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| Amen-HOTEP hijo de Hapu: el pilar de egipto FRANCISCO MART�N VALENT�N Director
      del� Instituto de Estudios del
      Antiguo Egipto, 
       Director
      de la Misi�n Arqueol�gica �Proyecto Sen en Mut�. 
       
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 As�
        se refer�a en el a�o 96 d.C., Flavio Josefo�
        a un hombre cuya fama hab�a llegado a trav�s de los tiempos
        hasta sus d�as. Manet�n, historiador egipcio del siglo III a.C. hab�a
        recogido de los escritos de los templos las tradiciones y relatos de las
        �pocas pasadas, entre los que se encontraba la memoria de Amen-Hotep
        hijo de Hapu. Ya entonces este hombre gozaba de la naturaleza de los
        seres divinizados, asimilado en su culto al gran Imhotep, el constructor
        de la pir�mide escalonada y al propio dios Ptah de Menfis, en tanto que
        los tres eran considerados protectores de la medicina. 
         En
        Baja �poca se le atribu�an poderes milagrosos para curar enfermedades
        y se le hab�an construido capillas dedicadas a su culto divino, con car�cter
        de sanatorios en diversos lugares de Egipto, tales como Deir El Bahari,�
        (d�nde est� representado en la cara norte del santuario de la
        tercera terraza);� en Deir
        el Medina (en el templo de Hathor); en el templo de Ptah en Karnak, en
        el templo en Karsel Aguz, en Medinet el Habu.  
         Pero �Qui�n fue este hombre? �Cu�les fueron sus hechos y su trayectoria de vida para conseguir pasar a lo largo del tiempo de su condici�n humana a la condici�n de la naturaleza divina?. Sabemos
        que Amen-Hotep hijo de Hapu, debi� nacer en la ciudad de Athiribis, la
        antigua hwt hry ib � El castillo (que est�) sobre el centro (Lit.
        el coraz�n)�. Esta ciudad era la capital del X nomo del Bajo Egipto,
        llamado Km Wr, �El gran (toro) negro�� La inscripci�n
        existente en su estatua, llamada de los 80 a�os, nos permite deducir
        que pudiera haber nacido a finales del reinado del gran Thutmosis III o
        a principios del de Amen-Hotep II, viviendo bajo Thutmosis IV y
        Amen-Hotep III en cuyo a�o 30/31 debi� morir. 
         De
        este modo le toc� vivir la �poca m�s esplendorosa del Imperio Nuevo
        egipcio, es decir entre los a�os 1418 a 1338 a.C. aproximadamente. 
         Sus
        padres fueron el magistrado Hapu, escriba real en Atrhibis y Superior de
        los sacerdotes en el templo del Horus Jent-jety y la dama Itu. Al
        parecer descendientes de antiguas familias de nomarcas locales, y aunque
        se ha sugerido que pudieran ser de humilde condici�n, como parece
        indicar el hecho de que Amen-Hotep hijo de Hapu volvi� a darles mejor
        sepultura cuando su carrera profesional lleg� a las m�s altas
        instancias, ello no quiere decir que su enterramiento original no fuera
        digno de su condici�n, aunque fuese evidentemente de inferior categor�a
        a la que corresponder�a para los padres de un personaje que ostent� la
        primera autoridad en Egipto. Tambi�n sabemos de �l que utilizaba el
        sobrenombre de Huy, diminutivo familiar de Amen-Hotep. 
         Una
        nota caracteriza su biograf�a: es una persona que alcanz� su posici�n
        en Egipto por m�ritos propios, y aunque es algo que se produce en
        Egipto en repetidas ocasiones, no es menos cierto que en el caso de Amen-Hotep,
        hijo de Hapu, esto es m�s notorio y real.  
         No
        sabemos nada en concreto acerca de la infancia y juventud de Amen-Hotep,
        hijo de Hapu, pues los datos hist�ricos que nos son conocidos parten
        del reinado de Amen-Hotep III,
        momento en que tendr�a unos 50 a�os. Si podemos deducir que debi�
        ejercer la profesi�n de escriba local en la ciudad de su origen:
        Atrhibis. 
         LA
        CARRERA ADMINISTRATIVA DE AMEN-HOTEP HIJO DE HAPU 
         El
        t�tulo m�s com�n de trato que pose�a de acuerdo con las
        inscripciones de sus estatuas (siete encontradas en el templo de Karnak
        y dos m�s en Atrhibis), era de de rpt�
        h3t(i)tnsw ss, es decir,
        Noble Pr�ncipe, Escriba Real. Se trataba de un tratamiento honor�fico
        algo semejante a nuestro Excelent�simo Se�or.  
         Pero
        �l mismo nos relata en sus inscripciones que, su carrera administrativa
        se desarroll� en tres etapas bien definidas. Concretamente en su
        estatua biogr�fica� se nos dice que primero alcanz� la categor�a
        de: 
         ESCRIBA
        REAL BAJO LAS �RDENES DIRECTAS DE SU MAJESTAD.  
         
 Este
        pasaje tiene gran significado dentro de la biograf�a de Amen-Hotep hijo
        de Hapu Es sabido que el dios Thot de Herm�polis era el escriba de los
        dioses, por tanto patr�n de los escribas, se le consideraba el creador
        de la escritura y el lenguaje, la geometr�a, las especulaciones teol�gicas,
        y por lo mismo, y en funci�n del conocimiento profundo del significado
        de las palabras, del verbo creador, era considerado un Gran y Terrible
        Mago, patr�n y protector de los magos. As� pues, el propio Amen-Hotep,
        hijo de Hapy, nos indica que �l era un especial iniciado en el misterio
        del conocimiento de la naturaleza de las cosas. Un poderoso mago
        conocedor de los m�s profundos misterios de las palabras divinas. En
        suma, un hombre poderoso y temido por sus enemigos. El�
        estudio de los libros sagrados, sin ser necesariamente sacerdote,
        le otorg� pues un especial conocimiento de los rituales de culto, raz�n
        por la que probablemente fuese nombrado Gran celebrante del dios Am�n. 
         ESCRIBA REAL, JEFE SUPERIOR DE LOS RECLUTAMIENTOS.� En
        calidad de tal era una especie de Ministro del Censo, del que depend�a
        toda la poblaci�n de Egipto �l era el encargado de determinar el n�mero
        de personas y los lugares de reclutamiento para las levas del ejercito,
        la polic�a y los trabajos y obras p�blica Amen-Hotep nos dice que
        organiz� la vigilancia minuciosa de los Dos Desiertos para controlar
        las idas y venidas de los beduinos. Igualmente organiz� las
        guarniciones del Delta con el apoyo de unidades de la marina real de la
        que era comandante. Tambi�n era responsable de la seguridad interior
        del pa�s. Nos cuenta que tom� parte en una expedici�n punitiva contra
        los nubios del Sehel (la inscripci�n existente en Gigh� le otorga el t�tulo
        de �Gobernador de los soldados del Se�or de las Dos Tierras�,
        lo que podr�a equivaler a una especie de General en Jefe). 
         El
        ejercicio de ese cargo llevaba consigo el de los cargos de Escriba de
        los soldados del Se�or de las Dos Tierras, e intendente de los reba�os
        de Ganado Mayor de Am�n en el Alto y en el Bajo Egipto. 
         En
        funci�n de ello, sabemos que dispon�a del personal civil y religioso y
        que realiz� en Tebas un cambio del estatuto personal de los servidores
        afectos a los dominios reales para hacerlos depender del clero de Am�n.
        Era el encargado de proveer de toda clase de alimentos al Clero de Am�n. 
         JEFE
        DE TODOS LOS TRABAJOS DEL REY. 
         Este
        t�tulo era consecuencia directa del ejercicio de los t�tulos
        anteriores, en la medida en que era conocedor de la ciencia de la
        geometr�a y de la t�cnica arquitect�nica y controlaba los medios
        humanos y econ�micos del rey. 
         En
        virtud de todo ello. Amen-Hotep hijo de Hapu es, sin duda, el
        responsable del nuevo aspecto urban�stico que tom� Tebas en esta �poca
        Amen-Hotep aunque no tenemos una lista completa de sus trabajos sabemos
        que fue el constructor del templo de Mut, del templo Ja em Maat del
        recinto de Mont�, del templo de Jons�, del templo de Luxor, de la
        ciudad �palacio de Malkata del templo funerario de Amen-Hotep III 
         En Kom el Hettan, de la construcci�n y erecci�n de innumerables estatuas reales y divinas (entre las cuales el coloso de Amen-Hotep III� del X pilono de Karnak) de los templos Jubilares de Soleb y de Sedeinga, en general de cuantas construcciones emprendieron durante todo el reinado de Amen-Hotep III hasta el a�o 30 del rey, incluido su propio Templo Funerario en Tebas Oeste.� 
 
         LA
        FIESTA SED DEL A�O 30. 
         En
        este Jubileo colaboraba todo el pueblo de Egipto. Para ello se
        realizaron proyectos de numerosas construcciones en todo Egipto y de
        erecci�n de estatuas del fara�n. Sabemos que la nobleza palaciega deb�a
        tomar parte en estos festivales interpretando papeles m�ticos como si
        se tratase de un drama sacro. Sabemos que Amen-Hotep hijo de Hapu
        represent� los papeles de Noble
        encargado del palacio blanco de Geb �y
        el Canalizador �(el
        que abre los canales). Tambi�n desempe�� el papel de Aquel
        que interpreta el papel del noble iry pr con
        motivo del jubileo del a�o 30. La preparaci�n de actividad.
        Hemos dicho que los preparativos del Jubileo necesitaron de la realizaci�n
        de un inventario de los bienes de Am�n y de una modificaci�n del
        estatuto del personal perteneciente a los dominios reales. En Soleb
        asistimos a la inauguraci�n de importantes monumentos por el rey y su
        arquitecto, en presencia de la reina de las princesas, del Visir Ramose
        y de los grandes cortesanos. Amen-Hotep est� representado junto al rey
        en actitud de consagrar por los ritos del citado templo de Nubia. 
         Junto a los t�tulos principales ya considerados a Amen-Hotep se le concedieron otros t�tulos secundarios tales como:�� 
 Este t�tulo fue especialmente querido por Amen-Hotep hijo de Hapu, por tratarse de una distinci�n en relaci�n con el culto del dios de su villa natal, Atrhibis). Sabemos que dedic� grandes recursos y esfuerzos a embellecer y agrandar su ciudad. Mand� excavar estanques, aument� las ofrendas diarias del Horus Jent-Jety y decor� su templo. El
        examen de las diferentes funciones desempe�adas por Amen-Hotep nos lo
        presentan como un gran hombre de Estado. Su formaci�n como escriba real
        la hab�a hecho capaz de controlar los c�lculos m�s complejos y
        resolver los problemas de matem�ticas m�s dif�ciles, as� como de
        dibujar los planos de las m�s enormes edificaciones. Es por estas
        razones por las que vemos a Amen-Hotep hijo de Hapu�
        Acumular funciones tales como Organizador del Censo, Gran
        Intendente y Ministro de las Obras P�blica, funciones, todas ellas
        verdaderamente gubernamentales. Pero Egipto goz� durante treinta a�os
        de un largo periodo de paz puesto que, ni dentro, ni fuera hubo
        conflictos graves que perjudicaran la buena marcha de los asuntos del
        gobierno. 
         Las riquezas de �frica y de Asia inundaban Egipto. No obstante fueron su genio, su capacidad de juicio y su ciencia, los que hicieron de �l el hombre de Estado m�s importante que un rey de Egipto hubiera tenido jam�s a su lado. 
         LA
        PERSONALIDAD DE AMEN-HOTEP 
         �Es
        posible discernir los rasgos de la personalidad de AMEN-HOTEP a pesar de
        los milenios que nos separan de �l? 
         Amen-Hotep
        se presenta ante nosotros como un hombre bien equilibrado en el que
        todas las facultades se combinan en �l de manera armoniosa. Hasta d�nde
        es razonable admitirlo, se desprende de las representaciones de su
        aspecto f�sico que pose�a una robusta constituci�n pudiendo atribu�rsele
        un temperamento algo sangu�neo, no nervioso, pero con un complemento de
        energ�a vital considerable. Esto est� confirmado por los textos que
        nos muestran a nuestro hombre como una persona acogedora, que deja que
        se le acerquen, y al que gusta documentarse e informarse, sin por ello
        dejarse importunar. Es un hombre h�bil y servicial, pero al mismo
        tiempo, y a pesar de la dulzura de su car�cter, de una voluntad que
        siempre termina por imponer.  
         Uno de los aspectos m�s sobresalientes de la psicolog�a de Amen-Hotep era saberse poseedor de un alto valor personal. Esto se confirma por los hechos de ser bastante m�s mayor que el propio fara�n y tener acceso a las m�s �ntimas estancias de las residencias reales. Por ello se puede vanagloriar de haber mantenido unas relaciones muy familiares con su se�or� Amen-Hotep III. Prueba de ello son los t�tulos ostentados de Depositario del Sello del Rey del Norte, Portador del Flabelo a la derecha del rey y primer amigo entre los amigos (del rey).� 
 Ten�a
        una profunda inteligencia que le permiti� abordar complejos problemas
        filos�ficos� y pol�ticos�
        es decir que se basa permanentemente en las lecciones del pasado�
        sin ser por ello un esclavo del tradicionalismo, utilizando
        siempre su imaginaci�n para resolver los problemas que se le plantean. 
         Desde
        un punto de vista moral, parece haber sido un practicante de la doctrina
        Maat, que exalta la Justicia y la Verdad como fundamento del orden
        total. �l est� entre los favorecidos que practican dicho culto. El
        debe todo a esta diosa. Es ella la que le ha conseguido el favor real,
        gracias a ella �l ha llegado a viejo. �La estatua llamada de los
        80 a�os nos dice: 
         
 Desde
        un punto de vista religioso se nos muestra como un profundo conocedor de
        los dogmas del culto y de los rituales (lo que resultaba ser
        imprescindible para un arquitecto que construyese templos de culto
        divino y de culto funerario). A partir de su nombre�
        (Amen-Hotep) hay que pensar que Amen-Hotep hijo de Hapu. Se
        mantuvo en la tradici�n amoniana. Am�n era para �l el dios primordial
        creador del mundo: �La
        estatua de la lealtad a Am�n dice lo siguiente: 
         
 Sin
        embargo no olvida a las otras divinidades del pante�n egipcio. En las
        inscripciones de sus estatuas se encomienda tambi�n a Osiris, a
        Ptah-Sokaris, Anubis, a las En�adas de los dioses del Sur y del norte,
        a la diosa Mut y al Khons� tebano. Demuestra una especial devoci�n al
        Horus Jent-Jety, patr�n de su ciudad natal. Amen-Hotep fue, desde
        luego, un conservador a causa de su formaci�n, de sus funciones y de su
        edad.  
         Su obediencia a Am�n es incontrovertible. La inscripci�n de la estatua de las Levas dice lo siguiente, � Estatua donada como testimonio de favor hacia un familiar del rey para el templo de Am�n de Karnak, al noble, encargado del palacio blanco de Geb, el escriba real, el escriba de las levas, Amen-Hotep Justificado, hijo de Hapu del Nomo de Athribis. El dice:� 
 Cabe
        pensar que Amen-Hotep hijo de Hapu intent��
        conciliar las crecientes tendencias solares que surg�an en el
        seno de la familia real con los cultos tradicionales en una sin igual
        jugada pol�tica. Dec�amos la semana pasada que en el�
        reinado de Amen-Hotep III se lleva a cabo un proceso de
        solarizaci�n de los cultos tradicionales, siendo el m�s representativo
        el de Am�n que se convierte en este momento en Am�n-Ra. Sin duda fue
        Amen-Hotep hijo de Hapu el responsable de esta modificaci�n teol�gica
        que ten�a por objeto controlar el desordenado proceso pol�tico que,
        sab�a, se avecinaba en la mente de su Se�or, el rey, y conociendo a
        fondo las sagradas leyes de Egipto que le hab�an sido reveladas en los
        templos, �l realiz� un important�simo esfuerzo para, de una parte,
        canalizar las tendencias solares enraiz�ndolas con la teolog�a
        amoniana, y de otra, controlar el poder�o del clero de Am�n y
        someterlo a la voluntad del soberano. De estos intentos tenemos pruebas
        directas en las afirmaciones que se recogen en los textos de sus
        estatuas, e indirectos a trav�s de otros indicios como son el texto acr�stico
        existente en la tumba de Jeruef, d�nde se entrecruzan los nombres de Am�n
        y de Ra-Hor-Ajty, o el nombramiento para el cargo de Visir del Sur de
        Ramose, en lugar del Sumo Sacerdote de Am�n Ptahmose, en el a�o 28 del
        rey. Todo ello para no hablar de la recreaci�n en el templo de Luxor
        del mito de la divina concepci�n como hijo carnal de Am�n de
        Amen-Hotep III, recogido� en
        las c�maras del Sur de dicho templo. La desaparici�n de Amen-Hotep
        hijo de Hapu en el a�o 30 de Amen-Hotep III, resulta ser un
        acontecimiento pol�tico de primer orden. Con su muerte se produce un
        desencadenamiento de los acontecimientos y la crisis larvada largamente
        estalla finalmente. Tras el desaparecen paulatinamente toda una serie de
        personajes como Ramose, Visir del Sur; Jeruef, Intendente de la reina
        Tiy, Ja-em-hat, jefe de los Graneros del Sur y del norte; Amen-em-hat
        Surero, Gran Mayordomo Real, y muchos otros. La prueba de estos momentos
        delicados se ve especialmente en la tumba de Ramose donde se aprecia
        claramente el momento hist�rico que propicia el cambio de estilo de
        decoraci�n desde el estilo ortodoxo al estilo revolucionario del futuro
        Aj-en-Aton. 
         Amen-Hotep
        hijo de Hapu est� representado en la tumba en compa��a de una
        misteriosa dama y todo parece indicar que Ramose podr�a haber sido
        pariente o familiar de nuestro hombre pues la inscripci�n as� lo
        recoge.  
         SU
        CULTO FUNERARIO. 
         Como
        no pod�a ser menos y atendiendo a las tradiciones funerarias de Egipto,
        Amen-Hotep hijo de Hapu se preocup� grandemente de organizar con
        arreglo� a las concesiones
        de su se�or su propio culto funerario. 
         Su
        tumba ha sido descubierta en los contrafuertes de Gurmet Murrai en los a�os
        setenta, aunque su estado es de total destrucci�n. De este modo se
        confirmaron las sospechas de que habr�a sido violada en la antig�edad,
        puesto que se encontraron antes del descubrimiento de la tumba
        propiamente dicha fragmentos de sus sarc�fagos. 
         Unido
        a la tumba, se encontraba su templo funerario que fue descubierto por
        Robichon y Varille en el a�o 1934. 
         Estaba
        situado tambi�n en la misma zona de la tumba e inmediatamente cercano
        al templo funerario Amen-Hotep III. Ten�a unas dimensiones inusitadas
        para tratase del culto funerario de un personaje no real, puesto que era
        cinco veces m�s grande que su templo vecino, el del propio Thutmosis
        II. Su templo funerario ser� concluido alrededor de su fecha de
        fallecimiento ( el a�o 30 o algo despu�s), dado. Se conoce una estela
        (B.M. 138) que recoge el decreto de la fundaci�n del templo. Est�
        fechada en el a�o 31 de Amen-Hotep III, es decir un a�o despu�s de la
        muerte de Amen-Hotep hijo de� Hapu,
        pero sin duda se trata de una copia reproducida durante la dinast�a
        XXI, en el Tercer Per�odo Intermedio. Probablemente se tratar�a de una
        reconstrucci�n del templo funerario ya en ruinas para esa �poca. Un
        acto piadoso realizado por los sumos sacerdotes de Am�n que protegieron
        tambi�n las momias reales de los faraones del imperio nuevo. �Quiz�s
        protegiesen tambi�n los restos de Amen-Hotep hijo de Hapu escondiendo
        su momia y sac�ndola de su tumba violada para depositarla en alguna
        cachelle que a�n� no
        conocemos?. 
         En
        todo caso Amen-Hotep hijo de Hapu quiso garantizarse su culto funerario
        a trav�s de sus estatuas. Sabemos que las estatuas de un egipcio eran
        seg�n sus creencias los recept�culos que con los rasgos del difunto
        estaban destinados a recibir las esencias espirituales del hombre muerto
        y justificado para asegurar su supervivencia en el m�s all�, siempre
        vinculada a la supervivencia de su forma terrestre.  
         Por
        esas razones �l consigui� colocar sus estatuas (7)�
        en el recinto de Karnak para asegurarse el culto y la participaci�n
        de las ofrendas alimentarias hechas a la divinidad. Estando all� podr�a
        contemplar al dios en sus procesiones rituales, gozar de sus ofrendas y,
        al tiempo ser�a venerado por los humanos que dar�an culto a sus
        estatuas.  
         Veamos
        en la diapositiva los lugares donde se encontraron sus estatuas en
        Karnak: La estatua Biogr�fica, se hall� en el patio central
        detr�s del 3er pilono. La estatua de los 80 a�os, delante
        del VII pilono, de Thutmosis III (sin duda colocada all� para
        simbolizar todo un trayecto vital puesto que sabemos que debi� nacer
        bajo el reinado de dicho fara�n). 
         Las
        estatuas de Jefe de las Levas y del Arquitecto,
        estaban colocadas al traspasar el X pilono. Entrando desde el sur era lo
        primero que ve�a el visitante a los pies de la gran estatua de
        Amen-Hotep III. 
         La estatua del Templo Mut colocada en dicho recinto para disfrutar de la mesa de ofrendas de la diosa, lo mismo que suced�a con la estatua del templo de Jons�. Lo mismo sucedi� con la estatua encontrada en Athiribis por Habachi, en el templo de Horus Jenty-Jety. 
         AMEN-HOTEP
        COMO INTERMEDIARIO ENTRE LOS HOMBRES Y LOS DIOSES. 
         Si
        el soberano al que hab�a servido en la tierra era dios, su primer
        ministro� (�l mismo) gozar�a
        de una relevante situaci�n como una especie de mensajero entre los
        dioses y los hombres.  
         Alrededor
        de la base de la estatua de Escriba de las Levas, se lee: �Oh gentes
        de Karnak, vosotros los que dese�is ver a Am�n, venid a m�. Yo
        comunicar� vuestras peticiones,� pues
        yo soy un intermediario cerca de este dios. Neb-Maat-Ra me ha colocado
        para transmitir los asuntos de las Dos Tierras.�
        Haced para m� el rito Hetep dt nesu, mencionad mi nombre
        en toda ocasi�n diaria, como debe hacerse para un favorito.� 
         De
        igual modo alrededor de la base de la estatua del arquitecto se lee
        tambi�n: �Oh el Sur y el Delta, Oh todos los ojos que ven el disco
        solar, vosotros los que ven�s a Tebas, ya sea, descendiendo por el r�o,
        ya sea remont�ndolo para dirigir una petici�n al se�or de los dioses,
        venid a m�; yo transmitir� vuestra petici�n a Am�n en Karnak.
        Ejecutad en mi favor el rito hetep di nesu; verted para mi una libaci�n
        con lo que llev�is en la mano, pues yo soy un intermediario que ha
        colocado el rey en el acto de escuchar las s�plicas para elevar hasta
        dios los deseos de las Dos Tierras.� 
         Estas dos estatuas colocadas a la entrada del X pilono de Karnak recog�an el papel del intercesor de Amen-Hotep hijo de Hapu ante los dioses para su pueblo. Ambas tienen gastada (como consecuencia de las preces del pueblo que tocaba con sus manos en piadosa actitud) la� parte del papiro desenrollado� sobre sus piernas. 
         CONCLUSI�N 
         Como
        dec�amos m�s arriba Amen-Hotep hijo de Hapu fallece alrededor del a�o
        30 de Amen-Hotep III, puesto que contamos con el decreto de la fundaci�n
        de su templo funerario datado en el a�o 31 de dicho rey. Tras su muerte
        sobrevino casi inmediatamente el cisma amarniense�
        que sumi� a Egipto en la confusi�n y el caos a juzgar por el
        decreto de la restauraci�n dictado por el fara�n Hor-em-heb. Muy
        probablemente su memoria sufri� persecuci�n aunque no podemos
        determinar hasta qu� punto. De hecho sus estatuas se han encontrado
        intactas aunque el nombre de Am�n haya sido martilleado en todas ellas,
        Pero tambi�n se constata una posible violaci�n de su tumba y, desde
        luego, un posible ataque a su templo funerario, aunque todo parezca
        indicar que su memoria gozaba de cierta protecci�n por parte de la casa
        real.  
         Restaurado
        el culto de Am�n, con la fundaci�n de la dinast�a XIX, su memoria es
        cultivada de modo especial. A lo largo de la �poca ram�sida se le
        empezar� a representar en compa��a de los reyes-ancestros en la necr�polis
        tebana. Como vimos m�s arriba se restaur� su templo funerario en la
        dinast�a XXI, y probablemente su momia fuera sacada de su tumba para
        ponerla a buen recaudo por los sacerdotes de Am�n.  
         El
        paso del tiempo no hizo sino acrecentar su fama. Las pretendidas
        facultades curativas de sus estatuas, consideradas milagrosas, fueron
        otorg�ndole con el transcurrir de los a�os una m�tica naturaleza semi-divina,
        que acabar�a confiri�ndole la asimilaci�n al propio dios Ptah, patr�n
        de la medicina. 
         Su
        personalidad, sus obras, y su mito vivieron a trav�s de los milenios
        entre el pueblo de Tebas que se acostumbr� a rezarle y a pedirle la
        divina intercesi�n que sus inscripciones proclamaban. �l que tanto am�
        a Egipto qued� �ntimamente unido a su cielo, a su bondad de hombre
        sabio pasaron a formar parte para siempre del impresionante universo
        egipcio que todav�a hoy nos emociona y nos conmueve. 
         
         
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