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| EN TORNO A LA TUMBA DE RAMOSE. (N� 55 DE SHEIKH ABD EL GURNAH) | 
| � Por. D. Francisco Mart�n Valent�n. | 
| Director del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto. | 
| Correo: [email protected] | 
| 
 No obstante,
          la tumba tiene en s� una importancia mucho m�s se�alada en funci�n
          de los datos hist�ricos que su decoraci�n parietal nos ha
          proporcionado.  
           Fue
          descubierta por Villiers Stuart en 1879, de quien ha recibido su
          nombre
           
           [1][1]
          en el mundo arqueol�gico. 
           El
          monumento ser�a objeto de una magn�fica restauraci�n por Sir Robert
          Mond, al frente de un equipo del Metropolitan Museum de Nueva York, a
          partir del a�os 1904, aunque las obras concluir�an en las campa�as
          de los a�os 1923 al 1926[2][2]. 
           La
          publicaci�n fue llevada a cabo por Norman de Garis Davies, por cuenta
          del la Egypt Exploration Society[3][3], pero aparte de esta magn�fica
          obra no se ha realizado ning�n estudio monogr�fico sobre Ramose, de
          quien, por otra parte, no se conocen p�blicamente m�s restos arqueol�gicos
          que los procedentes de su tumba[4][4]. 
           No
          obstante, los datos proporcionados por el monumento al que nos
          referimos, permiten formular una serie de hip�tesis de trabajo que
          resultan de sumo inter�s. 
           La
          tumba, que se encuentra situada en la orilla occidental tebana, casi a
          medio camino entre el Rameseum y el gran recinto de enterramientos de
          Gurnah, ha hecho correr verdaderos r�os de tinta, a prop�sito del
          contraste entre los estilos decorativos de la superficie de la pared
          Nor-Oeste de la Sala principal, y los del resto de la misma. 
           Cyril
          Aldred ha hecho hincapi� en la diferencia decorativa rese�ada para
          argumentar[5][5] su tesis sobre la corregencia
          entre Amen-Hotep III y Amen-Hotep IV, aunque sus razonamientos han
          sido revisados por �l mismo en trabajos posteriores[6][6], no obstante, un examen
          detallado de la decoraci�n del monumento permite elaborar
          conclusiones que, aunque no difieren de los b�sicamente observado por
          Aldred, confirman, a mi criterio, la existencia de la corregencia
          citada, con algunos argumentos mas y a�aden ciertos matices
          especiales no detallados por el insigne egipt�logo ingl�s. 
           Conviene,
          por ello, realizar el citado repaso de la decoraci�n de la tumba,
          para mas tarde elaborar nuestros planteamientos de interpretaci�n[7][7].  
           �
           
           LA
          DECORACI�N PARIETAL. 
           �
           
           Delante
          de la tumba existe una especie de vest�bulo cuadrangular irregular,
          en cuyo muro sur-oeste se ven dos estelas inconclusas[8][8]. Un corredor corto y estrecho,
          la entrada propiamente dicha[9][9], conduce desde el vest�bulo a
          la sala principal, cuyo techo est� soportado por cuatro hileras de
          ocho columnas de capiteles papiriformes cerrados, reemplazadas
          parcialmente por copias. Esta sala desemboca, a su vez, en otra[10][10], cuyo techo est� soportado
          por dos hileras de cuatro columnas del mismo estilo que las
          anteriores, con sus paredes sin decoraci�n y, al final, en otra peque�a
          estancia[11][11] con tres nichos (uno en cada
          pared), tambi�n sin decoraci�n. 
           La
          sala principal de la capilla[12][12], se encuentra decorada en sus
          muros sur, este y oeste, as� como en los dinteles y jambas de entrada
          a la misma y de los de acceso a la llamada c�mara interior, estando,
          por el contrario, sin decorar su muro norte. 
           
           El muro sur de la c�mara principal.- En la pares sur se puede ver el cortejo funerario representado en dos paneles horizontales que describen el entierro y su comitiva en direcci�n este-oeste en una evidente reproducci�n del ritual funerario para toda la eternidad. En el registro superior, y comenzando por el oeste ( a la derechas del espectador), se ve al difunto y a su esposa, adorando a Osiris y a otras divinidades:detr�s, la diosa del Occidente y frente a ella portadores de ofrendas con vestido ritual; 
 �que lleva a la sirga otro cofre m�s reducido, con igual decoraci�n
          que el anterior e igualmente sobre una barca con las dos diosas
          (Neftis e Isis) en sus extremos y todo ello sobre un trineo. 
           Concluye
          este registro superior con la significativa representaci�n de cuatro
          personajes que resultan ser cuatro Jefes de los Profetas de Am�n[13][13], entre los que se encuentra
          al final, y en gesto distinguido del resto, el Cuarto Profeta de Am�n
          S-Mwt[14][14]. Se lee alrededor de la
          cabeza del personaje hm ntr nw IIII n (jmn) s .(m t)
          m c hrw. �el cuarto Profeta de Am�n Sa-Mut Justificado�. 
           Se
          especula con la posibilidad de que Sa-Mut, fuese pariente de Ramose, o
          alternativamente de Yuya, padre de la reina Tiy[15][15]. Se sabe que ostentaba el
          cargo de cuarto Profeta de Am�n en el a�os 20 de Amen-Hotep III y
          lleg� a segundo Profeta de Am�n hac�a el a�o 34, coincidiendo con
          la celebraci�n del segundo jubileo del fara�n. Luego renunciar�a a
          todos sus cargos sacerdotales en el clero de Am�n, ya en tiempos de
          Aj-en-At�n, despu�s de la ruptura del a�o 6 de este rey. En virtud
          de ser el responsable de todas las ceremonias religiosas para todo
          tipo de construcciones en Tebas, pudiera haber dirigido las obras de
          la tumba 
           Seg�n
          Aldred[16][16] habr�a tratado de concluir
          la tumba sin conseguirlo ya que Ramose falleci� en el a�o 30/31 del
          reinado de Amen-Hotep III. Calculando que la construcci�n hubiera
          durado unos dos a�os y que las obras se habr�an iniciado con motivo
          del nombramiento de Ramose como Visir del Sur, esto habr�a acaecido
          en el a�o 28 de Amen-Hotep III, es decir, al inicio de la corregencia
          entre dicho soberano y su hijo. 
           El
          propio Sa-Mut podr�a haber desaparecido tras el segundo Jubileo de
          Amen-Hotep III, en semejante contexto que Ramose unos a�os antes[17][17] 
           Pero
          continuemos el examen de las representaciones de la pared del sur. 
           En
          el registro inferior se describen en la misma direcci�n que en el
          superior (este-oeste) el conjunto de los ritos funerarios del
          enterramiento. En primer t�rmino ( a la derecha del espectador) la
          tumba con el f�retro en pie, conteniendo la momia y un grupo de
          sacerdotes funerarios[18][18]. Despu�s, grupos de pla�ideras
          en pie y arrodilladas, y portadores de ofrendas con plantas de
          papiros; m�s all�, �un
          grupo de mujeres en pie que dirigen sus manos hacia el cofre�
          funerario y un grupo de servidores que transportan el conjunto
          del ajuar del enterramiento de Ramose y ofrendas; otro portador de
          ofrendas cierra el cortejo con m�s plantas de papiros en sus manos. 
           Concluye
          la comitiva del entierro con un grupo de acompa�antes del duelo[19]
          vestidos con ropajes de lino fino, realizando gestos diversos de duelo
          y respeto. 
           
           El Muro Este.- Veamos ahora la decoraci�n de la pared Este. Su mitad sur, recoge una serie de representaciones de importancia en tanto que all� se ve a los invitados al banquete funerario, (algunos de ellos, perfectamente identificados).
 �Siguen delante de los anteriores los padres de Ramose[23],
        primero la madre Ipuia y despu�s Neby, el padre, que ostenta los t�tulos
        de �Jefe de los reba�os de animales de cuernos de Amon� y �Jefe
        de los graneros en la regi�n de (�?) del Norte�. La siguiente pareja
        sentada es la compuesta por Amen-Hotep (hermanastro de Ramose) y su
        esposa May. Amen-Hotep era uno de los funcionarios de mayor rango en la
        corte de Amen-Hotep III; est� representado ostentando el cetro de mando
        hrp y el oro de la recompensa en forma de doble hilera de
        collares wsh alrededor de su cuello. Las relaciones familiares de
        Ramose son de una gran importancia para comprender la propia situaci�n
        del personaje en el contexto hist�rico y social. Amen-Hotep ostentaba
        los cargos de � Gran Mayordomo de la casa del Rey en Menfis�, �
        Director de las fiestas Ptah al-sur-de-su-Muro y de todos los dioses del
        Muro Blanco�, �Jefe de los trabajos en el Templo de Ptha�,
        �Director de los Sacerdotes en el Templo de�
        Sejmet y Escriba Real de los Reclutas� [24]. 
         Se sabe que construy� un templo funerario para su se�or
        Amen-Hotep III en Menfis, cuya ubicaci�n a�n se desconoce[25].
        Su lugar de origen era probablemente el Delta. Era, al parecer, medio
        hermano de Ramose[26], de donde cabe inferir
        que hijo de distinta madre que Ramose, pero del mismo padre[27]. 
         Frente a estas cuatro parejas de invitados, est� sentado
        Ramose y Merit Ptah, su esposa, en acto de celebrar el banquete. A�n
        detr�s de ellos y en la misma actitud, se ve una nueva representaci�n
        de Amen-Hotep, Merit Ptah y May[28] que resalta el favor que
        gozaban cerca de Ramose, dado que su esposa Merit Ptah, era adem�s hija
        de Amen-Hotep y May. 
         El registro superior del banquete funerario[29]
        recoge la representaci�n de m�s invitados delante del difunto, su
        esposa y sus padres. Bajo la silla de Ramose se puede ver el perfil
        destruido de una oca que ha sido objeto de persecuci�n, en tanto que
        este palm�pedo era una de las representaciones zoom�rficas del dios Am�n. 
         Este registro superior se ha conservado una interesant�sima representaci�n de otro personaje de la� �poca: Amen-Hotep hijo de Hapu[30], que desempe�� un importante papel� en el reinado� de Amen-Hotep III. La inscripci�n lo distingue especialmente: � Su colega, el noble pr�ncipe, primer amigo entre los amigos, grande delante de los....., administrador del Sur y del Norte, gobernador de los reclutas de Amen-Hotep, justificado en la necr�polis�[31] . 
 A sus pies, sentada en un escabel se ve a una mujer de
        menor tama�o sin inscripci�n alguna. Detr�s otra vez Amen-Hotep, el
        hermano de Ramose y su esposa May. En esta ocasi�n exhibe el t�tulo de�
        �Gran mayordomo de la Casa del Rey en Menfis�[32].
        Esta representaci�n de ambos personajes junto, delante de Ramose, su
        esposa y padres, todos ellos con el ep�teto de justificados, indica, a
        mi juicio, una importante relaci�n familiar, y por tanto, de influencia
        pol�tica[33] 
         Hay que destacar que la menci�n del ep�teto �Justificado
        en la necr�polis�
        aplicada a Amen-Hotep hijo de Hapu, podr�a ser interpretada como una
        especial manera de enfatizar que, cuando dicha inscripci�n se esculpe,
        el personaje, efectivamente ya ha fallecido y se encuentra en la necr�polis,
        detalle, este, de mucho inter�s para las conclusiones que se expondr�n
        m�s adelante[34]. 
         La mitad norte del citado muro
        este tiene su inicio en el lateral derecho de la jamba[35]
        de la puerta de entrada. En primer t�rmino el difunto vuelto hacia el
        interior de la sala. Ya en el interior, se puede ver a Ramose y a su
        esposa realizando funciones purificadoras, y haciendo ofrendas con m�s
        escenas de portadores y carniceros[36]. Luego, en dos registros,
        se ve a Ramose y a su esposa sentados ante tres muchachas que tocan
        sistros y manejan menats[37], mientras
        que el registro inferior, una estatua que representa al difunto, en
        actitud y con ropajes e insignias de Visir es purificada con
        lustraciones por dos sacerdotes mientras otros cuatro entonan rezos o f�rmulas[38]. 
         A estas escenas siguen en dos
        registros, otras que nos muestran, en el superior, al difunto, a su
        esposa y padres sentados ante mesas de ofrendas, mientras dos hileras de
        sacerdotes preparan los ritos de uni�n con aceites para todos ellos[39],
        de nuevo aparece bajo la silla de Ramose la oca de Am�n martilleada. En
        el registro inferior se cierra la representaci�n del rito funerario con
        la presencia de un� sacerdote
        Sem, que con la lista ritual de ofrendas en las manos entona las f�rmulas
        precisas ante Ramose Merit Ptah, Amen-Hotep y May[40]. 
         
 De alg�n modo en estos muros se
        representan a los amigos y familiares de Ramose y se debe destacar que
        todo el conjunto est� marcado por una serie de signos o datos homog�neos
        que nos hablan claramente de su extracci�n, ideol�gica (si se puede
        manejar este t�rmino) y posicionamiento pol�tico en las Cortes de
        Amen-Hotep III y de su hijo Amen-Hotep IV; cuestiones, todas ellas, que
        se analizar�n m�s adelante. 
         � 
   El Muro oeste.- Por el contrario, el muro oeste de la
        sala, contiene una serie de representaciones�
        que secuencialmente hacen referencia a los cargos pol�ticos y
        funciones desempe�adas por Ramose; pero lo que es m�s a�n, dicho muro
        no describe, sin fechas absolutas, naturalmente, la evoluci�n de los
        acontecimientos hist�ricos acaecidos (representados, los mas antiguos
        en la mitad sur y los mas recientes en la mitad norte), y nos refleja,
        en t�rminos que deben ser interpretados en un contexto�
        m�s amplio, que veremos, la situaci�n y evoluci�n el propio
        Ramose en el desenvolvimiento de la crisis que tiene su origen en la
        subida al trono de Amen-Hotep IV y se desata con el abandono de Tebas
        para� fijar su nueva
        residencia en Ajet-Aten. 
         Veamos ahora el contenido de este muro. Siempre a la izquierda del espectador (en el extremo sur de la pared), se inicia una escena en la que cuatro figuras inacabadas de Ramose (en una especie de representaci�n en movimiento) ofrecen ramos de flores, s�mbolo de la Tr�ada Tebana y del dios Ra-Horajty, al fara�n Amen-Hotep IV sentado en su trono bajo baldaquino en compa��a de la diosa Maat, quien le asegura duraci�n infinita[41]; bajo los pies del fara�n, las nueve naciones, enemigas tradicionales de Egipto. Los Nueve Arcos yacen con sus nombres encerrados entre murallas y maniatados los hombres que las representan. Estos relieves, a�n en un depurado estilo tebano, se encuentran sin finalizar, ya que hemos dicho que las figuras de Ramose est�n inconclusas. Nos recuerdan vivamente a an�logas representaciones del fara�n Amen-Hotep III evocadoras de sus Jubileos, existentes en otras tumbas d la �poca[42], incluso la representaci�n de la diosa Maat detr�s del fara�n viene a confirmar que el marco cronol�gico en el que se concibe y esculpe a Amen-Hotep IV en este caso debe ser de los a�os de celebraci�n del primer jubileo de Amen-Hotep III, en el a�o 30 de su reinado. De no admitir la corregencia de ambos faraones[43], se hace muy extra�a este representaci�n de Amen-Hotep IV, que, tiene escas�simos paralelos conocidos en la iconograf�a de su reinado[44] . �Estamos, pues,
        viendo a Ramose rindiendo pleites�a a Amen-Hotep IV o haciendo al padre
        de �ste convertido a �ltima hora en el nuevo fara�n, de acuerdo con
        las instrucciones dadas al acometer el remate final de la obra? 
         Seg�n nuestro
        criterio, este relieve deber�a haber representado a Amen-Hotep III en
        su primera fiesta jubilar del a�o 30, pero por razones que ignoramos,
        no fue as�; no obstante, este detalle nos informa de un acontecimiento
        de importancia en la corte que propicia el inicio del cambio pol�tico y
        religioso de la crisis amarniense; dicho acontecimiento suceder�
        alrededor del a�os 31 de Amen-Hotep III. Como es sabido se fecha en
        dicho momento la muerte de Amen-Hotep hijo de Hapu[45],
        el influyente personaje, que controlaba gran poder cerca del fara�n
        Amen-Hotep III, constituy�ndose un claro defensor del partido de Am�n
        frente a las nuevas presiones de los personajes que apoyan un cambio de
        rumbo pol�tico y religioso a la sombra del joven Amen-Hotep IV[46]. 
         La decoraci�n de la
        pared nos sigue informando: tras esta representaci�n se abre en el muro
        la puerta que da acceso a la c�mara interior anepigr�fica. En el
        dintel se ve al difunto[47]
        adorando dos de los nombres de un fara�n �o quiz�s de dos?. Se trata
        del Horus Nub y de Nebti, separados por el disco solar. La
        escena se repite a ambos lados del disco. Dado el estado de destrucci�n
        de la escena no se puede saber con certeza si con los nombre de
        Amen-Hotep III y Amen-Hotep IV o de solo uno de ellos ( Figura 6). En
        las jambas, hay restos de textos con el difunto en atuendo de�
        Visir, sentado debajo. En el lateral izquierdo, Ramose y su
        esposa mirando al interior de la sala entonando de nuevo un himno a Ra,
        mientras que en el lateral derecho, el difunto est� representado con el
        bast�n de autoridad mirando hacia la salida; completa la escena un
        texto autobiogr�fico y un himno a los dioses del mundo subterr�neo. 
         Esta decoraci�n es
        la �ltima de la sala realizada en el estilo cl�sico que domina en el
        reinado de Amen-Hotep III �Quiz�s estar�a previsto ejecutar en la c�mara
        interior que no se pudo acabar, otras representaciones mas
        espectaculares de Amen-Hotep III como fara�n reinante?. Es obvio que,
        fueran cuales fueren los planes del dise�o de la decoraci�n�
        del resto de las salas de la tumba, al otro lado de la puerta,
        siguiendo el muro oeste que estamos analizando, surge la ruptura estil�stica
        y se nos revela otro nuevo acontecimiento hist�rico: Aje-en-Aten (a�n
        Amen-Hotep IV en esta tumba)[48]
        en la ventana de las apariciones del Gem (t) Pa Iten de Karnak con� Nefertity y
        el disco solar con los rayos que terminan en manos. Se trata de una
        genuina representaci�n del llamado �periodo tebano� de�
        Aje-en-At�n en la que toma parte activa Ramose. 
         Estas representaciones, que siguen el otro lado, recogen en primer t�rmino, como ya se ha dicho, una escena principal[49] que nos muestra a Men-Hotep Iv y Nefertity, con sus oficiales y damas de la corte tras ellos, asomados a la ventana de las apariciones bajo los rayos del disco Aten, en acto de recibir la pleites�a y reverencia de Ramose. Nuestro personaje est� representado con el atav�o e Visir, en una especie de movimientos descompuestos; primero de pie, luego arrodillado con los brazos en acto de adoraci�n, y mas tarde, en actitud de besar el suelo ante su se�or[50]. Toda la escena se encuentra ya dise�ada con el nuevo estilo can�nico heterodoxo, que se dar� en llamar de modo no demasiado exacto �amarniense�. Resulta chocante la novedosa dolicocefalia de Ramose y el propio contenido del texto que le acompa�a en tal actitud[51] que, como ser� habitual durante el reinado del hereje consiste en una salmodia en la que se repiten sin cesar los mismos temas (v�ase la comparaci�n del 
 De nuevo la decoraci�n
        nos se�ala un acontecimiento en la historia del personaje y su entorno.
        El simple homenaje de la escena del otro lado de la puerta, se ha
        convertido, en este caso, en un forzado acto de sometimiento sin
        limitaciones en el nuevo estilo impuesto por el joven soberano y las
        gentes� de su partido. 
         Estas escenas deben
        haberse esculpido y dibujado a finales del a�o 30 de Amen-Hotep III,
        (equivalente� al a�o 3 de
        Amen-Hotep IV, quien, tambi�n, debi� celebrar dicho a�os una extra�a
        y an�mala Fiesta Jubilar para el dios Aten en su templo de Karnak. (A
        esta celebraci�n podr�a hacer referencia dicha escena)[53]. 
         El siguiente
        registro[54] representa en el mismo
        estilo, y ya, en mero dibujo de contorno, a Ramose recibiendo del fara�n
        Amen-Hotep IV, el oro de la recompensa por su fidelidad; Ramose es
        reverenciado por oficiales de la corte y saludado y aclamado por
        diversos representantes de pueblos extranjeros (libios, asi�ticos,
        africanos). El �ltimo tramo decorado de la tumba muestra a Ramose
        entregando a diversos personajes con cabeza rapada, quiz�s sacerdotes,
        ramos de flores con probable significado de ofrenda religiosa. 
         La pared norte de la
        sala carece de decoraci�n como resultado de un hecho que se ve con
        claridad� desde el
        principio: la tumba est� inconclusa, o mejor, terminada r�pidamente en
        lo esencial para recibir precipitadamente a su due�o en el a�o 31 de
        Amen-Hotep III[55]. 
         � 
         EL CONTEXTO HIST�RICO DE RAMOSE:
        Interpretaci�n de su papel en la crisis del Imperio. 
         
         Ramose vivi�
        durante el reinado de Men-Hotep III (1364-1346 a.C)[56]
        en las postrimer�as de las dinast�a XVIII. Ya hemos visto m�s arriba
        que sus padres ser�an presumiblemente Neby e Ipuia[57]quienes
        ostentaban condici�n de personajes nobles procedentes del norte, donde
        Neby ejerc�a cargos de importancia[58]
        con relaci�n con los ganados de Am�n y los graneros reales. 
         Ramose ser�an tambi�n
        originario del Bajo Egipto, hip�tesis muy veros�mil dado que sus
        padres proceder�an de dicha regi�n y como hemos visto al describir la
        tumba, su hermanastro Amen-Hotep era�
        un alto cargo e la Administraci�n Real en Menfis[59].
        Adem�s, otro familiar representado en el mismo lugar, Amen-Hotep hijo
        de Hapu, era originario tambi�n de Athribis en el Delta[60] 
         Si admitimos que la
        medida de vida para varones en esta �poca rondaba los 30 a�os[61]
        en Egipto, ser�a f�cil aceptar que Ramose podr�a� haber nacido en las postrimer�as del reinado de Thutmosis
        IV.  
         De su carrera
        administrativa no sabemos demasiado, aparte la enumeraci�n de sus t�tulos
        en diversos lugares de la tumba[62]
        que nos lo representa� entre
        otras cosas como Alcalde de Tebas, Visir, Depositario del sello del Rey
        del Norte. Inspector de las faldas�
        sendyit, Jefes de las obras de los Grandes Monumentos,
        Jefe de los Divinos profetas del Alto y Bajo Egipto, Profeta de Maat.  
         En cualquier caso no
        estamos en disposici�n� de
        concluir cuando asumi� estos cargos o si todos o�
        alguno de ellos pudieran haberle sido otorgados en tanto que
        Visir del Sur[63]. 
         Lo que si podemos
        deducir es que con la asunci�n de los cargos a que se refieren dichos t�tulos,
        nuestros personaje ten�a un muy marcado relieve en la corte, estando en
        sus manos alguno de los resortes de poder, tales como la supervisi�n o
        Jefatura de todos los templos y los cleros en Egipto y la supervisi�n
        de las grandes obras del fara�n, aparte, naturalmente, del important�simo
        papel desempe�ado por el Visir del Sur en estos momentos[64],
        que supon�a, de hecho,� ser
        una especie de primer ministro del fara�n en el Alto Egipto. 
         Para determinar la
        fecha en que Ramose ocupa el cargo de Visir del sur, hay que tener en
        cuenta que, presumiblemente, sucedi� en el mismo a Ptahmose[65]
        Sumo sacerdote de Am�n, del que sabemos que ostentaba el Visirato del
        Sur antes del a�o 30 de Amen-Hotep III[66].
        Este hombre podr�a haber sido hijo del Visir del Sur Thutmosis, que lo
        fue durante los reinados de Mane-Hotep II y Thutmosis IV. Con sus
        ascenso al visirato, Ptahmose recogi� en sus manos los dos cargos mas
        importantes de los �mbitos religiosos (Sumo Sacerdote de Am�n) y en lo
        pol�tico (Visir del Sur), lo que no acaec�a desde los tiempos de la
        reina Hatshepsut con su visir Hapu-Seneb. Esto supondr�a un claro
        avance del partido de Am�n en el control pol�tico de Egipto despu�s
        de un deliberado alejamiento del poder respecto al clero, llevado a cabo
        por los sucesores de Hatshepsut. 
         Resulta, pues, muy
        veros�mil que, hacia el a�o 28 de Amen-Hotep III[67],
        Ptahmose fuera depuesto o retirado de su cargo, para dar acceso al poder
        a otro hombre m�s al gusto de los nuevos tiempos y personal del
        palacio, es decir, de Amenh-Hotep IV corregente. Este hombre fue Ramose.
        La elecci�n pudo haber sido guiada o sugerida por su pariente
        Amen-Hotep hijo de Hapu. Era, este, persona de confianza de Amen-Hotep
        III[68]
        y defensor de su rey frente a las presiones del clero de Am�n. Al mismo
        tiempo, era hombre de fidelidad al dios din�stico[69]
        frente a las manipulaciones pol�ticas en contra del clero de Am�n,
        llevadas a cabo por el grupo familiar de palacio, es decir, por Tiy,
        esposa del fara�n, su hijo Amen-Hotep IV y los parientes y amigos de
        aquellos[70]. 
         Con este
        nombramiento se separan los poderes civiles y religiosos, aunque se
        otorga a Ramose el importante cargo de Jefe de los Divinos Profetas del
        Alto y Bajo Egipto, que antes detentaron habitualmente los Sumos
        Sacerdotes de Am�n[71].
        Esto supon�a el ejercicio de la m�xima autoridad sobre todos los
        cleros y los templo de Egipto, lo cual significaba, sin duda, que Ramose
        estaba llamado a cumplir las consignas de la Casa Real frente al clero
        de Am�n. 
         Sin embargo, Ramose
        era un hombre que, ya sea por sus propias convicciones, ya sea por
        necesidades de realidad pol�tica, se encontraba situado, sin duda, bajo
        el patrocinio o la sombra del dios Am�n. 
         Esta aparente
        contradicci�n, es perfectamente coherente con la profunda devoci�n que
        profesaba a esa deidad su protector y familiar, Amen-Hotep Hijo de Hapu.
        Este extremo queda patente en la tumba de Ramose con la presencia
        (mutilada por la persecuci�n de los seguidores de At�n) de la oca
        sagrada bajo la silla de Ramose en dos lugares distintos[72]. 
         Entre los datos que nos informan de los acontecimientos de los a�os 29 y 30 de Amen-Hotep III, tenemos, en primer t�rmino, la certeza de que Amen-Hotep hijo de Hapu estaba vivo en esa �poca, tal como nos lo parece demostrar la estatua M.C. n� 4212, llamada de los ochenta a�os de dicho personaje[73], �ltimo monumento conocido que pueda ser atribuido a Amen-Hotep hijo de Hapu, a�n vivo[74], en segundo t�rmino, la celebraci�n del primer Jubileo del fara�n, presumiblemente organizado por Amen-Hotep hijo de Hapu, y en el que participa activamente Ramose, quien sabemos, ofrece jarras de cerveza a su soberano con dicho motivo, fechadas en el a�o 30 del reinado[75]. Aldred, mantiene, aunque no se sabe con qu� fundamento, que particip� en las ceremonias de inauguraci�n del templo de Amen-Hotep III en Soleb, con motivo, igualmente, de dicho jubileo. Esta intervenci�n ser�a compartida con Amen-Hotep hijo de Hapu[76], en lugar del visir Amen-Hotep con quien, Aldred creemos confunde. 
         De hecho, a partir del a�o 30 de Amen-Hotep III, despu�s del primer
        Jubileo del rey, no se vuelve a� saber
        nada de ninguno de los dos personajes. 
         Para el a�o 31 de Amen-Hotep III tenemos un decisivo e importante documento, la estela n� 138 del British Museum, en la que se constituye la fundaci�n del templo funerario de Amen-Hotep hijo de Hapu,� ya muerto, y en la que figura como Visir del Sur Amen-Hotep, quien seg�n este documento habr�a sustituido a Ramose �tambi�n muerto ya? En el cargo. 
         Por su importancia, haremos menci�n de algunas de las principales consideraciones que acerca de esta estela hace Alexandre Varille en su obra �Inscriptions Concernants L�architecte Amenhotep fils de Hapu� I.F.A.O. 1968. 
         Se trata de un texto hier�tico que por su epigraf�a y otra caracter�sticas es datado de com�n acuerdo entre diversos autores en la dinast�a XXI, aunque seg�n Varille[77] se ha compuesto el texto �utilizando documentos antiguos�. 
         De otra parte, se data la reuni�n de los funcionarios encargados de la
        fundaci�n funeraria para Amen-Hotep hijo de Hapu, en el a�o 31, cuarto
        mes de la inundaci�n, sexto d�a, fecha �correspondiente a su muerte
        o muy cercana a ella.[78]� 
         De este modo podemos deducir con
        cierta posibilidad de verosimilitud que la fecha de la muerte de este
        importante hombre habr�a acaecido en los a�os 30 al 31 de Amen-Hotep
        III, equivalentes a los a�os 3 al 4 de Amen-Hotep IV, de tal modo, al
        no estar presente Ramose en el acto de otorgarse el decreto de la
        fundaci�n, hay que convenir que, desaparecido Amen-Hotep hijo de Hapu,
        desaparecido �l tambi�n.[79] 
         Esta estela otorga adem�s, a mi juicio, otro de los datos a a�adir a
        los muchos, ya considerados por multitud de autores, acerca de la
        existencia de la corregencia entre Amen-Hotep III y su hijo Amen-Hotep
        IV. 
         En efecto, el principal funcionario en presencia de quien se lee el
        decreto, es el visir Amen-Hotep, conocido por diversos monumentos[80]
        y al que una inscripci�n en Gebel Silsileh[81]
        le reconoce ejerciendo el cargo en el a�os 35 de Amen-Hotep III. Pero
        Varille traduce los t�tulos de la inscripci�n jerogl�fica� de la estela[82]
        como �El visir...� cuando en puridad podr�a traducirse como �el
        gobernante de Tebas, el visir...�, lo que equivaldr�a a visir del sur
        (id�ntica titulatura utilizada por Ramose ha sido traducida de este
        modo). 
         As� pues, es factible que a Ramose�
        pudiera sucederle, a partir del a�os 31, como Visir del Sur,
        Amen-Hotep en Tebas, la corte de Amen-Hotep III; en tanto que en
        Ajet-Aten, figurar�a como Visir del Sur, Najt[83].
        Todo ello es un indicio m�s que razonable de la existencia de �dos cortes paralelas� en Egipto en aquel momento. 
         Este argumento se podr�a reforzar con el hecho de que no hay noticia
        alguna de Ramose en Ajet-Aten [84]y
        de admitir que nuestro Ramose fuese el propietario de la tumba del mismo
        nombre en el Amarna[85], habr�a un lapso de, al
        menos cuatro o cinco a�os durante los cuales nada se sabr�a de �l,
        apareciendo posteriormente en Ajet-Aten con cargos distintos, puesto que
        para nada consta el del Visir del Sur unido a la persona de este otro
        personaje, que adem�s, tiene distintos padres y esposa. 
         En cuanto a la creencias religiosas manifestadas por Ramose en su tumba,
        cabe decir que,� desde
        luego, era un hombre del �antiguo r�gimen�. Es decir, devoto de Am�n,
        dios que normalmente no es representado en las tumbas, pero cuya
        presencia en �sta, es evidente de manera�
        cr�ptica[86],
        haciendo honor al significado de su nombre (el oculto). De este modo se
        pone de manifiesto a qui�n sirve Ramose por encima de cualquier otra
        fidelidad aparente. Tambi�n acredita fidelidad al culto solar en boga
        desde el reinado de Amen-Hotep IV, y que tanto predicamento obtuvo por
        parte de Amen-Hotep III. En el muro noreste de la sala principal, se ve
        un detalle que confirma este� aserto,
        la estatua purificada del difunto lleva ante s� la inscripci�n
        �honrado delante de Ra�[87]. 
         Los dioses funerarios son los habituales en este periodo (Osiris, Isis,
        Neftis, Hat-Hot.... como soberana de Occidente y los dioses y los genios
        del mundo subterr�neo). Por tanto el ritual osiriano de la�
        resurrecci�n est� presente en este tumba de modo incontestable
        y, evidentemente, ajeno a la reforma de la religi�n funeraria que traer�a
        consigo el cisma amarniense. 
         Estos criterios tienen su apoyo en otra observaci�n interesante: la
        representaci�n del disco At�n en la mitad del norte del muro oeste de
        la sala, no trae consigo ning�n acto de adoraci�n de Ramose a la vista
        del contenido de los textos existentes en dicho lugar[88],�
        sino de �simple acercamiento� a una nueva verdad que,
        aparentemente, nuestro personaje no comprende ni comparte en el fondo de
        su conciencia. 
         S� se declara adorador de Maat. Conforme consta en la mitad sur del
        mismo muro norte e incluso hace contar el t�tulo de hm ntr Maat, normalmente unido al ejercicio de las
        funciones judiciales que, por otra parte, son inherentes al visirato.
        Pero esta advocaci�n es com�n a los allegados a Amen-Hotep III[89].
        El propio rey, tiene presente este concepto c�smico divinizado en dos
        de sus cinco nombres. Sabemos adem�s, que el t�tulo de Maat, como pr�ctica
        de una especie de �moral p�blica� recomendada desde palacio a todos
        los altos cargos de la administraci�n, es una caracter�stica del
        reinado de Amen-Hotep III. Tema que por otra parte, merecer�a un
        estudio especial. 
         En esta definida y clara posici�n de Ramose, dentro de la ortodoxia
        religiosa, la que pudo haber propiciado su cese en el cargo de Visir del
        sur, dicha circunstancia, sin duda, provoc� la violaci�n de su capilla
        en la primera persecuci�n llevada a cabo por los partidarios de At�n[90],
        que borraron los nombres� de
        Am�n y Mut, all� donde los encontraron, aunque sin da�ar
        aparentemente las im�genes del difunto o las de sus familiares y
        amigos. 
         La otra persecuci�n que se constata en la tumba pertenece, muy
        probablemente , a ala �damnatio memoriae� de Aj-en-At�n y sus
        ideas, llevadas a cabo en �poca ramesida. 
         Ambas persecuciones nos revelan la posici�n de Ramose y sus allegados
        en el contexto de la crisis. Ninguno de ellos sufri� da�o en sus im�genes
        en ninguna de las dos ocasiones. Solo los nombres de los dioses[91]
        y las im�genes del fara�n Amen-Hotep IV y Nefertity en actitud
        heterodoxa, son v�ctimas sucesivamente, de diferentes acciones de
        supresi�n ritual. 
         Todo ellos parece indicar que, en la primera persecuci�n de Am�n por
        los partidarios de At�n, fechada alrededor del a�o 6 de Aj-en-At�n,
        exist�a una cierta protecci�n sobre Ramose y sus parientes. Esto
        probar�a que Amen-Hotep III, a�n vivo y reinante, habr�a impedido la
        supresi�n total de la memoria de todos ellos. 
         De igual modo la �poca ramesida, la concepci�n de que Ramose y sus
        familiares no estuvieron decididamente al lado de Aj-en-At�n, les habr�a
        salvado de la implacable persecuci�n llevada a cabo en todo lo que
        pudiera estar contaminado de la herej�a. 
         Queda por analizar el por qu� de la in conclusi�n de la tumba. Hemos
        visto m�s arriba, que las� decoraciones
        no finalizadas son las representaciones del muro oeste de las que, unas
        est�n esculpidas, y otras, s�lo dibujadas en sus contornos en la labor
        previa al paso de los escultores. En el muro Sur, el �nico pintado de
        toda la tumba, parte de la representaci�n est� en relieve y parte s�lo
        pintada en tanto que el resto de los relieves nunca recibieron m�s
        pintura que los trazos de los ojos y cejas de algunos de los personajes
        representados y alg�n otro detalle de su vestimenta. 
         Recordaremos que el resto de la tumba est�n sin ning�n tipo de
        decoraci�n. 
         Resulta evidente que la raz�n espec�fica de la no conclusi�n de la
        decoraci�n pudo ser el corto plazo de mandato de Ramose. Ya hemos dicho
        que se har�a construir este tumba con motivo de su ascenso al visirato,
        lo que debi� acaecer en el a�os 28 de Amen-Hotep III; tambi�n hemos
        visto que despu�s del a�o 30 del mismo fara�n no vuelve a saberse
        nada de la vicisitudes de nuestro personaje, pudiendo deducir por las
        razones expuestas en su momento, que esto supondr�a la desaparici�n,
        probablemente f�sica. 
         Un an�lisis del estado de la decoraci�n conduce a estas conclusiones: 
         1.- El esculpido de los relieves se realiza todo �l antes del a�o 30
        de Amen-Hotep III, coincidiendo con los preparativos de la celebraci�n
        del Primer Jubileo del rey[92]. 
         2.- En los primeros meses del a�o 31 de Amen-Hotep III, se modifica el
        destino final� de la
        representaci�n del personaje real de la mitad sur del muero oeste y se
        realizan los acelerados dise�os en estilo heterodoxo de la mitad norte
        del mismo muro. 
         3.- Antes del cuarto mes de la inundaci�n de dicho a�o 31 de
        Amen-Hotep III, fallecer�a Ramose y habr�a que�
        concluir en pintura la mitad este del muro sur, que describe el
        cortejo funerario y el entierro, escenas esenciales para la
        supervivencia del difunto. Igualmente se dibujar�an en �ste momento
        los ojos y cejas del resto de los personajes en los relieves ortodoxos,
        y se concluir�an algunos otros detalles como la inscripci�n jerogl�fica
        referida a la figura de Amen-Hotep hijo de Hapu, en el registro superior
        de la mitad sur del muro este de la sala, dicho personaje ya estar�a
        sepultado en la necr�polis en ese momento. 
         4.- El hecho de que las representaciones del muro sur se hayan concluido
        solo en pintura, cuando algo m�s de su mitad est�n en relieve, adem�s
        de pintadas, es una prueba evidente de que Ramose debi� ser enterrado
        en su tumba, o al menos de que �sta fue preparada para recibirle. De no
        haber sido as�, hoy s�lo se conservar�a la parte realizada en
        relieve, sin pintura e inconclusas, y el resto de las escenas en
        esquema, como sucede en el muro oeste. 
         5.- Es pues� muy� probable que a finales del citado a�o 30, se estuviera trabajando por los escultores en la pared sur, cuando inopinadamente se recibi� la orden de abandonar dicho trabajo para concluir el muro oeste; quiz�s como consecuencia de un cambio importante en el palacio real; esta fecha podr�a coincidir con el a�os � de Amen-Hotep IV, y el acontecimiento podr�a ser el inicio del cisma atoniano, con la fundaci�n de las fronteras de la ciudad de Ajet-Aten (v�ase la estela del a�o 4 de Amen-Hotep IV en el Amarna). 
 
         Muerto Ramose, se abandon� la decoraci�n del muro oeste en el estado
        en que se encontraba, y se volvi� precipitadamente, durante 70 d�as
        que duraban normalmente los funerales, a concluir la del muro sur en los
        t�rminos explicados m�s arriba. 
         6.- Como consecuencia b�sica de todo lo expuesto, parece evidente la
        existencia de la corregencia entre Amen-Hotep III y Amen-Hotep IV,
        puesto que la tumba recoge como se ha visto, alusiones a los dos
        faraones reinantes, y su admisi�n impondr�a, en sentido contrario,
        reducir el reinado� de
        Amen-Hotep III a una duraci�n de 31 a�os como m�ximo, lo cual est�
        contestado por numerosos datos arqueol�gicos e hist�ricos. 
         7.- Una vez enterrado Ramose, al cumplirse el segundo Jubileo de
        Amen-Hotep III en su a�os 33/34, se produjo la apertura y violaci�n de
        la tumba, por los partidarios de At�n, al objeto de martillear los
        nombre y s�mbolos de los dioses de la tr�ada tebana. Esto acaecer�a
        alrededor de los a�os 6/7 de Aj-en-Aton, momento en el que se supone
        estall� una crisis insuperable entre el monarca her�tico y el clero de
        Am�n. 
         En conclusi�n, se puede afirmar que la tumba n� 55 de Sheik Abd el
        Gurnah, nos ha dejado s�lidas constancias del momento de crisis m�s
        importante del Imperio Nuevo, a partir del cual la historia del Egipto
        fara�nico, hizo una inflexi�n que iniciar�a el declive de su
        civilizaci�n. 
         El hallazgo de nuevos restos de la �poca en las distintas excavaciones
        y trabajos que se est�n llevando a cabo actualmente y la publicaci�n
        definitiva de lo que a�n est� pendiente de comunicarse a la luz p�blica
        , aclarar�n m�s los acontecimientos acaecidos en esta �poca de tan
        grande inter�s para la historia de Egipto. 
         Por lo que hace a este peque�o trabajo, fruto de mis reflexiones, tan
        solo ha tenido como finalidad expresar en p�blico lo que ha sido objeto
        de consideraciones privadas en mis repetidas vistas al monumento[93]. 
         
 
 [2][2]�
          C. Aldred, op.cit., 177-178.  
           [3][3] Se encontr� su tumba en Dra-Abu-el Naga. Aparentemente del mismo estilo que la de Ramose. Hoy se ha perdido su localizaci�n. [4][4] Diecis�is en total, sin duda personajes de la administraci�n, familiares y amigos del difunto, cuyos nombres no nos han llegado, pero entre los cuales podr�an estar Jeruef, Jaemhat. Amen-en-hat Surero y otros de la �poca, que ostentaron cargos en la corte de Amen-Hotep III y no consta� hayan seguido a Aj-.en-Aton a El Amarna. [5][5] Ver JEA 45, 1959, 19-33 y JNES XVIII, 1959, 116-120. [6][6]
          C.Aldred, Akhenaten, Pharaon of Egypt. A new estudy, 1968; Akhenaten,
          King of Egypt, 1988.  
           [7][7]
          Para este fin seguiremos la numeraci�n convencional utilizada por
          Porter y Moss, op. Cit.,
          tomo I, parte I, 105-111.  
           [8][8] Porter y Moss, op.cit., (1), 105. [9][9] Porter y Moss, op.cit., (2), 107. [10][10] Sin numeraci�n en Porter y Moss. [11][11] Lo que ser�a el santuario. [12][12] La sala del sarc�fago o pozo funerario, se encuentra ubicada a 17 metros de profundidad y se accede a ellas desde una puerta existente en el �ngulo sur-oeste de la Sala principal, a trav�s de un largo corredor subterr�neo. [13][13] Primero, Segundo, Tercero y Cuarto Profetas de Amon; Ver G. Lefebvre, Historie des Grands Pr�tres d�Am�n de Karnak.... Paris, 1929, 22. [14][14] As� ha leido el nombre C.Aldred, op.cit., 1988, 176. 15 Ver� nota 21 en C. Aldred, op. cit. 1968, 162. Llama Aldred la atenci�n acerca del hecho de que en la persecuci�n atoniana se haya da�ado el nombre de la diosa Mut, esposa de Am�n, sin da�ar para nada la imagen de Sa-Mut, prueba �sta, de protecci�n por parte de alguien importante hacia el personaje. [15][1]�
          Stuart�s
          Tomb, Porter y Moss, Topographical Bibliography, tomo I; parte
          I, private tombs.  
           [16][2]�
          C. Aldred, Akhenaten, Londres, 1968, 57.  
           [17][3] N.de G. Davies. The Tomb of the Vizier Ramose. Londres 1941. [18][4] Hecha excepci�n de los relieves existentes en forma de graffiti en roca de Konosso y en la isla de Biga, adorando a los nombres de Amen-Hotep III. C. Aldred, op. Cit., 109; el relieve del Templo de Amen-Hotep III en Soleb. Ver infra nota 76, los conos funerarios del Metropolitan Museum de Nueva York y de la colecci�n Petrie, cf. Macadam Davies, H�beas, n�meros 132-133 y el torso de estatua del Museo de Bremen (B.617). [19]� Diecis�is en total, sin duda personajes de la administraci�n, familiares y amigos del difunto, cuyos nombres no nos han llegado, pero entre los cuales podr�an estar Jeruef, Jaemhat, Amenenhat Surero y otros de la �poca, que ostentaron cargos en la corte de Amen-Hotep III y no consta hayan seguido a Aj-en-Aton a el Amarna. [20] Porte y Moss, op.cit., (2( y (3), I, 107. Ver infra.nota 92. [21] Se trata por tanto de un acto de adoraci�n y ofrendas al dios Ra. [22] Porter y Moss, op.cit., (4), I y II, 107. [23] Respecto a la paternidad
          de Ramose, hay contradicciones entre los autores. D.B.Redford mantiene
          que Ramose es hijo de un tal Imhotep, que lleva los mismos t�tulos
          que Neby. Ver
          D.Redford, Akhenaten, The Heretic King. Toronto, 1984, 49. 
           [24] T�tulos existentes en un piramid�n del Museo de Leyde, W.Helck, Urkunden der 18 Dynastie (Urk.IV) 1955, 1811-1812. Ver tambi�n Davies, op.cit.,44. [25] Ver inscripci�n de una estatua de cuarcita. Texto en W.Helck,op. Cit., 1955, 1794-1798. [26] Porter y Moss, op. Cit (4) II, 107. [27] Ver D.Redford op. cit. 1984. En sentido contrario ver Davies, op.cit., 2, donde se indica que el padre de Amen-Hotep era un tal Heby. [28] Porter y Moss, op.cit., (4) II,107. Textos en W Helck, op. Cit., 1955, 1783-1788. [29] Porter y Moss, op.cit., (4) II,107 [30]�
          Ver A.Varille, Inscriptions Concernants L�Architecte
          Amenhotep, Fils de Hapou, IFAO XLIV, 1968, 121-123 y laminas XII. 
           [31] A.Varille, op.cit.,
          Traducci�n del Texto n� 56, 123. No comparto exactamente el sentido
          de la palabra sn como �colega�, sino mas bien como
          �hermano� aunque sea en sentido familiar gen�rico. W.B.,
          IV 150, 3.I. 
           [32] N.Davies., op.cit., l�mina IX. [33] El que Ramose estuviera vinculado a hombres como Amen-Hotep, el Gran Mayordomo Real de Menfis o a Amen-Hotep, hijo e Hapu, no ser�a ajeno a su encumbramiento como Visir del Sur. [34] De hecho los dem�s personajes de la tumba, tan solo llevan la expresi�n m � hrw � ma� hrw hr ntr c . [35] Porter y Moss, op.cit., (2) 107. [36] Porter y Moss, op.cit., (8), 109. [37]
          Porter y Moss, op.cit., (9) I,109 
           [38] Porter y Moss, op.cit., (9) II,109 [39]
          Porter y Moss, op.cit., (10) I,109 
           [40] Porter y Moss, op.cit.,
          (10)II,109 
           [41] Porter y Moss, op.cit., (7) ,109 [42] Por ejemplo la existentes en el muro oeste de la primera c�mara de la tumba n� 57 de Gurnah perteneciente a Jaemhat, Porter y Moss, op.cit., (II) y (15), 115-116 y la del muro oeste del patio d la tumba n� 192 en Asssif de Jeruef, (porter y Moss, op. Cit., (8), 299. [43] Con inicio aproximado en
          el a�o 28 de Amen-Hotep III y con t�rmino en el a�o 11/12 de
          Aj-en-Aton. Ver
          C.Aldred, op. cit., 112. 
           [44] Ver relieve del a�o 1 (Louvre E.13482) en R.Hari, New Kingdon Amarna Period, Iconography of Religions XVI, Leiden 1985, lamina III: a 20. Ver tumba de Jeruef, dintel de entrada. Porter y Mosse, op, cit., (2) 298, y bloque del templo de Aten en Karnak del Museo de Berl�n n� 2072. [45]� Ver Robichon y Varille Le temple du Scribe Royal Amenhotep fils de Hapou, 1936,tomo I, 1-17 y Roeder Urkunden zur Religi�n des Alten Agypten, 1915, 174-176, en relaci�n con la estela B.M.n�138. [46] Ver �estatua de la fidelidad� de Amon en Varille, op., 15-17. [47] Porter y Moss, op.cit., (14),111. [48] Se piensa que utiliz� e nombre de Amen-Hotep IV hasta el a�os 6 de su reinado. Un papiro encontrado en Abu Ghurab fechado en el a�o 5, es el �ltimo documento conocido en el que a�n usa ese nombre. [49] Porter y Moss, op.cit., (13) ,110. [50]� Ver N.Davies, op.cit., l�mina XXXIV. [51] �El noble, amigo �nico, gobernador de Tebas y Visir (del sur) Ramose orando al buen dios y haciendo homenaje al Se�or de las Dos Tierras...� Ver texto en N-Davies, op. Cit., 34-35 y W Helck, op.cit., 1955, 1781 ss. [52] Tan solo se han respetado los cartuchos donde consta el nombre e Amen-Hotep. [53] Sobre el Jubileo de Aten, ver C.Aldred, op.cit., 1988, 264. [54] Porter y Moss, op.cit., (12), 110. [55] Seg�n esta tesis, la tumba se empezar�a a construir en el a�o 28 de Amen-Hotep III; a finales del a�os 30 se comenzar�a a esculpir y dibujar las representaciones heterodoxas dl muro oeste, en su mitad norte, y el a�o31 se enterrar�a a Ramose quedando la tumba sin concluir. [56] Seg�n los �ltimos ajustes cronol�gicos adoptados por C. Aldred, op.cit 1988, 9-11 [57] Porter y Moss, op.cit., 105. [58] Porter y Moss, op.cit., 105. [59]
          Porter y Moss, op.cit.,(4) I,107. 
           [60]� A.Varille, op.cit., 1968, 126. [61] Trabajos de la
          Universidad de Michigan y de Alejandr�a. C.Aldred, op.cit., 145. 
           [62] Fundamentalmente en el lateral derecho de la jamba de la entrada a la capilla interior (Porter y Moss, op.cit., (14) y en el lienzo sur-oeste de la capilla principal Porter y Moss, op.cit.,(7)- Ver textos en Sandman, Text of the Time of Akhenaten, 1938, CXXV y CXXVI, 137-138. Ver tambi�n Davies, op. Cit., 42-43. [63]� Sabemos que en �sta �poca del Imperio Nuevo, el cargo de �Alcalde o Gobernador de Tebas� va unido normalmente a la condici�n de Visir del Sur. [64]
          Ver G.P.F van der Boorn, The Duties of the Vizier (Civil administation
          in the Early New Kingdon), 1988, 315 y ss. 
           [65] Ver ushebti del Museo de El Cairo CG 48406, Porter y Moss.op.cit., V, 60-61 y estela n�88 del Museo de Lyon, A. Varille, BIFAO 30, 1930, 497-507. [66] Ver Lefebvre op.cit., 1929,101. Sucede a Meriptah en el sumo sacerdocio de Am�n despu�s del a�o 20 de Amen-Hotep III. C. Laloutte, Thebes ou la naissance d�un empire, 1986, 443. [67] En este momento es cuando
          seg�n todos los indicios se iniciar�a la construcci�n de la tumba. C.
          Aldred, op.cit., 112. 
           [68] Ver inscripci�n de la estatua n� 583 del Museo de El Cairo en A. Varille, op. Cit., 35 ss. [69] Ver inscripci�n de la estatua n� 44861 del Museo de El Cairo en A. Varille, op.cit., Texto n�12, 31 [70] Tiy, sus hermanos Ay y Aane,Nefertity, etc... [71] Ver G. Lefebvre, op.cit., 1929, 278. [72] Justamente en los dos lugares donde Ramose recibe ofrendas funerarias, ver supra descripci�n de relieves de los muros norte y sur de la pared este de la sala o capilla. Adem�s de las numerosas menciones del nombre de Am�n-Ra en otras paredes de la tumba. [73] Estatua n� 42127 del Museo de El Cairo. [74] A. Varille, op.cit., 141, da los argumentos en base a los cuales dicho monumento no puede ser considerado una obra p�stuma [75]
          C.Aldred, op.cit., 110. 
           [76] A.Varille, op.cit., 61-3, seg�n los dibujos de Lepsius en Denkm�ler, Abth III, l�mina 83, b y c. [77] Op.cit., 1968, 82 [78] Op.cit., 1968, 82. [79] Tambi�n parece haber
          desaparecido en estas fechas su hermano Amen-Hotep, pues hay una jarra
          de vino proveniente de Malkata, fechada en el a�o 31 de Amen-Hotep
          III, en la que figura IPY, su hijo, como sucesor en el cargo de Gran
          Mayordomo de la Casa Real en Menfis. W.Helk,
          op.cit., 1955, 2024 (1.2). 
           [80] A.Varille, op.cit., 83 y A.Weil, Die Veziere des Pharaonenreiches, 1908, 84-86. [81] Ibidem 83 y Legrain, �Notes d�inspection IV�, ASAE IV, 1908, 198. Es chocante que un Visir del norte tenga inscripciones en �las canteras del sur por antonomasia�, si no es porque ejerce autoridad como visir del sur en su territorio. [82] imy.r niwy �Alcalde de Tebas�, ver H. Gauthier. Dictionnaire des noms Geographiques etc, 1925-1931, 75. (Ver nw.t; �zona de Tebas� WB, II, 212 I,b). W.Helck, op, cit., 1955, 979, 12. En sentido contrario sabemos que los visires del norte tambi�n llevaban la misma titulatura. [83] Conocido por su casa de Amarna y algunos restos escasos que nos dan sus t�tulos. [84]
          C. Aldred, ip.cit., 91. 
           [85]
          N. Davies, The rock tombs of El Amarna IV, 19-21. 
           [86] Me refiero a las ocas bajo la silla de Ramose y a�n m�s, a los t�tulos de Merit Ptah, esposa de Ramose que ostenta el de cantora de Amon ( sm.t n jmn). [87] Porter y Moss, op.cit., (9) II, 109. [88] Comp�rense�
          a t�tulo de ejemplo los textos de Ramose con los de su hom�nimo
          de El Amarna. Sandman,
          op.cit., 55 LXXIII y W. Helck, op. cit., 1955, 1783 (l�neas 11-15). 
           [89] Ver inscripci�n de la estatua n� 42127 C. Museo de El Cairo, en A. Varille, op. Cit., inscripci�n n� 1, 5. [90] Llevada a cabo en el a�o 6 de Aj-en-Aton. [91] Fundamentalmente los que forman parte de la tr�ada tebana y el del dios Aton [92] En el registro de ofrendas del muro sureste de la sala, se lee un texto referido a �Am�n-Ra, Se�or del cielo que da permanencia �swƺ h.f� WB., IV 62.7 �a Amen-Hotep III, dotado de vida�,por tanto reinante. Ver texto en W. Helck, op.cit., 1955, 1778 y ss (ver supra nota 20). Ver igualmente figura 2. [93] Para un estado de la cuesti�n sobre la corregencia entre Amen-Hotep II y su hijo Amen-Hotep IV, ver R. Hari, �Un nouvel �lement de la corr�gence d�Amennophis III et d� Akhenaten� CdE 102, 1976, 252-260; J. Murname, Ancient egyptian corregencies, SAOC 40, 1977, 123-169,; D. Redford, History and chronology of the Eighteenth Dynasty of Egypt , Toronto, 1967. |