Los carros de combate egipcios: ¿El arma imperial?

Por Gabriel Pampillón

De la Sociedad de Estudios de Historia Antiguo Sir. W.F.Petrie.

Disertación presentada el 1 de Octubre de 2005 en el marco de

las I Jornadas Uruguayas de Egiptologia


INTRODUCCION

Todo imperio cuenta con “armas imperiales”, éstas son unidades militares que por sus características es principalmente en ellas en donde recae el peso de mantener los dominios. Los antiguos carros de combate egipcios podrían haber cumplido ese rol, o por lo menos ser la base de estas unidades. En la visión clásica éstos llegarán a las manos de los egipcios por parte de los hicsos durante el segundo período intermedio (1), un punto discutible al que volveremos más adelante. Actualmente la visión que se tiene sobre la significación militar de los carros egipcios va desde la más clásica, en donde se los ve como una especie de arma superior con la cual se conseguía una ventaja absoluta en el campo de batalla, hasta que meramente jugaban un papel simbólico, como transporte de personalidades a la batalla o que a lo sumo participaban en la persecución de los enemigos derrotados (2). Este es un tema de debate desde hace décadas y con este trabajo esperamos poder arrojar un poco más de luz en esta línea de investigación.

Es indudable que si hablamos de “imperio” en el contexto del antiguo Egipto, nos referimos principalmente a la dinastía XVIII, cuando se forjó el estado imperial. No es de extrañar que el carro de combate evolucione con esta dinastía hasta llegar al modelo clásico tantas veces representado en las paredes de los templos y los palacios. Es por ello que nos vamos a concentrar principalmente en este período histórico para ver su evolución, contando con el invalorable aporte de las cartas de Amarna donde tenemos testimonios directos con los cuales intentaremos interpretar la relevancia de estas máquinas de guerra.

 

EL CONCEPTO DE ARMA IMPERIAL.

Todo imperio es por definición una nación que tiene como política exterior imponer su dominio sobre otra. Este dominio está sustentado en el ejército, para que esto sea posible se debe contar con 2 recursos principalmente:

•  Un ejército poderoso, disciplinado y bien organizado.

•  Unidades muy bien entrenadas, con gran capacidad de movilidad y gran poder de fuego.

El segundo punto define lo que es el Arma Imperial (AI) y generalmente es en ellas en las que se basan las táctica y estrategias de todo el ejército. Lo que si debemos comprender es que es en estas unidades de élite en donde recae el peso de una respuesta rápida para mantener los dominios, cosa relativamente frecuente en un imperio. Las AI no son necesariamente un solo y exclusivo tipo de unidad homogénea, generalmente son fuerzas combinadas, pero siempre en función de algún tipo de arma específica que es la principal y la base de los planes de acción.

Históricamente tenemos abundantes ejemplos, vemos como con Alejandro, en el S. III a.C., los Compañeros (la caballería de elite) apoyados por los hispaspistas y con la colaboración de los agrianos fueron su AI. Aunque fue muy breve el período de dominio de Alejandro para que tengamos buenos ejemplos de cómo se hubieran utilizado estas unidades más allá del de conquista. Tal vez el ejemplo más clásico sean lo romanos. El ejemplo romano es muy interesante para explicar este concepto y dado que está bien estudiado y documentado vamos a detenernos un poco en ellos.

Las legiones evolucionaron hasta convertirse en el mejor ejército de la Antigüedad, y tal vez de la historia. Pero no es hasta las reformas de Mario en el S. I a.C. que se moldea lo que sería la legión imperial (en este caso utilizamos la palabra “imperial” en referencia al período histórico luego de la República). Las reformas de Mario se centraron en crear un ejército perfectamente entrenado, tácticamente de una ductilidad nunca vista, uniforme, independiente, con gran poder de adaptación y sobre todo de desplazamiento. De hecho todo el ejército romano con sus cuerpos auxiliares fueron creados con este concepto de AI donde la legión, un cuerpo esencialmente de infantería, era la unidad de conquista y orden. La propia estructura de la legión hacía que se pudiera dividir en unidades más pequeñas para actuar independientemente pero conservando su capacidad de operación y su estructura básica. Estas unidades más pequeñas (cohortes, manípulos, centurias) eran las que actuaban como AI. Pero el problema de la infantería es justamente la velocidad de desplazamiento, para solucionar esto vinieron a la ayuda los ingenieros romanos que crearon una formidable red de calzadas que atravesaban todo el imperio. Por otro lado el entrenamiento superior de los legionarios los hacía insuperables en velocidad de desplazamiento: mientras que la norma de los legionarios era un recorrido de 30 Km. diarios con equipamiento completo (alrededor de 40 Kg.) y raciones para 3 días, para los galos, por ejemplo, era de alrededor de 12 Km. con un tren de avituallamiento complejo y lento más parecido a un pueblo en éxodo. Además cabe recordar que cada legión contaba con lo último en tecnología de artillería, como los escorpiones y balistas, además de lo que podríamos llamar en términos militares modernos como ingenieros.

Ejemplos posteriores de AI los tenemos en abundancia luego de la época romana. A medida que la caballería evoluciona ésta pasa a ser el AI principal. Es importante destacar que la supremacía de la caballería en los campos de batalla se ha dado siempre y cuando no se enfrente a una infantería de similar número de efectivos, que no tenga tecnología similar y que no esté entrenada adecuadamente. En caso contrario una unidad de caballería muy pocas veces ha podido derrotar a una unidad de infantería.

La expansión del imperio mongol basado en un ejército cuya columna vertebral era la caballería es otro ejemplo de AI que reúne las características mencionadas más arriba. Llegado el Renacimiento aparecen los tercios españoles, estos son el primer ejemplo de lo que serían las AI modernas basadas en un concepto de armas combinadas que no se veía desde la época romana. Es también en el S. XVI que comienzan a desarrollarse las grandes armadas de España e Inglaterra: el AI de ultramar; posiblemente uno de los mejores ejemplos de este concepto. Desde entonces quedó claro que la existencia de un imperio con conquistas allende el mar solo era posible si estaba sustentado en una armada poderosa y eficiente, no solo por el poder propio de que otorgaban los barcos sino por su capacidad de transporte de tropas. Tanto lo Royal Marines británicos como la Infantería de Marina española tienen su génesis en este mismo período histórico.

Dando un salto en el tiempo llegamos al S. XX, donde el desarrollo de la gran armada imperial japonesa en las décadas del 20 y del 30 nos ofrece el mejor ejemplo de lo que estamos expresando. Si volvemos a la definición de las características de lo que es el AI (unidades muy bien entrenadas, con gran capacidad de movilidad y gran poder de fuego), comprendemos el porqué, frente a una expansión imperial donde la inmensa mayoría del territorio es oceánico, la armada japonesa con sus eficientes portaviones fue pionera en el desarrollo del concepto de guerra aeronaval.

Uno de los puntos que queda claro es que el AI está siempre sustentado en el pináculo tecnológico de su época y en las mejores tropas que cuenta cada imperio. Otro punto a resaltar es que por si solas pueden ser capaces de controlar conflictos de baja intensidad, o por lo menos ser la avanzada de una fuerza más poderosa. Al tener un imperio una compleja y siempre frágil política exterior estas AI cumplen también misiones de carácter diplomático como escoltas de personalidades o acciones de rescate.

 

LA INVENCION DEL CARRO DE GUERRA.

Según la evidencia arqueológica la aparición de los primeros vehículos con ruedas utilizando animales de tiro surge alrededor del tercer milenio AC en la zona de Mesopotamia. Muy lejos de tener una aplicación militar éstos eran carros pesados de ruedas macizas al que eran enganchados bueyes. Eran objetos suntuarios que estaban reservados a la realeza y personalidad de gran relevancia como lo atestiguan los enterramientos en Ur de los Sumerios.

El concepto de símbolo de estatus va a ser algo que nunca va a abandonar al carro en toda su historia y que sobrevivirá por mucho a su aplicación práctica en batalla.

Alrededor del 2600 AC es cuando aparece el carro asociado a la guerra. En el Estandarte de Ur y en la Estela de los Buitres se aprecia las primeras representaciones de un carro de combate. Pequeño, con cuatro ruedas macizas, tirado por 4 hemiones de Siria (3), con el frente elevado y siendo tripulados por dos personas de pie.

De esta mismo época datan las estatuillas de Kish que representan carros de dos ruedas para un solo tripulante, algunos con el frente elevado también, en donde se cree ver una protección contra proyectiles.

 

Se discute mucho si estos vehículos tuvieron algún uso táctico en combate o eran simplemente un transporte de personalidades al campo de batalla. En el citado estandarte de Ur la representación de los carros en formación tiene el agregado de un enemigo siendo pisoteado. También en esta misma imagen se pueden ver las jabalinas que cargaban los carros como arma principal.

 

 

 

 

 

Pero esto puede ser solo un tema simbólico ya que, como lo hemos mencionado, los carros siempre se han asociado al poder y al prestigio. Así vemos como esta representación del enemigo vencido siendo pisado por el carro es un símbolo de superioridad y victoria que lo encontraremos en varias culturas, incluyendo la egipcia. Si a esto le sumamos la poca velocidad que se podría haber logrado con esos vehículos, la pobrísima capacidad de giro y lo poco confiables de los hemiones dada su poca docilidad (más pensando que iban a un choque frontal sin ninguna protección), es evidente que los partidarios de que nunca fueron usados en combate real tienen mucho a su favor.

Por otro lado hay dos cosas que no podemos olvidar: en primer lugar el elevado panel frontal de estos carro, una medida esencialmente defensiva, en segundo lugar no olvidar de contextualizar estos carros con los ejércitos de su época. En la Sumeria de mediados del tercer milenio AC los enfrentamientos de grupos armados no eran entre ejércitos muy numerosos y tanto la preparación militar como el armamento de los mismos, salvo algún grupos selectos, era muy pobre. Por lo tanto una masa de soldado en un campo llano (como era el terreno en cuestión) siendo atacados por un enemigo que le presenta una serie de carros mezclados con la infantería, podrían lograr tener un efecto psicológico muy fuerte en las tropas. Y aunque no se pudiera profundizar demasiado un ataque de estas características más que en una débil carga frontal, los carros serían una ayuda para quebrar la línea enemiga. De los puntos a favor de esta teoría el referido al impacto psicológico en el enemigo es un tema al cual volveremos más adelante.

Una teoría intermedia es que este tipo de carros era utilizado en combate como puesto móvil de mando con alguna protección adicional (el panel frontal), no involucrándose directamente en el combate pero ayudando al jefe a ser visible para el resto de los soldados.

Cualquiera de estas teorías que sea cierta es indudable que la incidencia que tenía este tipo de carro en el combate no era muy importante. Estamos aún muy lejos de un verdadero carro de batalla.

No se sabe como evolucionó este primitivo carro pesado al modelo liviano de dos ruedas; algunos cilindros encontrados en Capadocia (2) muestran lo que se podría llamar un modelo intermedio. Pero lo cierto es que el gran salto tecnológico demoraría algunos siglos en darse y vendría de la mano de dos innovaciones: la domesticación del caballo y la aparición de la rueda con rayos.

Según las últimas investigaciones el carro de dos ruedas tirado por caballos aparece en el actual territorio entre Rusia y Kazajistán. Asociado a la que se conoce como cultura Sintashta-Arkaim se encontró una tumba en donde se había enterrado a un personaje importante con su carro, los caballos y otros objetos en la localidad de Krivoe Ozero (4) (5). Aunque aún es tema de debate la datación de C14, ésta dio una antigüedad de 4000 años, unos doscientos años antes del registro más antiguo de este tipo de carros. Dado que en este enterramiento y los posteriores de esta cultura se encontraron abundantes armas además del carro, se ha asociado el uso en la guerra de estos vehículos. Pero debemos ser cuidadosos con esta interpretación, las armas y los caballos eran (y aún lo son en muchas culturas) símbolos de poder y prestigio de la mismo forma que el carro y no representaban necesariamente un vínculo directo con la guerra.

En el actual estado de nuestros conocimientos podemos especular que el carro de dos ruedas con rayos tirado por caballos fue inventado por la cultura Sintashta-Arkaim y por el mecanismo de difusión este conocimiento se expandió por Asia y Europa. Pronto aparecen referencias de los mismo en la literatura religiosa de la India (6) así como en los reinos chinos de la era del bronce y también en Medio Oriente. De la mano de los pueblos indoeuropeos que se desplazan hacia la zona de Siria y norte de Mesopotamia habrían llegado a la zona de influencia cultural egipcia, donde es posible que tomaran características particulares de manos de los hurritas.

 

LA APARICION DEL CARRO EN EGIPTO.

Ya desde Petrie (7) ha existido la visión unánime de que la introducción del carro y el caballo en Egipto fue hecho por lo hicsos (1800 AC – 1550 AC), ésta era la explicación perfecta para la rápida conquista de la que nos habla Manetón: un arma superior que garantizaba una victoria segura en el campo de batalla. Pero desde que se descubrió una sepultura de un caballo en Buhen (segunda catarata) asociada al Reino Medio (2050 AC – 1800 AC) (2) se acepta que los caballos habrían sido conocidos por los Egipcios antes de las invasiones asiáticas. En cuanto a los carros, parece ser que fueron prácticamente conocidos por los hicsos y los egipcios al mismo tiempo, al final del Segundo Período Intermedio. No se conocen registros arqueológicos de los carros hicsos. De todas formas actualmente se acepta que la “invasión” de los hicsos fue algo más cercano a una “ocupación” dada por un proceso lento que aprovechó las crisis coyunturales que dejaron un vacío de poder (8).

Es en los reinos de Alepo, Mitanni y entre los hititas en donde aparecen las primeras referencias claras del carro asociado a la guerra en esta región. La guerra de reconquista de los faraones del Sur contra el Norte ocupado por lo invasores asiáticos fue esencialmente anfibia y de sitio, por lo que si hubo intervención de carros egipcios en los combates no han aparecido indicios claros.

El carro que conocen los egipcios es el llamado modelo cananeo: de estructura muy liviana, ruedas de cuatro rayos, con el eje en el centro o un poco retrasado al final de la caja, tirado por dos caballos y tripulados por uno o dos ocupantes. El carro Rosellini del Museo Arqueológico de Florencia es un excelente ejemplo de cómo podrían haber sido estos primeros carros.

La natural escasez de caballos y la poca probabilidad de que abundaran maestros fabricantes de carros hacía que el uso de los mismos fuera reservado para los poderosos, ya sea como signo de estatus, como transporte, para paradas ceremoniales o para la caza. En la guerra eran transportes al campo de batalla y seguramente un elemento de tranquilidad si las cosas no andaban bien y había que realizar una rápida huída. La fuente principal donde conseguían tanto lo carros como los caballos siguió siendo por mucho tiempo Asia, tanto sea como botín de guerra, como tributo de las naciones vasallas o como apreciados presentes reales.

Los egipcio reciben este carro y lo adaptan rápidamente a su mundo conservando los vocablos cananitas para nombrar sus partes. Pero lentamente comienza un período de evolución que lo va a ir transformando en la máquina de guerra que lo egipcios necesitaban.

El caballo en particular causa un gran impacto en el corazón del egipcio, y si bien la forma en que se los nombra revela el origen asiático del vocablo ( ssm) muchas veces se le agrega el adjetivo nfrw que significa “bello” (9) para expresar la admiración que les producían las nobles bestias. Son asociados a la diosa Anat, la “Señora de los caballos” (10), una deidad también de origen cananeo que revela una vez más el origen de los mismos. El tipo de caballo de la época era mucho más pequeño que el actual, casi del tamaño de un pony, pero más esbelto. Esto explica el porqué no fue popular utilizarlo como montura. Seguramente las escasas imágenes de caballos siendo montados que nos han llegado de esa época representa a chicos muy jóvenes que no fueran un exceso de peso para los animales y la única función que cumplirían sería la de correo. Un detalle interesante a destacar en estas primeras representaciones de jinetes es que el lugar donde se sientan sobre el caballo es sobre las ancas, igual que como estarían acostumbrados a hacerlo con los asnos.

 

LA EVOLUCION DEL CARRO DE GUERRA EGIPCIO

Detengámonos un momento para observar la coyuntura política de principios de la Dinastía XVIII.

Luego de la expulsión de los hicsos y ya reestablecida la unidad nacional, el faraón Ahmosis (1570 A.C. – 1546 A.C.) irrumpe en los territorios de Nubia y Palestina, lo que serían los antecedentes inmediatos de la formación del imperio. Esta zona sirio-palestina estaba ocupada por un conjunto de reinos pequeño y ciudades estado, tierra de nadie para una amenaza expansionista de las potencias que se asomaban en el horizonte (Mittani, Asiria, Hatti). La lección que habían dejado los hicsos había sido muy dura, por lo que se ha querido interpretar la expansión egipcia como un intento por crear una especie de “colchón” territorial que amortiguara brotes expansionistas de sus enemigos y de esta forma asegurara sus fronteras (11). Es posible; cabe destacar que fue esa la razón que esgrimió Cesar cuando invadió la Galia e incursionó en Germania (12), aunque es igual de seguro que el vacío de poder en Palestina estimulara ansias imperialistas en el propio Egipto.

Esta expansión también va paralela a una evolución armamentística en donde el ejército egipcio se “asiatiza”. Aparte de la adopción del carro, las típicas fortalezas de ladrillos de adobe evolucionan rápidamente a estructuras de sólida piedra, más adecuadas a los enemigos a enfrentar. Otro aporte que había dejado la etapa hicsa fue el arco compuesto, un elemento fundamental para comprender la función de los carros egipcio y al que volveremos en detalle más adelante. Otro importante aspecto por recordar es que el ejército egipcio se profesionaliza por primera vez en su historia.

Pero el carro antes de transformarse en AI primero tenía que ser simplemente un arma para los egipcios. Como ya se ha mencionado, una vez que los egipcios reciben el carro se adaptan fácilmente a ellos. Lógicamente al principio eran objetos de enorme valor tanto como símbolo de estatus como por la utilidad que les proporcionó en lo referido a la velocidad y comodidad en el transporte. Amenhotep II (1450 A.C. – 1425 A.C.) parece ser que fue el primer faraón representado en un carro, se lo puede ver en un relieve que se encuentra en Karnak donde va al galope en su carro disparando flechas contra un blanco de cobre.

Desde entonces la imagen del faraón en su carro simbolizando su poder y autoridad se volverá clásica en la iconografía egipcia. El modelo de carro cananeo de ruedas de 4 rayos va a ser desde el reinado de Amosis y por más de 140 años el único que van a utilizar los egipcios.

Pero esto no implicaba la ausencia de un proceso de maduración del carro como arma. En la batalla de Meggido, cuando Tutmosis III (1504 A.C. – 1450 A.C.) en el año 23 de su reinado vence a una coalición de príncipes asiáticos, tenemos un buen ejemplo de ello. Tutmosis III hace que en una magistral y arriesgada maniobra se infiltre su ejército por un estrecho desfiladero para irrumpir entre las dos mitades del ejército enemigo. Este pasaje era tan estrecho que se menciona como los caballos iban en línea. Esto significa que el faraón había ordenado que los carros se desengancharan y que se cargaran (los carros egipcios pesaban alrededor de 35 a 40 kg.) para ser ensamblados al otro lado para participar en la batalla. Tal preocupación y esfuerzo implican que el arma de carros tenía funciones tácticas importantes para el plan de batalla. Se considera que en la época de Tutmosis III el arma de carros no era independiente de la infantería y a la hora de actuar lo hacía estrechamente ligado a ella. Pero es difícil de creer que justificara el esfuerzo del transporte si no tuvieran algún papel significativo en el plan de batalla de Tutmosis III.

De esta forma, a medida que la experiencia de las campañas asiáticas revelan el potencial militar que tenían, el carro se fue introduciendo de a poco en la particular filosofía de guerra de los egipcios y de a poco fue transformándose en un arma independiente.

Hay un punto para tener en cuenta que no es menor y tiene que ver con la forma de pensar de los antiguos egipcios: el particular rechazo que sentían por todo lo extranjero. Para los cánones de otras culturas el arma de carros se desarrolló tardíamente en Egipto, pero cuando vemos lo rápido que en muy pocos momentos de su historia se adaptaron a novedades extranjeras habla mucho del impacto que éstas produjeron en su cultura. Luego de la ocupación hicsa el carro, el caballo y el arco compuesto entran con relativa facilidad en la cultura egipcia. Esto nos habla de un gran impacto cultural para el Egipto del Imperio Nuevo. Los beneficios de estos inventos extranjeros eran tan evidentes que pudieron romper con la xenofobia egipcia. Creo que si estas novedades hubieran llegado en otro momento histórico su penetración en la cultura egipcia hubiera sido mucho más lenta. Pero para el Egipto de la dinastía XVIII, donde se crea un ejército profesional, nace una nobleza guerrera y la experiencia hicsa los empuja a abrir los ojos a la realidad regional, el adaptarse a estas nuevas armas es más que nada una cuestión de necesidad.

El tipo de armas y defensas que adopta un ejército dice mucho de su filosofía de combate. No es el arma la que hace a un ejército sino lo contrario. Muchas veces frente al mismo recurso armamentístico, al ser adaptado por diferentes ejércitos a sus requerimientos, se crean diferencias (a veces muy pequeñas) que revelan la función que le van a dar en la guerra según las diferentes filosofía de combate. Siguiendo con la línea de ejemplos ya citados volvamos a echar un vistazo a las legiones romanas. El armamento principal de cada legionario luego de la reforma de Mario y en la alta época imperial eran el pilum (especie de jabalina pesada y corta de las que cada legionario cargaba dos) y el gladio (espada corta de punta aguda). Ambas armas definen un ejército volcado a la ofensiva. Si lo comparamos con el armamento de las legiones en la época baja, cuando el imperio se desmoronaba, vemos que los dos pila habían sido sustituidos por una lanza larga, y el corto y temido gladio por la más larga spata germánica (13) (14) (15). Estas armas revelan el carácter eminentemente defensivo que había adquirido el ejército romano al final del imperio. Más cercano en el tiempo, y volviendo al ejemplo japonés de la segunda guerra, observamos como el caza Zero, el caballo de batalla de las fuerzas aeronavales niponas, increíblemente carecía completamente de blindaje al principio de la guerra, cuando la iniciativa las tenían ellos. Mientras que al final de la misma, abrumados por la superioridad aérea aliada en cantidad y calidad, los propios pilotos pedían que se les agregara blindaje a sus aviones.

En el caso de los carros vemos como del mismo antecedente (pensemos en el carro que llega a la zona de Próximo Oriente como muy similar al carro cananita) diferentes culturas con diferentes visiones militares crean respuestas diferentes. Concretamente vamos a hacer un breve estudio comparativo entre los dos grandes rivales de su tiempo: el carro hitita y el egipcio. Ambos fueron el AI de cada una de estas naciones. Veremos como las adaptaciones que cada una de estas culturas hizo sobre el mismo recurso no son el único camino posible, sino la mejor solución según las diferentes concepciones de cómo hacer la guerra.

La particularidad que destaca en primer lugar en un carro es su velocidad y capacidad de carga, pero cada uno de estos pueblos sigue por caminos diferentes la evolución de su máquina de guerra. Si vemos un modelo de carro hitita con su eje en el medio, caja pesada y grande para albergar 3 tripulantes y la lanza como arma principal, nos damos cuenta que la concepción que tenían del carro como arma era para atacar directamente formaciones de infantería. Se sacrificaba la agilidad, la rapidez y la autonomía en función de la fuerza. Un camino que también siguieron los asirios. (16)

Por otro lado el camino que eligieron los egipcios fue diferente. Crearon con su carro de batalla una obra maestra en donde se maximiza su agilidad y rapidez. Este carro no estaba construido para choques directos con formaciones de infantería ni para combates cerrados con otros carros. Su diseño revela que estaban construidos para movilizarse con rapidez y agilidad buscando posicionarse para hacer el mejor uso del arco.

Entre las innovaciones que le hacen los egipcios a los carros se destaca el reforzar el cubo con piezas de metal, con esto se lograba por un lado una mayor confianza y menor desgaste en las parte móviles. Además mantienen el eje lo más retrasado posible, al final de la caja, con la consecuencia de que el peso del carro y los tripulantes era repartido entre los cuellos de los caballos y las ruedas en vez de recaer sólo en las ruedas. ¿Qué buscaban los egipcios con esto? Es evidente que el objetivo era crear el vehículo más ágil y confiable a grandes velocidades, aunque sea al precio de sumarle esfuerzo a los caballos. Otro rasgo significativo es el tamaño de los ejes, de unos 2.5 m. de largos sobresalían unos 50 cm. de la caja, con lo que se lograban una gran estabilidad. Todo esto lo hacía perfecto para rápidas aceleraciones, giros a gran velocidad y (algo determinante para un AI) una mayor velocidad y autonomía ya que era en conjunto más liviano que el de sus contemporáneos hititas. En suma, era un carro que reforzaba y mejoraba al carro cananeo original pero manteniendo su estructura liviana.

Lógicamente que existía un determinismo geográfico por el cual se quería contar con estructuras livianas en los carros egipcios. Es sabido que fuera de la estrecha faja de tierra junto al Nilo la mayoría del suelo egipcio es demasiado blando para soportar carros pesados. Sin duda esto debe de haber influido en alguna medida, pero no creo que halla sido algo fundamental. La corta caja y el eje totalmente retrasado y largo nos indican que específicamente buscaban el arma más ágil y rápida que pudieran conseguir.

Pero los egipcios tenían otra diferencia con los hititas y que posiblemente sea la causa de que nunca crearan un gran ejército de carros, un gran problema que la mayoría de sus vecinos no lo tenían: su construcción.

El construir un carro es una tarea costosa y difícil que requiere de verdaderos maestros carpinteros. En experimentos modernos ha llevado 600 horas de trabajo la construcción de un modelo de estos carros (16). Las técnicas que utilizaban seguramente eran la de madera doblada luego de haberla ablandado durante horas en agua caliente. Aparte de la escasez de lo artesanos, algo que con el tiempo se subsanó, había un problema logístico que era imposible solucionar: muchos de los materiales que se necesitaban no existían en la tierra de Egipto. Si nos basamos en los carros que nos han llegado hasta ahora tenemos que estaban construidos con (16) (17):

•  Eje de roble (no existe en Egipto)

•  Ruedas de olmo (no existe en Egipto)

•  Rayos de roble (no existe en Egipto)

•  Cubos de metal (bronce, cobre).

•  Vara de olmo (no existe en Egipto)

•  Caja de sicomoro o fresno (el fresno no existe en Egipto)

•  Piso de tiras de cuero.

•  Uniones de tiras de cuero y/o abedul y/o tendones. (el abedul no existe en Egipto)

•  Las ruedas se forraban con tiras de cuero.

A los 5 deben, que era el costo de un carro, había que sumarle 3 deben por los caballos. Una pequeña fortuna. No debemos olvidar que se debían necesitar caballos extras y personal para la atención del conjunto (se calcula en unas 4 o 5 personas). Todo esto suma un costo operativo altísimo que solo los nobles podían costear. Es esta la razón por la que el carro se transforma en un principio en el arma noble.

Para el reinado de Tutmosis IV (1425 A.C. – 1417 A.C.) es seguro que los egipcios ya habían comenzado a construir sus propios carros. Esto lo atestigua el grabado en la caja de Tutmosis IV que se halló en su tumba en donde se lo representa abatiendo enemigos asiáticos siendo asistido por el dios Montu desde su original carro de ruedas de 8 rayos (18).

Este es un punto de inflexión en la historia de los carros en Egipto, no solo porque ya habían logrado la independencia tecnológica, sino porque muestra que el interés que tenían era el de lograr un carro más seguro y fuerte. Pero en esta historia de ensayo y error este modelo no fue la solución. Posiblemente tantos rayos aumentaban demasiado el peso y le hacían perder agilidad, una de las claves fundamentales del arma de carros egipcia y a la que no querían renunciar. La solución era algo intermedio, entre 4 y 8, lógicamente la respuesta fue el carro de 6 rayos que se volvería el estándar de los carros de combate egipcios. En la adopción de la rueda de 6 rayos hay autores que han visto la influencia hitita (18), es posible. Aunque me inclino a pensar que, como lo demuestra esta imagen de Tutmosis IV, hubo una experiencia propia que los llevó a una conclusión similar. Es importante destacar que el carro de 4 rayos, menos complicado tecnológicamente, siguió siendo utilizado pero siempre asociado a funciones civiles (medios de transporte de la clase alta). Esto afirma la teoría de que el carro de batalla se había transformado en un modelo específico: era la respuesta que buscaban a una necesidad.

Para el reinado de Amenhotep III (1417 A.C. – 1379 A.C.), sucesor de Tutmosis IV, ya aparece el gran salto en el arma de carros egipcia. Surge definitivamente el modelo de 6 rayos y paralelamente se extienden los títulos referidos a esta arma como: “director de los caballos” ( jmy-r ssmw ), “capitán de los carros” ( jdnw n t-nt-htrj ), “conductor de carro” ( k d n ) (19). En los modelos de carros que se encontraron en la tumba de Tutankhamón (1361 A.C. – 1352 A.C.) podemos apreciar las características generales del típico carro de batalla egipcio.

Esta fina máquina de guerra es mucho más que el carro frágil que aparenta ser a primera vista. Según estudios sobre los carros que nos han llegado hasta nuestros días, la relación entre el empuje y el diámetro de las ruedas es prácticamente igual a los valores que manejan actualmente los ingenieros que diseñan los sulkys de competición. Además la presión en los puntos de rozamiento de los cojinetes de los carro egipcios es de 3 g. por mm2, cifra aceptable aún para estándares mecánicos modernos (20).

Paralelamente a esta evolución tecnológica se daba la adaptación del carro al ejército. Es justamente en el reinado de Amenhotep III que se reorganiza el ejército en unidades separadas de infantería y carros (21). Por lo menos eso es lo comúnmente aceptado, aunque parece evidente que esta nueva organización responda a un uso táctico y estratégico que ya se venía dando de hecho. Cuesta creer que la independencia del arma, por lo menos tácticamente, halla surgido sin la experimentación en el campo de batalla. Personalmente, como ya se mencionó, creo que ya desde la época de Tutmosis III el arma de carros tenía un rol determinado. Sobre este punto volveremos más adelante.

La unidad básica parece haber sido el escuadrón de 25 carros, siendo el de 50 la más común de uso en combate. La unidad mayor era de 250 carros ( pedjet ) comandada por el “Jefe de las huestes de carros de combate” (22) que era aproximadamente la mitad de la fuerza de carros de una división (cada división constaba de 4000 hombres, en la época de Ramses II el número aumento a 5000). Esto no quitaba que se formaran unidades mayores o menores según la necesidad del momento.

En cuanto a la parte defensiva, los carros egipcio carecían prácticamente de protección exceptuando el escudo que portaba el auriga para que el tirador tuviera las manos libres para manejar el arco. La protección personal era casi nula salvo algunas bandas de cuero o posiblemente petos acolchados como los infantes. La excepción, por supuesto, era el faraón y tal vez algún otro personaje importante que llevaban una cota en forma de túnica formada por placas de bronce. Los caballos tenían cierta protección de tejido o cuero que cubría sus lomos, cuello y a veces también la cabeza. Es posible que en el caso del faraón sus caballos llevaran en lugar de un simple tejido una cota de placas de bronce.

Se ha especulado que el calor de la región haya influenciado en la no utilización de cotas de bronce en el común de los combatientes. Esta es una explicación lógica, como también es probable que el costo de las mismas haya sido otra razón decisiva. Este último punto se debe analizar con cuidado ya que los tripulantes de los carros eran capaces de costearse ciertas protecciones sofisticadas, por lo menos mientras que el arma de carros fue exclusivamente noble. El que no las hayan utilizado pudo haber sido una concesión más a la agilidad y rapidez de los mismos, cosa que por otro lado era su mejor defensa. Una vez más nos viene a la mente el ejemplo antes dicho de los cazas Zero japoneses.

La espada era otra arma que llevaban las tripulaciones, de las cuales parece que la más popular era el modelo khopesh. Esta espada de bronce en forma de hoz recta o levemente curvada pero con filo en la parte exterior de la hoja, era un arma diseñada para atacar con cortes, algo que la hace parecer ideal para la lucha desde los carros. Aunque resulta evidente que era un recurso defensivo in extremis más que una opción prevista en la propia función táctica del carro.

No cabe duda de que por mucho tiempo fue un arma exclusiva de la nobleza. Por esta razón se ha querido ver a estas unidades como meros complementos y nunca comprometidas en combate. Los grabados y la literatura egipcia nos dicen lo contrario y debemos recordar que en la dinastía XVIII surge una cultura guerrera asociada a la nobleza. Además la historia nos da muchos ejemplos de cuerpos de élite que han sido formados por la aristocracia y sin embargo su importancia en el campo de batalla fue fundamental. Para mencionar algunos ejemplos tenemos el caso ya mencionado de los Compañeros de Alejandro, la caballería tracia y, salvando las distancias, también los samuráis en Japón y la caballería noble medieval. Como ya mencionamos un AI tiene como unas de sus características el gran entrenamiento de sus efectivos y la utilización de tecnologías de punta. Esto implica que se debe contar con personas con tiempo para el entrenamiento y, fundamentalmente, medios para conseguir y mantener el arma. Mientras que el costo principal recaiga en los propios combatientes será ésta la razón por la cual ese tipo de unidades de élite se conformen por las clases más pudientes de su época.

El carro egipcio no era nada sin el instrumento que lo complementaba y le daba todo el sentido de su aplicación bélica. Estamos hablando del arco compuesto, éste si parece haber sido un aporte directo de los hicsos (7). Aunque a veces también contaban con jabalinas parece lógico pensar que nunca fueron su arma principal y se tenían como alternativa para cuando ya no se podía hacer uso del arcos. Posiblemente más que nada como una alternativa defensiva.

 

EL ARCO COMMPUESTO

La tradición de la arquería en el ejército egipcio se remonta al Reino Antiguo. Parece ser que los arqueros fueron siempre muy apreciados y se constituyeron en el cuerpo principal del ejército, por lo menos esa es la opinión más aceptada. Inclusive las unidades de mercenarios extranjeros que casi en la totalidad de la historia del antiguo Egipto se alinearon con los cuerpos principales del ejército eran más que nada arqueros. Los nubios eran especialmente apreciados por su habilidad con el arco. En la maqueta que se encontró en la tumba de Asiut de la época del Reino Medio vemos representada a una de estas unidades desfilando con sus arcos.

Esta tradición de arquería nos hace pensar que la filosofía de combate de los egipcios vio en el carro un aliado perfecto para el tipo de guerra que hacían. El arco compuesto era la “otra mitad” del carro egipcio y la que lo hacía un arma de guerra en todo el sentido de la palabra.

El arco compuesto está formado por un alma de madera (el arco propiamente dicho) a la que se le adosan diferentes materiales con diferentes cualidades mecánicas para aumentar su potencia. Es decir, con un arco compuesto se logra como mínimo la misma potencia con menor tamaño, aunque por lo general la potencia que se alcanza con ellos es mucho mayor. Por lo general los arcos compuestos estaban construidos por una capa exterior de un material que acumula energía al ser estirado (como una goma), el material más utilizado en la antigüedad eran los tendones de animales. Del lado interior del alma de madera se adosaba una o varias láminas de un material resistente que acumulaba energía al ser contraído (como la propia madera) y que al mismo tiempo evitara la rotura del arco por exceso de tensión. Para esto se solía utilizar asta de animales, marfil, otro tipo de madera o inclusive hueso. Era usual forrarlo con cuero para protegerlo y ayudar al pegamento que unía las partes. El resultado era un arco mucho más potente, más pequeño y más liviano, aunque se debía tener mucho más cuidado con su mantenimiento.

Los egipcios también utilizaban arcos rectos y recurvados, y en ambos casos podían ser simples o compuestos ya que nunca abandonaron por completo el modelo simple. Parece ser que Thutmosis III y Amenhotep II (23) utilizaron potentes arcos del antiguo modelo. Pero el hecho de que alguna vez estos faraones utilizaran el modelo simple no los hace entrar en la categoría de la gran masa de arqueros del ejército. Es decir que, dado que el arco compuesto era muy superior al arco simple y que sin embargo los egipcios nunca abandonaron el antiguo modelo, nos da una idea de lo complejo que era la fabricación de los mismos y lo difícil de su manejo y cuidado. Se podían tardar meses en la elaboración de un arco compuesto, lo que sumado a su ya mencionada fragilidad, lo hacían un arma relativamente cara.

Así mismo podemos especular que tampoco era una necesidad imperiosa el contar con grandes cantidades de arqueros armados de arcos compuestos. La poca protección personal de la masa de soldados de la época, así como la escasa exigencia militar del enemigo de turno que tampoco presentaba grandes unidades de arqueros armados con este tipo de arco podrían ser algunas razones para tener en cuenta. La efectividad de los arcos compuestos egipcios se ha demostrado en reconstrucciones modernas. Se puede asegurar que con un buen tirador su alcance efectivo ronda los 300 m. (24), una distancia que casi duplica la del arco simple, pudiendo ser su alcance de 500 m. para un tirador excepcional (25).

¿Era el arco un arma fácil de usar? La respuesta a esta pregunta es la misma que responde al por qué el arma de fuego portátil sustituyó en un período tan corto de tiempo al arco, siendo que tuvieron que pasar 500 años para que el rendimiento de éstas igualaran al de los arcos. El arco, y el arco compuesto en particular, comparte el mismo problema del carro aparte de su costo y es que se necesitan muchos meses de práctica para lograr su dominio. Para lograr la maestría en su manejo se necesitan años. A lo largo de la historia casi en todas las culturas se han considerado a las unidades de arqueros como cuerpos de élite.

¿Quiénes podían contar con los medios y el tiempo para entrenarse en ella sobre los carros? La respuesta es una vez más la nobleza guerrera que surge en la dinastía XVIII. A la movilidad del carro se le sumaba ahora la potencia de la mejor arma lanzadora de proyectiles de su época. Además los carros podían llevar más de un arco, lo que duplicaba o triplicaba su confiabilidad ya que en caso de averías en el arco (algo muy común) se contaba con uno o más de reserva. Si a esto le sumamos que en los carros se podía llevar una reserva de flechas que representaban el total acumulado de varios arqueros a pie, el resultado que tenemos es un poder de fuego formidable.

Las flechas se ensamblaban con puntas de bronce. Disparadas desde estos arcos eran capaces de perforar cualquier tipo de protección personal de un guerrero de la época. La excepción eran los escudos de madera y las cotas de láminas de bronce. Las cotas de bronce en particular era una protección muy poco utilizada por las razones ya mencionadas, y los escudos de madera con suficiente espesor no ofrecían una protección total. Podemos decir que cualquier ejército enemigo era vulnerable a estos arqueros.

Un tema muy importante a tratar en este punto es qué definía realmente el concepto de “arqueros” que utilizaban los antiguos egipcios. Como ya se mencionó es conocido el aprecio que desde siempre sintieron por esta arma. De hecho es una opinión común pensar que el grueso del ejército egipcio estaba formado por arqueros. Creo que se debe ser muy cuidadoso con este concepto. La base de la mayoría de los ejércitos ha sido la infantería y en la antigüedad las batallas se decidían casi sin excepción en un combate cuerpo a cuerpo. Cuando leemos el nombre de las dos divisiones con las que contaba el faraón Horemheb (1348 A.C. – 1320 A.C.), vemos que sus nombres eran “Arcos valerosos” (estacionada en el delta) y “Brazos numerosos” (estacionada en la frontera nubia). A su vez durante el reinado de Seti (1318 A.C. – 1304 A.C.), cuando se crea una tercera división, los nombres son: “Amon potente de Arcos”, “Re rico en valor” y “Sutej victorioso de arcos”. Estos nombres nos puede llevar a confusiones, estamos hablando de divisiones de 4000 hombres, con un cuerpo de carros de unos 400 o 500 vehículos, un número no determinado de infantes y tropas auxiliares. ¿Podemos creer que el grueso de las divisiones de la época de Horemheb y Seti eran arqueros? No es lógico, ya que como se dijo la gran mayoría de sus efectivos eran tropas de choque como en la mayoría de los ejércitos de su época. Las constantes referencias a los arqueros no expresan un concepto cuantitativo sino cualitativo. Es la expresión de la admiración y respeto que sentían por ellos y, como ya se mencionó, el papel fundamental que tenían en su filosofía de combate. Por lo tanto debemos tomar con mucho cuidado las referencias a “arqueros” en el contexto de la cultura egipcia de la época.

Parece evidente que los términos “arcos valerosos”, “potentes de arcos” y “victorioso de arcos”, ya en una época en la que el arma de carros está completamente desarrollada y actúa independientemente de la infantería, también hagan referencia a los carros de combate. ¿No es básicamente el carro de combate egipcio un arquero en una plataforma móvil? Este es un punto importante a tener en cuanta para profundizar en el papel de los carros como AI. Sobre esto y el alcance del término “arquero” volveremos con más detenimiento cuando analicemos las cartas de Amarna.

 

EL CARRO DE ACCIÓN

Si analizamos las teorías de cómo era utilizado el carro egipcio en combate podemos resumirlas en 3 opciones:

•  Los carros eran transportes de personalidades al campo de batalla, no siendo comprometidos en el combate. Su única aplicación bélica sería la de persecución de los enemigos luego de ser derrotados.

•  Los carros cumplían funciones de exploración y defensa, propiciando cobertura para el despliegue de la infantería y no entraban en combate a no ser que fuera necesario.

•  Los carros eran un arma con un rol ofensivo determinado en el campo de batalla, donde se inscribe su uso como AI.

El problema llegado a este punto de investigación es que no contamos con abundancia de testimonios del comportamiento de los carros egipcios en combate. En realidad se puede decir que solo existe un caso en este período histórico que nos hablan del carro en la guerra: la Batalla de Kadesh (1300 A.C.) cuando Ramses II se enfrenta al rey hitita Muwatallish y sus aliados. No debemos olvidar que los relatos que nos llegaron no pretendían ser crónicas fieles a un hecho histórico, más bien eran instrumentos de ensalzamiento del faraón, por lo que se debe ser muy cuidadoso al estudiar estas fuentes. Pero analicemos las teorías de a una.

•  La primera teoría se basa en un estudio comparativo del carro de guerra egipcio con los de sus contemporáneos y posteriores. Dada su aparente fragilidad era imposible realizar cargas contra la infantería. Entre los ejemplos contemporáneos para apoyar esta teoría se menciona especialmente el de sus enemigos hititas. Con esta teoría se ve a los carros egipcios más cercanos a los de la Grecia que nos describe Homero (26): los guerreros griegos llegando en carro a la batalla para luego luchar como infantes. Ya hemos expuesto anteriormente que es un error de concepto ponerlos a la misma altura de los carros hititas como si las dos máquinas fueran utilizada para el mismo propósito. Con lo antes expuesto creo que ha quedado claro que el carro egipcio era una sólida máquina de guerra diseñada para un tipo de combate totalmente diferente a la concepción hitita. Por otro lado, y por más que se acepte un “abuso” por parte de los artistas egipcios en utilizar al carro como icono del poder y la gloria, no es aceptable que todas las referencias a combates que han quedado en los muros de templos, tumbas y palacios sean solo simbólicas.

•  Esta segunda teoría está basada en que el ejército egipcio siempre estuvo basado en la infantería. Esto es cierto, y como ya se mencionó los antiguos egipcios nunca crearon grandes unidades de carros. La proporción de carros en las divisiones egipcias era de un 10 % del total de efectivos. Pero como ya se ha expuesto, el propio diseño del carro está pensado para un rol netamente ofensivo. El quedar relegado a una respuesta defensiva implicaba que la velocidad y agilidad del mismo no tenía mucha utilidad, y en el caso de un enfrentamiento frontal con carros pesados su destino hubiera sido desastroso. Cuando una unidad adopta un rol defensivo sacrifica velocidad y agilidad por protección, como el ejemplo romano de la época baja que ya hemos citado. Es evidente que con los propios hititas tenían un ejemplo muy cercano de carro pesado, un modelo muy superior para un rol defensivo, pero sin embargo nunca lo adoptaron. La pregunta lógica que surge es: ¿No quisieron o no pudieron? Al no haber ningún indicio ni en textos ni arqueológico de que hubo algún intento de ir en la dirección hitita tenemos que aceptar que nunca quisieron esa alternativa de hacer la guerra. Como ya se ha mencionado la propia forma de combate de los egipcios, en donde apoyaban sus tácticas en las unidades de arqueros, nos indican que el tipo de carro que desarrollaron era el que específicamente se adaptaba a su forma de pelear. Otros aspectos más en contra de esta teoría los analizaremos con el siguiente punto.

•  La tercera teoría es donde se tiene el concepto de que los escuadrones de carros se alineaban con las unidades de infantería y se desplegaban para atacar a las unidades enemiga en un rol netamente ofensivo. La táctica era galopar lejos del alcance de los proyectiles del enemigo (salvo de los arqueros que utilizaran potentes arcos como ellos) y lanzar una lluvia de flechas sobre la infantería. No se necesitaba mucha precisión en esto ya que se disparaba sobre compactas masas de hombres con lo que podían sacarle todo el provecho al máximo alcance de los arcos. Con rápidos giros cambiaban de posición para seguir castigando a las unidades enemigas. No es de pensar que fuera usual que los carros lograran por si solos grandes victorias, no eran la súper arma que muchos autores han querido presentar. Por lo menos está claro que no podían competir con unidades grandes y complejas. Se esperaba de ellos que debilitaran al enemigo, lo desorganizaran y anularan o disminuyeran drásticamente su capacidad de maniobra.

No necesariamente debemos imaginar a los carros disparando en movimiento, aunque sin dudas estaban entrenados para hacerlo con mortal eficacia y la práctica de la caza los ayudaba también para estar preparado. También tenemos que pensar que como parte de su táctica buscarían posicionarse en un lugar fijo y desde allí utilizar el arco todo el tiempo que el enemigo los dejara. Con esto aumentaban la precisión de los disparos y por lo tanto su eficacia. Además de ser plataformas de tiro móvil también podían actuar según las circunstancias como transporte de tropas. De esta forma los arqueros se trasladaban a un punto que por las circunstancias particulares del combate (por el tipo de terreno o al acudir en ayuda de una ciudad o fortificación) la última aproximación se hacía a pie y se combatía a pie. Una forma de combate parecido al concepto de infantería motorizada del siglo XX y que en el rol de AI era muy útil. Maniobras de ataque sorpresa y de rodeo eran ideales para este tipo de armas. Con respecto a esto último debemos mencionar que una de las cosas en las que es más difícil entrenar a un soldado es a soportar psicológicamente la presencia de enemigos a sus espaldas, y si estas unidades tienen gran poder de fuego y movilidad es aún peor. Podemos imaginar el efecto que tendrían sobre las tropas enemigas la aparición de los carros en su retaguardia. La pérdida de hombres y el desconcierto mellarían la cohesión de las unidades que eran en ese momento atacadas por la infantería.

En cuanto a la lucha entre carros su rol era el de anular la amenaza de ataque contra la infantería y evitar que unidades de carros del mismo tipo (con arqueros) actúen con tácticas similares. Su táctica no era la de cargar directamente contra los carros sino mantenerse a distancia para poder utilizar su superioridad en movilidad y alcance. Las representaciones egipcias que nos han llegado de unidades de carros cargando de frente tenemos que tomarlas como conceptuales y no como una representación fiel de su forma de proceder en combate. La batalla de Kadesh (22) nos brinda un buen ejemplo del potencial de los carros egipcios y las diferentes concepciones tácticas de su época. No es este el lugar para hacer un exhaustivo análisis de esta batalla. Resumiremos diciendo que luego de que un gran número de carros hititas destrozara con una carga directa la columna de marcha de la división egipcia P'Re, que en ese momento avanzaba hacia el campamento del faraón, estos mismos carros atacan al propio campamento egipcio. Luego se sucede una respuesta defensiva en la que se contraataca con escuadrones de carros a estas unidades hititas. El resultado es la práctica aniquilación de esta fuerza de carros hititas y la que Muwatallish manda como maniobra de refuerzo o diversión. Mientras que los carros hititas no lograban acercarse a los egipcios para hacer uso de su lanza, ya que no igualaban su velocidad y agilidad, eran asaetados sin piedad desde la distancia. Es evidente que esta efectiva y rápida respuesta de los egipcios no es fruto de una improvisación, eran unidades sumamente profesionales entrenadas para este tipo de combate. Este es un argumento más para rebatir el que los carros no disparaban en movimiento, de hecho lo hacían y con mortal precisión. Podemos imaginar que si era tan efectivo el ataque contra un blanco móvil desde una plataforma en movimiento, el efectos que se lograría contra una fuerza de infantería sería más grande. En caso de ser perseguidos los carro egipcios podían perfectamente disparar hacia atrás, al mejor estilo del tiro parto, ya que contaban con un ángulo de tiro de 360º.

Inclusive cuando el arma de carros fue totalmente independiente actuaban estrechamente unidos a unidades de infantería ligera. Eran los llamados “corredores” dado que debían mantener el paso de los carros. Estos corredores son representado muchas veces en veloz carrera junto a los carros ya sea en momentos de caza o en batalla. Podemos suponer que eran parte integrante del arma de carros y por el tipo de acción que realizaban debían ser hombres selectos. Sin lugar a dudas el mando estaba en los jefes de los carros, por lo que estas unidades de infantería debían responder a este mando único y no actuar independientemente. La función de estos corredores, como la de muchas unidades de infantería ligera a lo largo de la historia, era la de ser un nexo entre las lentas y pesadas unidades de infantería (el cuerpo central del ejército) y las veloces unidades de carros. Además cumplían la función de protección para que el arma de carros pudiera desplegarse sin temor de ser a su vez rodeada. Si volvemos al ejemplo de Alejandro vemos como los hispaspistas y los agrianos cumplían esa función. El concebir a los corredores como parte integrante de la fuerza de carros nos abre a la idea de que estas unidades era más compleja de lo que nos parece a primera vista. Esto implicaría que cuando los antiguos egipcios hablan de fuerzas de carros de forma genérica muchas veces están mencionando unidades en que si bien la parte principal la forman los carros, en realidad son fuerzas mixtas más complejas. Esto les da más sentido como AI. Otra vez se repite el mismo problema de los sinónimos que ya mencionamos cuando hablamos de los arcos.

El contar con unidades de élite capaces de posicionarse para atacar al enemigo utilizando su superioridad en alcance, poder de fuego y velocidad, es una ventaja que indudablemente los egipcios valoraban y se entrenaban para explotar. La diferencia no la hacía la cantidad sino la calidad, por lo que tenemos que concebir que tanto por el entrenamiento como por el arma en si la incidencia de un solo carro de combate valía por muchos infantes. Su velocidad de respuesta los hacía ideales para explotar cualquier error del enemigo y para aislar unidades de los cuerpos principales de sus ejércitos.

El determinismo geográfico es un aspecto a tener en cuenta en este análisis. Los carros no pueden ser tan dúctiles como la caballería, por lo tanto para lograr su máximo potencial se debía contar con terrenos llanos y despejados en condiciones ideales, por lo menos en su función de plataforma de tiro móvil. Este es un punto muy importante a tener en cuenta, pero no debemos quedarnos solo con la imagen de los carros desplegados en escuadrones atacando al grueso del enemigo. Podían perfectamente dividirse en unidades pequeñas y anticipar a la infantería como exploradores armados o utilizar tácticas de emboscada aprovechando su velocidad y poder de fuego. Como la historia nos lo ha demostrado muchas veces se necesita muy poco para hacen la diferencia entre la victoria y al derrota en una batalla. De todas formas, por la necesidad de que los mandos tengan contacto visual y sonoro con sus tropas en los campos de batalla de esa época, siempre se intentaban elegir terrenos llanos y despejados. Tal vez no en todos los casos resultaban ideales para el desempeño de los carros, pero seguro que en su mayoría eran lo suficientemente buenos como para permitir demostrar su utilidad en la guerra.

El carro como AI se circunscribe dentro de esta tercer teoría. Una vez que el imperio se formó durante la dinastía XVIII, se crea una estructura política y diplomática que lo soporta y administra. Para respaldar esa nueva estructura se instalan guarniciones permanentes en diferentes lugares de la región sirio-palestina que marcaban la presencia de Egipto y protegían los intereses en la región (27). Lógicamente no se podía contar con una guarnición en cada lugar, por lo que se debía prever fuerzas que acudieran rápidamente en apoyo o, por lo menos, que sean la avanzada de una fuerza más poderosa en caso de un conflicto mayor. El concepto de su forma de actuar se acercaría mucho (salvando las distancias) al moderno concepto militar de Fuerza de Intervención Rápida.

Lo esencial es que estas unidades siempre actuarían en una función ofensiva-defensiva ya que en la mayoría de los casos eran solicitadas par actuar directamente contra una agresión. El AI egipcia estaban integrada principalmente por el arma de carros ya que era la única que por su movilidad, poder y profesionalismo estaría en condiciones de asumir el reto. Es de suponer que en la mayoría de los casos fuera una fuerza combinada, aunque siempre basada y bajo el mando de las unidades de carros. No podemos asumir que este rol lo cumplieran otros tipos de fuerzas. En el caso de los infantes estos no tenían el poder de desplazamiento ni la contundencia ofensiva de los carros. En el caso de los arqueros a pie, si bien contaban con un gran poder ofensivo, en un rol defensivo eran muy vulnerable. Además tenían el mismo problema de cualquier infante: la velocidad de desplazamiento, una cualidad esencial para un AI.

Es en las cartas de Amarna donde encontramos referencias al papel que desempeñaban los carros en este contexto. Analizaremos estos documentos intentando encontrar más respuestas.

 

LAS CARTAS DE AMARNA.

Las cartas de Amarna son un conjunto de tablillas de arcilla escritas en idioma acadio (la lengua diplomática de la época) en donde se reproduce la correspondencia diplomática de la época de Amenhotep III y principalmente de Ajenaton (Amenhotep IV) (1379 A.C. – 1362 A.C.). Es un verdadero tesoro para el estudio de la historia del Egipto de esa época. Estos documentos nos brindan principalmente una visión de la decadencia de los dominios extranjeros de los egipcios en los tiempos de Ajenaton. En ese contexto político debemos ubicarnos para comprender el contenido de las mismas.

El estado de conservación de estas tablillas es muy dispar, de las que se ha podido descifrar su contenido podemos decir que en 32 de ellas se hace referencia a los carros y en 40 a arqueros (28). Vamos a analizar en orden numérico algunas cartas que tienen relevancia con este trabajo.

EA 53 y EA 56: Ambas están muy dañadas y pertenecen a una serie de cartas del rey Akizzi de Qatna. Como veremos estas dos cartas están relacionadas. En la EA 53 solicita “arqueros” al faraón Amenhotep III y en la EA 56 insiste en su necesidad de ayuda militar al decir “los enemigos que me oprimen” y posteriormente menciona a “los carros en los que confío”. El tono de las dos cartas, y especialmente de la EA 56, es de urgencia. Se puede ver que el termino “arqueros” no se refiere literalmente a los mismos. La carta EA 56 nos brinda más luz al respecto y podemos ver que esos “arqueros” son en realidad los carros egipcios.

Estas dos cartas reafirman que el término “arquero” era más un concepto genérico que una definición literal del tipo de tropa a la que se refería. Principalmente utilizado como sinónimo de los carros, pero en general refiriéndose a las tropas egipcias en su conjunto. Es interesante observar que en otras naciones también se llamaba genéricamente a las tropas egipcias con el término de “arqueros”. La solicitud de “arqueros” egipcios como un termino que perfectamente podría dar a entender un concepto más amplio de lo que literalmente significa (y que seguramente así era), se repiten en otras cartas como en la: EA 102, EA 103, EA 112, EA 114, EA 118, EA 121, EA 129 y EA 137 de Rib-Addi rey de Gubla (Biblos) al faraón, EA 141 y EA 142 de Ammunira de Beruta (Beirut) al faraón, EA 144 de Zimriddi de Zion al faraón, EA 191 de Arzawaija de Ruhiza al faraón, EA 195 y EA 196 de Namiawaza al faraón, EA 201 de Artemanja de Ziribabasani al faraón, EA 202 de Amajase al faraón, EA 204 del príncipe de Kanu al faraón, EA 206 del príncipe de Nazibar al faraón, EA 216 de Baiawa al faraón, EA 269 de Milkilito al faraón, EA 279, 281, 282 y 283 de Suwardata al faraón y EA 337 de Hiziri al faraón.

EA 106 . Esta es una carta de Rib-Addi al faraón y pertenece a una larga serie como las ya mencionadas. Luego de mencionar las hostilidades a las que está sometido pide 20 pares de caballos para ir contra el enemigo y culmina diciendo que “el día en que los arqueros se vayan todos se volverán hostiles” . La referencia es clara a los “arqueros” egipcios, y otra vez vemos que es un término que encierra más de lo que dice literalmente. El mismo concepto desarrolla Rib-Addi en la carta EA 129a pero aún con más profundidad.

EA 108 . De la misma serie de Rib-Addi al faraón. Le dice al faraón que los enemigos del rey “han tomado caballos y carros del rey (del faraón)” . Luego dice “¿Qué son esos perros que se atreven a enfrentarse a los arqueros del rey (del faraón)”. Es claro una vez más que los términos “arqueros” y “carros” se confunden.

EA 127 . De la mismo serie de Rib-Addi al faraón. Como las otras se queja de las hostilidades a las que es víctima su reino. Luego pide “100 personas, 100 soldados de la tierra de Kasi y 30 carros. Entonces de cierto yo protegeré la tierra de mi señor hasta que un gran ejército de arqueros arribe...” Podemos ver como el término “personas” es un sinónimo de soldados de forma genérica, esto es algo que lo veremos repetido en otras cartas como la EA 131 y EA 132. Esta carta en particular es muy significativa. Describe un contingente en el que destaca la enorme proporción de carros con respecto a los infantes y el escaso número de tropas que necesita para mantener a raya a sus enemigos. Es el mejor ejemplo de un contingente que actúa como AI. Por otro lado vemos una vez más que ese “gran ejército de arqueros” que menciona no puede ser otra cosa que una fuerza combinada.

EA 131. De la misma serie de Rib-Addi al faraón. En esta carta Rib-Addi explica como la situación regional se degrada peligrosamente y nos presenta un panorama caótico. Cuenta como Sumuri ha sido conquistada y los soldados de Gubla han sido muertos. Luego dice “envía 400 soldados, 30 carros y 100 personas de la tierra de Kasi para proteger Gubla”. Si la comparamos con la carta EA 127 vemos que si bien la cantidad de carros que pide es la misma, la cantidad de infantes se cuadriplica (de hecho es la misma proporción de tropas de una división egipcia). Esto tiene varias interpretaciones: por un lado ya no basta con una fuerza reducida para contener la amenaza, en segundo lugar 30 carros eran igualmente eficaces para la tarea que debían desempeñar en ambos casos. Esto nos sugiere una actuación netamente ofensiva del arma de carros: mientras que en la EA 127 la situación parece ser controlable con acciones ofensivas disuasorias, en el momento de escribirse la EA 131 la situación de Gubla se ha tornado totalmente defensiva. En el primer momento, como ya se mencionó, se define la actuación de un AI, mientras que en el caso que refiere la EA 131 estamos frente a la necesidad de un contingente con estructura estándar. Al final de la carta vuelve a pedir “muchos arqueros” lo que una vez más lo debemos tomar como un concepto genérico del soldado egipcio.

EA 132. De la misma serie de Rib-Addi al faraón. Se inscribe en la misma línea que la anterior y posiblemente sea la siguiente enviada por este rey. Una vez más describe la caótica situación y lo interesante es que pide que se envíen barcos “para que se lleven todo lo que pertenece a Baalat y a mi”. O sea: una evacuación. La situación era ya insostenible y requería una operación militar de gran envergadura. Esto se reafirma cuando posteriormente dice “envía 5000 personas de Meluha y 50 carro y protegeré Tu ciudad. Envía arqueros y haz que la tierra esté en paz” . Una vez más el tema de los sinónimos, y como vemos el término de “personas” vuelve a aparecer en un contexto que se asocia a soldados. De la misma forma en la frase final aparece otra vez el término “arqueros” por soldados en general. Otra cosa que llama la atención es que la cantidad de infantes se multiplica y la de carros se mantiene casi igual. Esto da el indicio del papel netamente defensivo que había asumido la situación. Más que nada parece un ejército de ocupación con un rol de defensa estático, donde un contingente pequeño de carros podía encargarse perfectamente del papel ofensivo. Lo más seguro es que era para atrincherarse en la ciudad y resistir la invasión, por lo menos esa era la táctica que Rib-Addi suponía necesaria y que no hace más que darnos una imagen dramática del momento que vivía.

Cabe acotar que Ajenaton nunca envió la ayuda militar que el rey Rib-Addi pedía y con ello selló su destino. En las cartas EA 137 y EA 138 se expresa los desesperantes momentos finales de este rey que, traicionado y sin refugio, intenta inútilmente una vez más conseguir ayuda de parte del faraón de Egipto.

EA 149 . De Abimilki rey de Tiro al faraón. Este rey también nos presenta una situación hostil en torno suyo. Lo importante de esta carta es que pide como ayuda solamente “20 soldados de a pie”. Esto nos da la idea de que en la mayoría de las veces no se necesitaban grandes contingente de tropas para reafirmar el dominio en la región. Eran más que nada conflictos de baja intensidad, o en el mejor de los casos, eran pequeñas fuerzas que con su presencia reafirmaban el compromiso de Egipto con el reino en cuestión. Con solo eso ya bastaba para impedir situaciones hostiles externas e internas. Como vemos en este caso por el escaso número de soldados que pide y por ser específicamente infantes, no está viviendo una situación apremiante que amerite la intervención de una fuerza de tipo AI.

EA 157. De Aziri al faraón. Cuenta de las hostilidades de las que es víctima por parte del rey de Hatti. Pide que se envíen “soldados y carros para mi asistencia” . Es interesante ver que esta vez no menciona a los arqueros, pero en su lugar es específico el pedido de carros y de soldados (infantes o infantes y arqueros a pie). De esta forma nos está describiendo una fuerza combinada que con seguridad era el tipo más común de AI en donde el núcleo de la misma estaba en el arma de carros.

EA 180. Al faraón (las primeras línea están dañadas por lo que no se sabe quien la envía). Este rey (se supone que la envía un rey o por lo menos una persona con mucho poder) cuenta el clima hostil que se vive en la región y le pide al faraón que le envíe carros para “proteger las ciudades del rey”. Es interesante no solo por la mención de esta fuerza de carros, sino que culmina pidiendo nuevamente que se le envíen carros pero esta vez dice para “que me lleven ante el rey”. En esta carta el arma de carros se nos presenta de dos formas: como un fuerza de intervención rápida y como fuerza de escolta o rescate, ambas funciones de un AI.

EA 222. Del faraón a Intadura. Esta carta es muy interesante ya que es de las pocas que se conservan enviadas por el faraón. Es importante recordar de contextualizarla en el clima de hostilidad que se vivía en la región sirio-palestina de esa época. En ella el faraón dice: “escucha con atención (...) prepara para los arqueros del rey abundante comida, vino y de todo en abundancia. He aquí que El (el faraón) estará contigo pronto y decapitará a los enemigos del rey. Sabe que el rey es poderoso (...) y sus tropas y carros son muchos y en buenas condiciones”. Como vemos su contenido es muy revelador para nuestro tema. Por un lado se reafirma la idea de que el termino “arquero” es genérico para las tropas egipcias, por otro lado vemos como en la frase final no menciona “arqueros” sino “tropas y carros”. ¿Se refiere a que esos “arqueros” que antes mencionó son en realidad las unidades mixtas de infantes y carros? ¿O se refiere a que esos “arqueros” son solamente unidades de carros y lo que hace es nombrar por separado a las tripulaciones y a los vehículos? Ambas opciones son probable. Lo que si es indudable es que se trata principalmente de una fuerza donde el mayor peso de su poder recae en los carros. Habla de un contingente con las características de AI pero al mismo tiempo deja entrever que lo que le manda es solo una muestra de todo el poder que puede desplegar.

EA 270 y 271. De Milkilito al faraón. La situación que describe este rey es desesperada en ambas cartas y debe huir para no “no caer en desgracia”, por lo que pide una fuerza de carros para que lo “lleven ante el rey”. Una acción de rescate para una fuerza de rápido desplazamiento y que garantice protección, al estilo de un AI. Estas cartas se inscriben en el mismo estilo de la EA 180. Es importante destacar que en la EA 269, que se supone es anterior a estas dos, este mismo rey le solicita “arqueros” al faraón. Como vemos una vez más se usan como sinónimo.

Como ya mencionamos la mayoría de esta correspondencia pertenece a un período muy conflictivo de la región. Cuando la política exterior de Egipto había sido descuidada y se le habrían las puertas a otras potencias para intervenir en el territorio imperial. Podemos suponer que en épocas de mayor control sobre sus dominios la necesidad de un AI era menor pero siempre necesaria.

 

CONCLUSIONES.

•  El carro de guerra evoluciona de la mano de los egipcios hasta transformarse en una sólida y confiable maquina de guerra. Las principales virtudes que quisieron desarrollar en ellos eran la velocidad y la agilidad.

•  El uso del arco compuesto transforma este carro en un arma sumamente eficaz tanto contra las fuerzas de infantería como contra los carros enemigos.

•  El entrenamiento de las tropas de carros y el costo de la tecnología de punta que utilizaban los hace un cuerpo de élite que en un principio solo la nobleza pudo costear.

•  Por las mismas características de esta arma se crean unidades sumamente profesionales que van adquiriendo las características de un AI.

•  Es muy probable que ya desde el reino de Tutmosis III las unidades de carros actuaran con cierta independencia de la infantería y tuvieran roles tácticos específicos.

•  Era un arma netamente ofensiva, y en el caso de que estratégicamente tuvieran que asumir un papel defensivo en la táctica seguían accionando ofensivamente.

•  Podían desempeñarse como una plataforma móvil de fuego o como un transporte de arqueros.

•  El término “arqueros” no se debe tomar de forma literal cuando tenemos referencias escritas sobre el ejército egipcio. Podía ser usado como un término que aludiera de forma genérica a los soldados egipcios sin distinción de armas. Por como eran en esencia los carros egipcios (un arquero sobre una plataforma móvil) podemos suponer que es más factible que se haga referencia a ellos cuando se habla de “arqueros” que a cualquier otra arma aparte de los propios arqueros a pie.

•  Como lo atestiguan las cartas de Amarna el punto anterior es relevante tanto para los escritos egipcios como para los de sus contemporáneos.

•  Los carros en acción debemos concebirlos acompañados de unidades de infantería ligera (los “corredores”) con los que actuaban estrechamente unidos pero siempre bajo el mando del arma de carros.

•  El AI egipcia estaba basada en el arma de carros ya que era la única fuerza capaz de cumplir con los requerimientos de este tipo de unidades.

•  El AI egipcia no necesariamente eran fuerzas íntegramente formadas por carros, muchas veces se conformaban como unidades mixtas en las que el mando siempre estaba en el arma de carros y las tácticas a emplearse se basaban en ellos.

•  Como AI también tenían la función de escolta y operaciones de rescate de personalidades, función que sin duda realizaron.

•  Más allá de su eficacia práctica en el combate las unidades de carros también cumplieron con otro rol típico de un AI: eran un arma disuasoria. Representaba el compromiso del faraón en la región y la capacidad del ejército egipcio de respuesta rápida.

BILIOGRAFIA

•  “Historia del arte de la guerra” Mariscal Montgomery. Madrid (1969)

•  “Chariots, chariotry and the Hyksos” Alan R. Schulman. (1979)

•  “El carro sumerio” Fernando Quesada Sanz. Aventura de la Historia Nº 34

•  “Institute for Ancient Equestrian Studies” Antropology Department Consulta en web agosto 2005.

•  “The origin of the true chariot” http://www.hindunet.org/saraswati/chariot.html Consulta septiembre 2005.

•  “Rig Veda”

•  W. F. Petrie “Hyksos and Israelite Cities” (1906) y “Egypt under the Amenemhats and the Hyksos” (1902) de W.F. Petrie. Citado por Alan R. Schulman en “Chariots, chariotry and the Hyksos” (1979)

•  “El llamado segundo período intermedio: los hiscos, los tebanos. La reconquista nacional” Teresa Bedman. http://www.institutoestudiosantiguoegipto.com Consulta agosto 2005.

•  “Instituciones de Egipto” G. Husson, D. Valbelle. Madrid (1992) Pg. 163

•  “Vida cotidiana de los egipcios”. Franco Cimmino. Madrid (2002) Pg. 290

•  “Vida cotidiana de los egipcios”. Franco Cimmino. Madrid (2002) Pg. 94

•  “La guerra de las Galias” Julio Cesar

•  “Las legiones romanas” José Manuel Roldan. Cuadernos de historia 16. (1985)

•  “La guardia pretoriana” Boris Rankov. Ejércitos y batalla Nº 66. Madrid (1996)

•  www.historialagos.com Consulta agosto 2005

•“TheChariot in Egyptian Warfare” Troy Fox

http://www.touregypt.net/featurestories/chariots.htm Consulta agosto 2005.

•  “Carros de guerra” Fernando Quesada Sanz. Aventura de la Historia Nº 46

•  “Los carros en el ejército del antiguo Egipto” M. B. del Casal y Aretxabaleta http://www.institutoestudiosantiguoegipto.com Consulta agosto 2005.

•  “Instituciones de Egipto” G. Husson, D. Valbelle. Madrid (1992) Pg. 164

•  “Ancient Egyptian chariots: detailed análisis on design and functional aspects” Prof. Alberto Rovetta http://robotica.mecc.polimi.it/lectures/bo2/BO-2-Sulkies_25_2_00.htm Consulta agosto 2005.

•  “Chariots, chariotry and the Hyksos” Alan R. Schulman. (1979) Pg. 135.

•  “Qadesh 133 a.C” Mark Healy. Ejércitos y batallas Nº 59. Madrid (1995) Pg. 39.

•  “Projectiles” http://nefertiti.iwebland.com/timelines/topics/army.htm Consulta agosto de 2005.

•  “El arco compuesto” Fernando Quesada Sanz. Aventura de la Historia Nº 40

•  “Qadesh 133 a.C” Mark Healy. Ejércitos y batallas Nº 59. Madrid (1995) Pg. 86.

•  “Iliada” Homero

•  “Instituciones de Egipto” G. Husson, D. Valbelle. Madrid (1992) Pg. 166

•  “California Institute for Ancient Studies” http://www.specialtyinterests.net/eae.html#7 Consulta agosto 2005