protección de la udjat, siendo difícil precisar cual fue la primera que incorporó la costumbre[8]

Lo cierto es que los cartagineses surcaron dos mares, Mediterráneo y Atlántico[9], amparados en dos ojos protectores, a pesar de que el amuleto hubiera perdido su forma y sentido religioso original, para adoptar un carácter marcadamente supersticioso (L. 16).  

La alianza de Cartago con Etruria, un nuevo pretendiente del espacio marítimo, unida al desgaste heleno de las guerras médicas, hace flaquear las fuerzas griegas y en el año 535 a.C. un nuevo poder, que será mucho más fuerte, empieza a perfilarse sobre las aguas del Mare Nostrum: Roma. 

Si bien en la Roma de los tiempos republicanos se acepta la práctica de defender los navíos con la mágica mirada de Horus (L. 17), en cambio, el hábito desaparece en la etapa imperial[10], como queda demostrado por un sinfín de relieves de la época que reproducen embarcaciones marítimas y fluviales.

(L.13) Cerámica griega de fondo rojo y figuras negras representando a Dionisios. La nave se protege con un ojo.

 

(L.14)  Cerámica griega de fondo negro con figuras rojas que recoge una escena de Los Argonautas: Ulises atado al mástil para evitar la fascinación de las sirenas. La proa muestra también un ojo mágico.

 

(L.15) Moneda con la efigie de Demetrio I de Macedonia (336-283 a.C.). El reverso presenta una Victoria alada sobre una proa dotada de un ophtalmoi.

 

(L.16) As republicano con anverso de Jano bifronte y reverso de una nave portando un ojo.