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El calendario civil en el antiguo Egipto
por Dr.D. Jos� Lull * � El calendario es un invento derivado de las necesidades agr�colas, religiosas, sociales y administrativas. Todas las civilizaciones o sociedades primitivas han tenido la necesidad de disponer de un calendario, de una forma de medir el transcurso del tiempo, si bien el modelo que se ha tomado de �ste ha diferido seg�n las �pocas y contextos culturales. Cuando Herodoto escrib�a en Historias II: 4 que �los egipcios fueron los primeros de todos los hombres que descubrieron el a�o, y dec�an que �sto lo hallaron a partir de los astros� 1 se refer�a, por supuesto, a la invenci�n del calendario. �ste es, sin duda, uno de los legados m�s evidentes de la civilizaci�n egipcia. El calendario juliano creado en el a�o 45 a.C. y, posteriormente, el calendario gregoriano (empleado actualmente), modificaci�n del anterior llevada a cabo por el Papa Gregorio XIII en 1582, no son sino derivados del antiguo calendario civil egipcio. Sin embargo, en Egipto se hizo uso de varios calendarios. El estudio de los calendarios egipcios es mucho m�s complejo de lo que pudiera parecer y a�n hoy en d�a es fuente de discusi�n entre los egipt�logos, por lo que la investigaci�n en este sentido sigue ofreciendo muchos alicientes. Con total evidencia en Egipto hubieron dos calendarios, el civil y el lunar. La existencia de un tercer calendario llamado calendario lunar antiguo es m�s controvertida, pero seg�n muchos autores hay evidencias que apuntan a su uso en Egipto. La invenci�n de otros calendarios cuenta con partidarios, pero su uso inequ�voco no ha sido demostrado. � El calendario civil El calendario civil egipcio es el m�s conocido y aparece descrito en cualquier manual b�sico de egiptolog�a, si bien es usual ofrecer una descripci�n muy simplificada del mismo que no corresponde bien a su valor y complejidad real. La invenci�n del calendario civil parece remontarse a principios del III milenio a.C., coincidiendo con el mayor desarrollo de la escritura jerogl�fica. Con seguridad, sabemos que ya estaba en uso en tiempos de Shepseskaf, fara�n de la IV dinast�a. El t�rmino �civil� con que es definido este calendario aparece utilizado por vez primera en el cap�tulo 18 de De die natali de Censorino, del siglo III d.C., cuando dicho autor se�ala que, nam eorum annus civilis solidus habet dies CCCLXV sine ullo intercalari , es decir, �para ellos el a�o civil completo tiene 365 d�as sin ning�n d�a extra�. El primer texto egipcio que menciona expl�citamente el n�mero de 365 d�as del a�o es el papiro matem�tico Rhind 2, del Segundo Per�odo Intermedio. B�sicamente, podemos decir que el calendario civil egipcio consiste en tres estaciones de cuatro meses de treinta d�as, con lo que el a�o contabilizaba un total de 360 d�as. Sin embargo, a estos doce meses se sumaban cinco d�as, los llamados epag�menos ( , Hrjw rnpt ), con los que el a�o civil quedaba en 365 d�as. Los d�as epag�menos, que no forman un mes propiamente dicho, recib�an el nombre de �los que est�n por encima del a�o�, pero tambi�n eran conocidos como ( mswt nTrw ) �nacimiento de los dioses�, pues se cre�a que en esos d�as hab�an nacido los dioses 3 Osiris, Horus, Seth, Isis y Neftis. En copto, estos cinco d�as eran llamados piabot nkoyxi �el peque�o mes�. La prueba m�s antigua y evidente de la existencia de los epag�menos durante el Imperio Antiguo procede de la tumba de Nekankh, un funcionario que vivi� entre los reinados de Menkaura y Userkaf 4. En los Textos de las Pir�mides , del Imperio Antiguo, ya se menciona la existencia de los d�as epag�menos. As�, en PT 1961 podemos leer 5: �El pr�ncipe asciende en una gran tormenta desde el horizonte interior; �l ve la preparaci�n del festival, la manufactura de los braseros, el nacimiento de los dioses ante t� en los cinco d�as epag�menos (...)� En este calendario las semanas eran de diez d�as, por lo que cada mes ten�a tres semanas y cada a�o 36. El equivalente a nuestro Domingo, d�a festivo, era en Egipto el d�cimo d�a de su semana. Por ello, una estela del a�o 8 de Rams�s II, dirigida a los artesanos que trabajaban para �l, dec�a: �He llenado para vosotros las despensas con toda clase de cosas: dulce, carne, pasteles, sandalias y vestidos para todo el a�o y perfumes para ungir vuestras cabezas cada diez d�as� 6. La primera estaci�n del calendario civil recib�a el nombre de Axt (akhet, �inundaci�n�), la segunda se llamaba prt (peret, �salida� - siembra) y, finalmente, la tercera estaci�n se denominaba Smw (shemu, �sequ�a� - cosecha). En el Egipto del Imperio Antiguo y Medio los meses que formaban las estaciones no recib�an nombres, eran numerados. En las transcripciones se utilizan n�meros romanos para definirlos. De igual modo, los d�as del mes tambi�n se numeraban y no recib�an nombres concretos, con la excepci�n del d�a 30, llamado arqy . En una inscripci�n jerogl�fica con dataci�n propia del calendario civil egipcio podr�amos encontrarnos algo similar a lo que sigue: � A�o 21, III mes de akhet d�a 1, bajo la majestad del rey Sheshonq� Como vemos, la fecha se especifica por el a�o de reinado del monarca 7, en este caso Sheshonq I, puesto que los egipcios no ten�an un punto calend�rico inicial desde el que contar sus a�os, tal y como hacen los musulmanes contando los a�os desde la h�gira o nosotros mismos tomando como partida el nacimiento de Jes�s. Tras indicar el a�o de reinado se especifica el mes de la estaci�n referida (III), la estaci�n (akhet) y el n�mero de d�a (1). �nicamente a partir del Imperio Nuevo, los meses del calendario civil tambi�n tendr�n su propio nombre. La denominaci�n que recibe cada uno de los doce meses es la misma que la que aparece en textos arameos, griegos y coptos en Egipto. Los nombres de los meses egipcios son (entre par�ntesis sus equivalentes en griego): para I akhet DHwty (Thoth), para II akhet pA n Jpt (Phaophi), III akhet Hwt �rw (Hathyr), IV akhet kA Hr kA (Choiak), I peret tA abt (Tybi), II Peret pA mxr (Mecheir), III peret pA n Jmnw-Htp (Phamenoth), IV peret pA n rnnwtt (Pharmouthi), I shemu pA n xnsw (Pachons), II shemu pA n Jnt (Payni), III shemu jpjp (Epeiph) y, para IV shemu wp rnpt o mswt Raw (Mesore). El nombre del �ltimo mes del a�o, como wp rnpt , estuvo en uso hasta �poca ram�sida o comienzos del primer milenio a.C. 8, pues pasado este tiempo s�lo queda registrado el nombre de mswt Raw . Muchos de los nombres estaban dedicados a divinidades, como DHwty que es Thoth, Hwt Hrw que es Hathor, etc. Debemos se�alar, no obstante, que los nombres de los meses del calendario civil proceden, en realidad, del calendario lunar egipcio, por lo que entre ambos hay muchas similitudes. Algunos de los meses son originales del calendario civil y no tienen relaci�n con el antiguo calendario lunar. &xy (�embriaguez�) fue sustitu�do por DHwty (�Thoth�) en un intento por a�adir m�s te�foros a la lista de nombres, de igual modo que mnxt que se sustituy� por pA n Jpt , etc. As� mismo, interesante es la inclusi�n de un mes dedicado a Amenhetep I, monarca de la XVIII dinast�a que fue divinizado a mediados del Imperio Nuevo. Su mes es el correspondiente a III peret, pA n Jmnw-Htp (Phamenoth), �el de Amenhetep�. En el calendario civil, wp rnpt , que significa �el que abre el a�o� o mswt Raw , que se traduce como �nacimiento de Ra�, se relacionan claramente con el sentido de inicio o comienzo, por lo que cabr�a esperar verlos encabezando el primer mes del a�o civil. Sin embargo, ambos nombres son empleados para designar al equivalente de IV shemu, es decir, el �ltimo mes del calendario civil. �sto ocurre por que el nombre del mes coincide con el nombre de una fiesta que se celebra en el primer d�a del mes siguiente. De ese modo, mientras que el mes de wp rnpt es el �ltimo del a�o civil, la fiesta de wp rnpt , �la que abre el a�o�, tiene lugar en el primer d�a del a�o, en I akhet 1. La influencia indirecta del calendario lunar en el civil puede percibirse tambi�n en el d�a de celebraci�n de algunas festividades. As�, el caso de la fiesta DHwty (�Djehuty�/ Thoth), dedicada al dios Thoth, parece muy evidente. La fiesta de Thoth se celebraba en I Axt 19 del calendario civil, y estaba relacionada con Thoth como dios lunar. Sin embargo, aparentemente, el d�a 19 no parece tener una importancia especial dentro de la lunaci�n, por lo que esta relaci�n podr�a ser s�lo te�rica. Sin embargo, como bien observa Spalinger 9, el d�a 19 del primer mes del calendario civil tiene su importancia si observamos que 384 d�as del calendario lunar (con el mes intercalar) menos 365 d�as del calendario civil dejan un resto de 19 d�as. Por ello, es posible que el d�a 19 del primer mes del calendario civil fuese dedicado al dios lunar. De todos modos, al contrario que fiestas como la de wAgy , que veremos m�s adelante, la fiesta de Thoth no ten�a su contrapartida en el calendario lunar. Algunas listas de ofrendas nos recuerdan las ofrendas concretas que en determinados d�as del calendario civil o lunar deb�an ser entregadas en un templo o tumba. Estas listas son siempre, por razones obvias, muy interesantes para los estudiosos del calendario. La lista m�s extensa que se conoce es la del muro sur del templo funerario de Rams�s III en Medinet Habu. No obstante, por su mayor sencillez, creemos m�s conveniente mostrar al lector el ejemplo de la llamada �estela de Buto� de Tutmosis III 10. En �sta, como en las dem�s listas de este tipo, las ofrendas que deben ser dadas aparecen registradas en orden cronol�gico, seg�n el calendario civil. Las 8 primeras l�neas del texto jerogl�fico nos hablan de la grandeza del fara�n y de su poder m�s all� de sus fronteras. Ya en la l�nea 9, se expresa el deseo de Tutmosis III por otorgar a Uadjyt una serie de donaciones anuales en grandes cantidades. La l�nea 10 nos se�ala el contenido de las ofrendas diarias. A partir de la l�nea 11, la estela de Buto se refiere a ofrendas que deben realizarse en d�as concretos del a�o: L.11- Ofrendas para PsDntjw : 150 panes, 10 jarras de cerveza, 1 jarra de vino, 10 verduras, 5 pasteles, 5 aves, incienso 10. L.12- Ofrendas para el 6� d�a: 150 panes, 10 jarras de cerveza, 10 verduras, 5 pasteles, 5 aves, incienso 10. L.13- Ofrendas para el 15� d�a: 150 panes, 10 jarras de cerveza, 10 verduras, 5 pasteles, 5 aves, incienso 10. Estas ofrendas est�n relacionadas con el ciclo de la Luna, con el calendario lunar. La primera es la de la Luna nueva, la segunda es para el 6� d�a de lunaci�n (un d�a antes de la fase creciente) y la tercera, la del 15� d�a, es la ofrenda que se hac�a el d�a de Luna llena. A partir de la l�nea 14 las ofrendas ya se refieren a d�as concretos del calendario civil: L. 14- Ofrendas para el mswt tp [rnpt] : 1 toro, 2 jarras de vino, 150 panes, 10 jarras de cerveza, 5 pasteles, 10 aves, incienso 5, 25 verduras. L. 15- (Ofrendas para) I akhet 1 wp rnpt : 4 toros, 4 jarras de vino, 200 panes, 20 jarras de cerveza, 25 pasteles, 10 aves, 20 jarras de harina, 10 de incienso, 2 de miel, 30 verduras. La fiesta de mswt tp [rnpt] se celebraba el �ltimo d�a de la estaci�n de shemu, es decir, en el d�a 360 del calendario civil y las ofrendas que se le dedicaban eran mayores que las ofrecidas en los d�as festivos del ciclo lunar. A�n m�s abundantes eran, en cambio, las ofrendas del wp rnpt , el d�a de la apertura del a�o en I akhet 1. En las siguientes l�neas sigue la lista de ofrendas en festividades que caen en d�versos d�as de akhet (III akhet 3), peret (I peret 1, 2 y 20; II peret 25 y 26; III peret 1 y 9; IV peret 1) y shemu (I shemu 4, ?, 30; III shemu 20). Interesante es que en la l�nea 26 se incluye la fiesta de la �salida de Sirio�, que aunque no queda estipulada en un d�a concreto, por las fiestas que son citadas en la l�nea 25 y 27 podr�amos deducir que deb�a tener lugar entre los d�as 4 y 30 de I shemu. Sin embargo, puesto que se conoce una inscripci�n de Elefantina (Louvre D68 � E3910) en la que se cita que la salida de Sirio se produc�a, en un a�o indeterminado de Tutmosis III, en III Smw 28, debemos concluir que la celebraci�n de la festividad de la salida de Sirio no fue introducida en la estela de Buto en el orden cronol�gico correcto, pues seg�n la cronolog�a relativa de este monarca la salida de Sirio se produjo durante su reinado entre finales de III shemu y principios de IV shemu, coincidiendo, pues, con la inscripci�n de Elefantina. Quiz�s debido a que la fiesta de Sirio se adelantaba un d�a cada a�o civil, en la estela de Buto se prefiri� no dejar fijada dicha festividad en un d�a concreto, si bien al colocar esta entrada entre dos fiestas bien definidas en el calendario, nos ha podido llevar a una deducci�n err�nea. Afortunadamente, contamos con una serie de listas, pertenecientes a relojes de agua, techos astron�micos, etc. en las que se ha conservado el nombre y ordenamiento de los meses del a�o. Estas listas son de indudable importancia, pues su comparaci�n permite recomponer y estudiar la evoluci�n de los nombres de los meses del a�o.
Las listas que acabo de mostrar 11 pertenecen a diversos contextos hist�ricos. El papiro Ebers es del �ltimo cuarto del siglo XVI a.C., el techo astron�mico de la tumba TT 353 de Senenmut en Deir el-Bahari es del segundo cuarto del siglo XV a.C., la clepsidra de Karnak es de la primera mitad del siglo XIV a.C., el techo astron�mico del Rameseum del siglo XIII a.C., la tabla calend�rica Cairo 86637 probablemente del siglo XII a.C. y, finalmente, el friso astron�mico de Edf� de la segunda mitad del siglo II a.C. Si comparamos estas listas observaremos algunos cambios y variantes en los nombres de los meses, pero lo que m�s destaca es que en el papiro Ebers wp rnpt aparece como el primer mes del a�o y no como el �ltimo, si bien podr�a tratarse de la fiesta de wp rnpt y no del mes de wp rnpt . Por los nombres de las tres estaciones que compon�an el a�o civil parece evidenciarse una relaci�n directa con los ciclos agr�colas anuales. Sin embargo, el calendario comienza con la estaci�n de Axt �inundaci�n�, y �sto es un hecho m�s meteorol�gico, en relaci�n al aumento del caudal del Nilo, que agr�cola. Es por ello que muchos autores han cre�do que la invenci�n del calendario civil es una consecuencia de la observaci�n directa por parte de los antiguos egipcios de que la crecida del Nilo se produc�a siempre, verano tras verano, en las mismas fechas. As�, tan pronto se percataron de este fen�meno, los habitantes del valle del Nilo encontraron un medio asequible para fijar el inicio de un calendario anual. Una inscripci�n (Cairo JE 86637) parece relacionar estos dos hechos: � Mswt Raw-�rw Axty : hacer una abluci�n por todo el pa�s en el agua del principio del alto Nilo que viene como el fresco Nun�. 12 Sin embargo, y como se ha demostrado, la crecida del Nilo no es en absoluto regular, de tal modo que un a�o basado en la crecida del Nilo pod�a ser tan corto como 336 d�as o tan largo como 415 d�as. 13 Ello deja en entredicho la posibilidad de relacionar directamente el origen del calendario civil con el ciclo anual de inundaci�n del valle del Nilo. Puede considerarse, no obstante, la posibilidad de la observaci�n combinada de varios fen�menos, no s�lo de la inundaci�n sino tambi�n del solsticio vernal y el orto hel�aco de Sirio. La observaci�n del inicio de la inundaci�n pudo haberse relacionado con el solsticio vernal, si es que Mswt Raw-�rw Axty puede vincularse con este acontecimiento. De hecho, es interesante advertir que en Hierak�npolis (Hk-61D) fue descubierto en 1986 un glifo, posiblemente de la segunda mitad del IV milenio a.C., en el que parecen haberse recogido las posiciones del Sol a lo largo del a�o, de tal modo que ello ser�a indicativo de que en el predin�stico las observaciones del Sol habr�an podido facilitar la invenci�n de un calendario tr�pico que, por que no, pudo estar en la base del origen del calendario civil 14. Algunos autores creen que la observaci�n de otro fen�meno astron�mico de car�cter anual y regular debi� proveer a los egipcios de la base para fijar este calendario. La efem�ride astron�mica de mayor relieve, documentada en multitud de inscripciones, es el orto hel�aco de la estrella Sirio (Sothis en griego, spdt Sepedet en egipcio). Sirio, con una magnitud visual aparente de �1.44, es la estrella m�s brillante de la b�veda celeste, por lo que a�n podemos acentuar m�s la importancia de este astro como referencia visual. El orto hel�aco es la aparici�n de un objeto por el horizonte oriental justo antes del amanecer, cuando es visible por primera vez despu�s de haber estado un per�odo de tiempo en conjunci�n con el Sol. Puesto que la estrella Sirio sal�a a�o tras a�o con absoluta regularidad, coincidiendo aproximadamente con el momento de la crecida del Nilo, los egipcios debieron asociar ambos fen�menos y tomarla como referente para fijar el inicio de su a�o. Dado que hay un desfase entre el a�o solar seguido por Sirio y el a�o civil, de igual modo que Sirio ir�a apareciendo cada vez m�s tarde en el calendario civil, las estaciones tambi�n se ir�an desplazando. Por ello, llegar�a un momento en el transcurso del ciclo soth�aco en el que durante la estaci�n de akhet (inundaci�n) del calendario civil se estuviera realmente en el momento de la recolecci�n (shemu). Es decir, las estaciones del calendario civil y las dictadas por la naturaleza estar�an totalmente descoordinadas. Si cada cuatro a�os los egipcios hubieran a�adido un sexto d�a epag�meno, del mismo modo que hacemos nosotros cada cuatro a�os al a�adir un d�a m�s a Febrero, dicho desfase hubiera sido corregido y el orto hel�aco de Sirio y las estaciones naturales hubieran coincidido a�o tras a�o con el calendario civil egipcio, seg�n se hab�an fijado desde un principio. Los egipcios conoc�an el problema de su calendario civil y el desbarajuste que originaba con respecto a las estaciones con el paso de los a�os, sin embargo, no parece que hicieran nada para remediarlo aunque les hubiera resultado muy sencillo. Quiz�s, con fines astron�micos, sumaban los d�as perdidos en su calendario civil para calcular acontecimientos determinados, pero no nos ha llegado ning�n documento que nos lo demuestre. Una prueba del conocimiento que ten�an los egipcios del desfase de su calendario y del modo de corregirlo es el llamado Decreto de Canopus , resultado de un congreso llevado a t�rmino en Alejandr�a el 17 de Tybi (I peret) del a�o 9 de Ptolomeo III, es decir, el 7 de Marzo de 238 a.C. La asamblea de sacerdotes decidi� la inauguraci�n de un nuevo calendario fijado en el a�o solar de 365 � d�as a�adiendo un sexto d�a epag�meno cada cuatro a�os: �(l. 17) (...) debe ser celebrada tambi�n una gran fiesta en su momento durante el a�o en honor del rey del Alto y Bajo Egipto, Ptolomeo, que viva eternamente y amado de Ptah (l. 18) y a la reina Berenice, dioses benefactores, en los templos de las Dos Tierras, �sto es, en todo el reino, [y esta fiesta debe ser celebrada] en el d�a del orto hel�aco de Sirio, llamado d�a de la apertura del a�o, seg�n es denominado en los escritos de la casa de la vida, y que corresponde ahora en el a�o 9 al d�a 1 del segundo mes de shemu en el que son celebradas las fiestas de la apertura del a�o (...) (l. 19) (...) pero si sucede que la fiesta del orto hel�aco de Sirio cambia a otro d�a cada cuatro a�os, el d�a de la observaci�n no deber�a ser cambiado y deber�a ser celebrado el d�a 1 del segundo mes de shemu, tal y como fue en el a�o 9 (...) (l. 22) (...) por tanto debe ser ahora decretado que a los cinco d�as epag�menos debe ser a�adido un d�a antes del a�o nuevo (cada cuatro a�os)�. Sin embargo, por alguna raz�n, este nuevo calendario no fue llevado adelante y los egipcios prefirieron seguir con su antiguo calendario civil, a�n siendo conscientes de los problemas que ten�a, pues como el propio decreto de Canopus indica, algunas fiestas que deb�an celebrarse en la estaci�n de peret eran celebradas en shemu, y otras de shemu lo eran en peret. El calendario juliano, decretado por Julio C�sar, dando comienzo el 1 de Enero de 45 a.C. y consistente en a�os de 365 d�as a los que sigue uno de 366 cada cuatro a�os, no es m�s que una repetici�n del decreto de Canopus. Por ello, el moderno calendario juliano-gregoriano es el heredero del calendario egipcio. En la antig�edad el calendario egipcio era muy valorado por su sencillez, ya que presenta un ritmo fijo de 365 d�as por a�o sin ning�n d�a intercalar. Gracias a �sto, el calendario civil egipcio tuvo una gran influencia en el pasado, pues, sin duda, es el m�s sencillo de los calendarios inventados. De los autores cl�sicos tenemos interesantes descripciones del calendario egipcio, las cuales han servido, en algunos casos, para sentar las bases que permiten suponer la eficacia del c�lculo de fechas astron�micas respecto al calendario civil y, por tanto, de la cronolog�a absoluta en Egipto. El matem�tico Theon de Alejandr�a 15, que vivi� en la segunda mitad del siglo IV d.C., en referencia a la relaci�n entre el calendario civil egipcio y el alejandrino, escribi�: �Dado que el a�o que nos han dado los griegos o los alejandrinos es de 365 � d�as, y el de los egipcios es, como hemos dicho, de s�lo 365 d�as, es evidente que en el transcurso de cuatro a�os el a�o egipcio adelanta al alejandrino en un d�a, y en el curso de 1460 a�os en 365 d�as, esto es, en un a�o egipcio. En ese momento, los alejandrinos y los egipcios se�alan de nuevo el inicio de su a�o juntos, as� como de los d�as y meses (...). Este apokat�stasis sucede cada 1460 a�os desde un comienzo ocurrido en el 5� a�o del gobierno de Augusto, por lo que desde ese tiempo los egipcios han vuelto a ganar un cuarto de d�a cada a�o.� 16 En esta comparaci�n entre el calendario alejandrino (que sigue a�n hoy en d�a vigente en la liturgia copta) y el calendario civil egipcio, Theon se�al� la caracter�stica inconfundible de este �ltimo, sus 365 d�as de duraci�n. El calendario alejandrino fue instituido en Egipto poco despu�s de la conquista romana en 30 a.C 17, y qued� fijado con aqu�l de tal modo que I akhet 1 del civil correspond�a a III shemu 25 del alejandrino, que era el 19 de Julio del calendario juliano, o dicho de otro modo, I akhet 1 del calendario alejandrino ca�a en II akhet 12 del civil, pues la diferencia entre el d�a de a�o nuevo de uno y otro era de 41 d�as (42 en un a�o bisiesto). As�, la diferencia entre el calendario alejandrino y el civil egipcio estriba �nicamente en que cada cuatro a�os deb�a a�ad�rsele un d�a epag�meno m�s, de tal modo que era tan largo como el a�o juliano. Sin embargo, dado que el calendario alejandrino y el juliano ten�an a�os de 365.25 d�as, tampoco se acoplan exactamente a la duraci�n de 365.2422 d�as 18 del a�o tr�pico o solar. En todo caso, la menor duraci�n del calendario civil egipcio originaba un desfase con respecto al calendario alejandrino u, obviamente tambi�n, con el calendario juliano, que provocaba el adelantamiento de un d�a cada cuatro a�os. Como bien indic� Theon, dicho desfase ten�a un ciclo de 1460 a�os egipcios. Mucho antes, Herodoto de Halicarnaso, en el siglo V a.C. comparaba el calendario civil egipcio y el griego, mostrando mayores simpat�as por el primero, sin duda por su mayor sencillez: �(Los egipcios) observan (su calendario), a mi parecer, de manera tanto m�s sabia que los helenos en cuanto que los helenos cada tercer a�o incluyen un mes intercalar a causa de las estaciones. Por el contrario, los egipcios, que hacen de treinta d�as los doce meses, a�aden cada a�o cinco d�as fuera del recuento, y el ciclo de sus estaciones, al dar la vuelta, acaece en la misma fecha�. 19 A la hora de hablar de la exactitud de un calendario, solemos compararlo con respecto al a�o solar. El a�o sid�reo, algo inferior a los 365.2564 d�as, es lo que tarda el Sol en volver a una misma estrella de referencia tras una translaci�n de la Tierra, despu�s de recorrer 360� en la b�veda celeste. De todos modos, este a�o no es posible de calcular por observaci�n, dado que no se puede establecer un punto fijo en la b�veda celeste. El a�o solar o tropical, sin embargo, es de 365.2422 d�as, y en este caso es el tiempo que pasa desde dos pasos sucesivos del Sol por el equinoccio de primavera o punto vernal. El motivo por el que el a�o solar sea m�s corto que el sid�reo se debe a la precesi�n anual de 50.2� del equinoccio de primavera, por lo que el Sol alcanza este punto antes de cumplir su circuito aparente de 360�. Sin embargo, el hecho que se utilice el a�o solar con fines calend�ricos se debe a que es �ste y no otro el que se acomoda al paso de las estaciones. 20 Los egipcios hubieran podido realizar un calendario solar observando el tiempo transcurrido entre dos equinoccios, cosa que deb�an saber determinar. Del mismo modo, los antiguos egipcios pod�an haber tomado como base de su calendario el a�o soth�aco, es decir, el tiempo transcurrido entre dos ortos hel�acos de Sirio. Es evidente que, dada la importancia de esta estrella para su cultura, �stos deb�an disponer de tablas de ortos hel�acos de Sirio en relaci�n al calendario civil, lo que supone que, sin duda, deb�an conocer con gran precisi�n la duraci�n del a�o medio de Sirio. Es m�s, en el papiro Chester Beatty I (recto CI, 1-2) se habla, en clara referencia al a�o soth�aco, del rnpt nfrt �a�o perfecto�, en contraposici�n al rnpt gbj �a�o malo� con que el a�o civil es nombrado en el papiro Anastasi IV (10, col. 1-5) 21. En este �ltimo papiro se describe las consecuencias del desfase del calendario civil cuando se dice: �Ven a m�, oh! Am�n. S�lvame de ese a�o malo ( rnpt gbj ). Con el Sol ha sucedido que no se ha levantado, el invierno ha venido en verano, los meses transcurren en sentido inverso, las horas caen en desorden�. 22 Evidentemente, conoc�an perfectamente los problemas que acarrea seguir un a�o de 365 d�as, algo m�s corto que el a�o solar por el que se reg�an las estaciones. Sin embargo, durante toda la historia fara�nica, al menos hasta el siglo III a.C., no hicieron nada para remediarlo. Y ello a pesar de que deb�an conocer la duraci�n del a�o solar. De alg�n modo, el calendario civil egipcio estaba por encima de los problemas que, respecto a las estaciones, pudiera originar. El hecho evidente es que, hasta el decreto de Canopus del a�o 238 a.C., no se ha documentado en Egipto ninguna inscripci�n que verifique alguna modificaci�n del calendario civil egipcio. Las pruebas documentales con las que contamos nos muestran que el calendario civil permaneci� inalterable con sus 365 d�as, lo cual, como veremos m�s adelante, es una de las bases en las que se basa la cronolog�a absoluta egipcia. En la antig�edad tambi�n se ten�a esa percepci�n de la inalterabilidad del calendario civil egipcio. Una prueba m�s de dicha afirmaci�n reside nuevamente en los escritos que nos han dejado los autores cl�sicos. El poeta griego que vivi� en el siglo III a.C., Arato de Soles, en la traducci�n latina que Germanicus hizo de su Fen�menos , refiri�ndose a los reyes egipcios que acced�an al trono, se�ala que deb�an presentarse en el templo de Isis �(...) et jurejurando adigitur neque mensem neque diem intercalatum, quem in festum diem immutarent, sed CCCLXV dies peracturos sicut institutum est ab antiquis � 23, es decir �jurando no a�adir ni meses ni d�as intercalares, ni cambiar un d�a de fiesta, sino mantener los 365 d�as, como desde la antig�edad�. Este texto que acabamos de leer parece suponer una prueba evidente de que los egipcios no modificaron su calendario a lo largo de la historia, dado que se dice que la continuidad del calendario civil quedaba bajo el juramento del fara�n en el momento de su coronaci�n. Sin embargo, no poseemos ning�n documento original egipcio en el que se diga �sto. �Por qu�, pues, los egipcios prefirieron mantener su calendario civil de 365 d�as conociendo su desfase?. Si los egipcios hubieran fijado su calendario a la observaci�n de la aparici�n hel�aca de la estrella Sirio, hubieran conseguido una exactitud mayor respecto al a�o solar, pues, el valor medio del a�o soth�aco del tercer al primer milenio a.C. es de 365.251055 d�as por los 365.2422 d�as del a�o solar. Algunos autores creen en la existencia de un calendario soth�aco por el que el orto hel�aco de Sirio fijar�a el comienzo del a�o egipcio en I akhet 1. As�, en col. II 36-37 del papiro Carlsberg I (Texto T del Libro de Nut ) una inscripci�n nos dice: �Todas estas estrellas comienzan en el cielo en I akhet cuando Sirio aparece�. Esta cita podr�a ser utilizada como prueba de la existencia de un calendario fijado con el orto hel�aco de Sirio, pero hay que tener en cuenta que precisamente en la �poca de Seti I, cuando este texto fue realizado, el orto hel�aco de Sirio se produc�a en I akhet, por lo que podr�a ser s�lo una coincidencia. 24 Diodoro de Sicilia, a finales del siglo I a.C., dec�a en su Libro I: �Los meses y a�os son contados de manera muy especial por los egipcios. Ellos no miden los d�as al ritmo de la Luna sino por el del Sol, contando meses de 30 d�as y tras doce meses a�aden 5 d�as y un cuarto. De ese modo completan la duraci�n del transcurso de un a�o. Adem�s, ellos no conocen, como es usual para los griegos, ni meses ni d�as intercalares�. Seg�n nos cuenta Diodoro, el a�o egipcio era, pues, de 365 � d�as a los que no a�ad�an ning�n d�a m�s de compensaci�n al desfase respecto al a�o tr�pico, como suced�a con el calendario alejandrino, el juliano, etc. Esta observaci�n de Diodoro puede confundir al lector, ya que como hemos dicho, el calendario civil egipcio es de 365 d�as. No obstante, esta duraci�n a la que se refiere Diodoro, debe relacionarse con el a�o soth�aco de 365.25 d�as o con los calendarios juliano o alejandrino. Lo mismo se desprende de Estrab�n (XVII 1:46), del que tambi�n creo interesante reproducir aqu� una cita del a�o 25 a.C., referida a los sacerdotes de Tebas en su calidad de astr�nomos 25: �Se dice que los sacerdotes de Tebas son en su mayor parte astr�nomos y sabios. Es a estos sacerdotes que uno debe la costumbre de calcular los d�as no por medio de la Luna sino por el Sol, a�adiendo cinco d�as a los doce meses de treinta d�as. Y con el f�n de hacer un a�o entero, puesto que una fracci�n de d�a excede, ellos forman un per�odo de tiempo compuesto por un n�mero de d�as o un n�mero de a�os enteros, para que las fracciones de d�a excedentarias, una vez juntas, den un d�a entero�. En el caso de Estrab�n, est� claro que no se refiere al calendario civil egipcio sino a otro de los que pod�an estar funcionando a finales del siglo I a.C., el juliano o el alejandrino. Seg�n von Bomhard, en Egipto pudieron coexistir acoplados el calendario civil de 365 d�as y el calendario soth�aco medio de 365.25 d�as, creando lo que dicha investigadora llama gleitenden Kalenders o �calendario deslizante� 26. La ventaja de este calendario acoplado es que el soth�aco puede regularse por medio de la observaci�n directa del orto de la estrella Sirio, al tiempo que el calendario civil se desliza sobre aqu�l adelant�ndose un d�a cada cuatro a�os de modo que es posible, mediante los dos, calcular cualquier fecha de inter�s como los solsticios y equinoccios que regulan el ciclo de las estaciones. As� mismo, una ventaja del a�o soth�aco respecto al a�o solar, es que el primero tiene una duraci�n m�s c�moda para el c�lculo, mientras que el segundo, con sus 0.2422 d�as de resto por a�o, es m�s complejo de llevar. Ser�a previsible que los egipcios, conociendo el resto de 0.25 d�as del a�o soth�aco, hubiesen decidido a�adir un sexto d�a epag�meno cada cuatro a�os, pero la documentaci�n egipcia no muestra en ning�n momento esta soluci�n e, igualmente, el testimonio de Diodoro no deja lugar a dudas: los egipcios utilizaban un a�o de 365.25 d�as sin necesidad de d�as o meses intercalares. El escritor siciliota denota, pues, la existencia de un a�o fijo. De todos modos, el a�o soth�aco es algo m�s largo que el solar, de tal forma que cada a�o se acumula una diferencia de unos 0.0078 d�as, lo que supone un d�a cada 129 a�os 27. En cambio, el calendario civil coincide nuevamente con el calendario solar cada 1507 a�os, cuando el desfase entre el calendario soth�aco y el solar lleva acumulados 11.68 d�as. Las ventajas del uso del llamado �calendario deslizante�, donde el calendario soth�aco y el civil se acoplan, ser�an varias. Por una parte, el uso de la estrella Sirio, la m�s brillante de la b�veda celeste, como referencia anual en su orto hel�aco. Tambi�n, el hecho de que entre dos ortos hel�acos de Sirio pase un tiempo similar al del a�o tr�pico pero con un resto de 0.25 d�as que hace que cada 4 a�os se vuelva a recuperar un d�a entero, facilita el manejo de este calendario. Por tanto, las referencias de los autores cl�sicos, que se�alan que los egipcios nunca a�adieron d�as o meses a su a�o ni lo modificaron, pueden estar en la base de la existencia de un calendario civil de 365 d�as que tenga en cuenta el curso del calendario soth�aco de 365.25 d�as. El papiro Ebers, dedicado a f�rmulas m�dicas elaboradas por los egipcios, posee en su reverso una inscripci�n en hier�tico de f�cil lectura pero cuya interpretaci�n dista a�n por ser definitiva. Son varias las propuestas a considerar, pero ahora nos remitiremos a las observaciones de von Bomhard que se�ala que esta inscripci�n muestra, en realidad, la asociaci�n entre el calendario civil y el soth�aco. La inscripci�n en cuesti�n parte con el a�o de reinado del segundo monarca de la dinast�a XVIII, Amenhetep I: �A�o 9, bajo la majestad del rey del Alto y Bajo Egipto Djeserkara, que vive eternamente�. Bajo este encabezamiento se desarrollan otras doce filas cuya informaci�n se puede dividir en tres columnas. En la primera columna se indican una serie de fiestas propias de cada mes y separadas por un per�odo de 30 d�as: wp rnpt, txy, mnxt, Hwt �rw, kA Hr kA, Sf bdt, rkH (wr), rkH (nDs), rnnwtt, xnsw, xnt Xt y jpt Hmt . La primera de las fiestas, la wp rnpt ser�a la propia del orto hel�aco de Sirio, as� que debe seguir el calendario soth�aco. En la segunda columna se indican fechas del calendario civil en relaci�n al a�o soth�aco marcado por el orto hel�aco de Sirio (comenzando con �tercer mes de shemu, d�a 9�), indicado en el encabezamiento de la tercera columna ( �salida de Sirio�). Si el calendario del papiro Ebers es una muestra de la existencia del calendario civil-soth�aco no lo podemos asegurar, pues, adem�s, como ya indicamos, otras interpretaciones son posibles 28. No obstante, gracias a que este texto nos da el a�o de reinado de un monarca y el d�a del mes del calendario civil en el que tuvo lugar el orto hel�aco de la estrella Sirio, esta inscripci�n es una de las pocas que han podido ser empleadas, como veremos m�s adelante, para el c�lculo de la cronolog�a absoluta. Figura 1 : fragmento del papiro geogr�fico de Tanis con Wp rnpt como IV shemu (tomado de L. Depuydt, Civil Calendar and Lunar Calendar in Ancient Egypt , OLA 77 (Lovaina, 1997), 89 fig. 4). Figura 2 : variaciones anuales del nivel del Nilo (tomado de J.A. Belmonte, �Astronom�a y arquitectura: el papel de los astros en la cultura y el arte del Egipto antiguo�, en M.�. Molinero y D. Sola (coords.), Arte y sociedad del Egipto antiguo (Madrid, 2000), 120 fig. 5.6). Figura 3 : l�neas 17-22 del Decreto de Canopus (modificado de R. Lepsius, Das biling�e Dekret von Kanopus in der Originalgr�sse mit �bersetzung und Erkl�rung beider Texte (Berl�n, 1866), pl. III). Figura 4 : inscripci�n hier�tica del papiro Ebers (tomado de R. Krauss, �Das Kalendarium des Papyrus Ebers und seine Chronologische Verwertbarkeit�, �gypten und Levante 3 (1992), 76).
* Texto extra�do de J. Lull, La astronom�a en el antiguo Egipto (Valencia, 2005), 65-83.
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