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EL VALLE DE LOS REYES
Tras
la derrota de los hicsos los faraones tebanos de la XVIII dinast�a
empezaron a construirse sus tumbas en un estilo que correspond�a a
soberanos de todo Egipto. La tumba de Amen-Hotep I estuvo probablemente
en Dra Abu el-Naga. Su posici�n no la conocemos con certeza, pero la
estima en que el fara�n fue tenido por la comunidad de obreros
especializados y comprometidos en la construcci�n de las tumbas reales
sugiere que �sta fue la tumba m�s antigua del nuevo tipo. Thutmosis I
fue el primero que tuvo su sepultura excavada en las rocas de un valle
desolado, m�s all� de Deir el-Bahari, conocido ahora como el Valle de
los Reyes. La zona est� dominada por el pico de el-Qurn (�el
cuerno�), y el valle consta de dos brazos principales el valle
oriental, con la mayor parte de las tumbas, y el valle occidental, con
las tumbas de Amen-Hotep III y de Ay. El n�mero total de tumbas es de
62 (la n�mero 62 es precisamente la tumba de Tut-anj-Am�n, que fue la
�ltima descubierta); pero algunas no son tumbas reales, mientras que la
pertenencia de otras sigue siendo controvertida. Las tumbas estaban
separadas de los correspondientes templos funerarios, levantados al
borde las tierras de cultivo. No consta con certeza la motivaci�n que
indujo a separar templo y tumba; las razones debieron de ser tanto
religiosas como arquitect�nicas.
El plano de las tumbas reales de las dinast�as XVIII-XX ( la �ltima es la tumba de Rams�s XI) en el Valle de los Reyes, consiste en un largo corredor inclinado, excavado en la roca, con una o varias salas (a veces con pilares), y que terminaba en la c�mara sepulcral. En las tumbas m�s antiguas, el corredor gira a derecha o izquierda, generalmente en �ngulo recto, despu�s de una cierta distancia; pero desde finales de la XVIII dinast�a era recto. Y su longitud pod�a ser considerable: el de Hor-em-heb tiene 105 metros de largo, 88 metros el de Siptah, y 83 metros el de Rams�s VI. La decoraci�n de las tumbas es casi exclusivamente religiosa. Abundan las escenas del fara�n en presencia de los dioses; pero los elementos m�s notables son los textos y las ilustraciones que acompa�an a varias composiciones religiosas (�libros�) como el libro de Anduat (�lo que est� en el mundo inferior�), de puertas, de cavernas, la letan�a de Re, y otros. Los primeros ejemplares de estos textos fueron hechos de tal modo que daban la impresi�n de enormes papiros funerarios desenrollados sobre los muros de la tumba. Desde finales de la XVIII dinast�a, la decoraci�n fue tallada en relieve.
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