LOS HORIZONTES DEL DISCO SOLAR.

 

 

Por D. Francisco Martín Valentín  y Dña. Teresa Bedman

Del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto.

 

 

El reinado de Aj-en-Aton comenzó en el ejercicio de una probable corregencia con su padre, Amen-Hotep III. Los especialistas se dividen a propósito de si ésta, fue larga o corta, o si, realmente, la misma nunca se produjo.

Se ha hablado de un ‘periodo tebano’ de Amen-Hotep IV, refiriéndose al lapso de los primeros cinco años de su reinado, por contraposición al periodo de tiempo que se desarrolló en la ciudad del Amarna, computable a partir del año sexto hasta el decimoséptimo, último de Aj-en Aton, conforme a los documentos hasta ahora conocidos.

 

Fig. 1 Aj-en-Aton. Museo de Luxor.

© I.E.A.E

Hoy parece que sería más acertado empezar a hablar simplemente del periodo anterior a la fundación de la ciudad del Horizonte del Disco, Ajet-Aton, en Amarna.

Con independencia de la solución que se quiera dar a esta importante cuestión histórica es un hecho que, durante los cinco primeros años en el trono, Aj-en-Aton, entonces Amen-Hotep IV, estableció un programa de reinado que, pensando en la instauración de los cultos solares por encima de los demás existentes en Egipto, supuso el encumbramiento, sobre las demás divinidades, del dios Ra Hor-Ajty y, después, del dios Aton.

 

Las obras en Tebas

La primera gran obra ordenada en su reinado fue la construcción de un templo para el dios Ra Hor-Ajty en el mismo recinto del dios Amón en Karnak. El comienzo de las operaciones constructivas nos es conocido a partir de una inscripción existente en las canteras del Guebel El-Silsila,  fechada en el año 1. Allí, Amen-Hotep IV, aunque aparece haciendo ofrendas al dios Amon, lleva ya el título de ‘Primer Profeta de Hor-Ajty que se alza en el cielo en su nombre de Shu (luz solar) que está en el Disco (Aton). 

Por otra parte, la primera representación conocida del disco solar con los brazos consta en un bloque existente en el Museo de Berlín y, probablemente, procedente del templo que el rey comenzó a construir en Karnak en favor del dios Ra-Hor-Ajty, pero que no concluyó.

Fig. 2. Aj-en-Aton y Nefert-Ity bajo el Disco solar. TT 55 Ramose. © I.E.A.E.

La otra representación, casi de la misma época, hacia el año 2 del reinado, se encuentra en la TT 55 de Ramose. Allí, en la mitad norte del muro oeste de la capilla están representados Amen-Hotep IV y Nefert-Ity en la Ventana de las Apariciones del Guemet-Pa-Iten de Karnak. Esta escena muestra parte del conjunto de templos que, a favor del nuevo dios solar, hizo construir el soberano en Tebas.

El ambiente religioso y político de las celebraciones del primer festival Sed de su padre, Amen-Hotep III, durante el año 30 de su reinado, facilitó el camino para los cambios religiosos previstos. Al mismo tiempo, la celebración del Jubileo de Aton del año dos, por parte del nuevo rey,  supuso la puesta en marcha de un gran proceso constructivo en Tebas.

En efecto, poco después del inicio del reinado se ordenó construir al Este de Karnak un monumento decididamente diferente al templo de Ra Hor-Ajty: El Guemet-Pa-Iten. Este monumento, cuyo nombre significaba ‘El lugar donde se halla el Disco’, fue el antecedente de la arquitectura religiosa de la futura ciudad de El Amarna.

Además, en la zona de Luxor se han identificado no menos de ocho templos dedicados a,  o relacionados con el culto atoniano.

 Además del Guemet-Pa-Iten se conocen el Hut Ben-Ben, el Rudi Menu, el Teni Menu, el Hay-em-Ajet y el Maru Septentrional de Aton.

En efecto, todo conduce a pensar que el periodo en el que la corte de Amen-Hotep IV residió de manera principal en esta gran capital del Sur de Egipto, vio el desarrollo de un proyecto teológico que se pretendía extender a todo el territorio de Egipto, pero que, finalmente, no prosperó. Esto lo conocemos por el texto de la estela de Fundación de la nueva ciudad del Disco en la zona del Amarna en el cual se indica que durante los cuatro primeros años de su reinado, Aj-en-Aton tuvo que escuchar u oír múltiples quejas y ofensas contra su nuevo dios, lo que no estaba dispuesto a seguir tolerando.

Fig. 3. Amen-Hotep IV (Aj-en-Aton) en el Guemet-Pa-Iten. M. Luxor. © I.E.A.E.

 

Los proyectos  arquitectónicos religiosos de Aj-en-Aton.

La documentación de que disponemos actualmente deja entrever que Amen-Hotep IV concibió durante estos primeros años de reinado una tesis teológica, todavía por desentrañar completamente, que parece indicar la voluntad de extender el nuevo culto solar por todo Egipto. No obstante, el planteamiento elegido para llevar a cabo sus planes de instauración del Aton se desarrolló de una forma muy sutil y efectiva.

Para ello aprovechó el contexto de las ceremonias jubilares celebradas para Amen-Hotep III en Menfis, Malkata, Soleb y otros lugares de Egipto. En su virtud, la naturaleza humana del viejo monarca se transformaría hipostáticamente en una nueva divinidad que no sería ni más ni menos que el mismo Aton viviente. Convertido en la manifestación viva del nuevo dios, su hijo, el Primer Profeta de Ra Hor-Ajty, celebraría un Jubileo en honor de la nueva deidad y lo haría en el recién construido Guemet-pa-Iten.

En realidad, todo parece indicar que el rey había pensado que, tanto Menfis, en el norte, como Tebas, en el sur, serían, dada su condición de magnas urbes con una muy antigua tradición, las dos  grandes capitales religiosas de su nuevo dios.

Fig. 4. La ciudad de Deir El Medina.© I.E.A.E

Hasta el presente, esta idea se había venido considerando con cierta precaución dado que solo se conocían algunos datos inconexos reflejados en varias inscripciones, documentadas a partir de objetos hallados en la zona tebana. Tal, una silla perteneciente al obrero de Deir El Medina, Najy, que perteneció a la antigua colección Mansur y cuyo paradero hoy es desconocido. En la misma el personaje utiliza el título de   el Servidor en el Lugar de la Verdad sobre el occidente del Horizonte de Aton (Ajet-Aton), Najy’. Resulta evidente que el Ajet-Aton al que la inscripción se refiere es Tebas, puesto que la ciudad obrera de Deir El Medina se encuentra en la orilla occidental de dicha ciudad, hoy Luxor.

Otros datos referidos al Horizonte del Disco o Ajet-Aton en Tebas, que fueron documentados por el gran egiptólogo que fue Labib Habachi, se han hallado en varios altares procedentes de Karnak.

Sin embargo, en febrero del pasado año 2001, la misión egipcio-holandesa patrocinada por el Departamento de Egiptología de la Universidad de Leyden y el Museo Nacional de Antigüedades de la misma capital holandesa, cuyos Directores de Campo son el Profesor Maarten J. Raven y el Dr. René Van Walsem descubrieron, al explorar una pequeña zona situada justo al Sur de la tumba de Hor-em-Heb, en Sakara, un gran hallazgo que cambiaría las concepciones hasta el momento existentes en cuanto a la estructura político-religiosa de los primeros años del reinado de Amen-hotep IV, para confirmar que, en principio, el rey había pensado y llevado a cabo, la consagración de las dos grandes capitales de Menfis y Tebas al dios Aton.

 

La tumba de Mery-Aton (Mery-Neith).

Justo frente a la cara Sur de la pirámide escalonada de Dyeser, cruzando la calzada del rey Unas y detrás de una pequeña colina, se accede al lugar donde Raven y Van Walsem encontraron la tumba de un personaje llamado Mery-Aton. La existencia de dicha tumba era ya conocida a través de los fragmentos de relieves existentes en distintos museos que provenían de ella, pero se había perdido su localización exacta en el desierto de Sakara.

Fig. 5. Sakara. Necrópolis del Imperio Nuevo. .© I.E.A.E.

 

 Lo curioso del asunto es que, en los alrededores del hallazgo, sólo había galerías subterráneas excavadas durante la Dinastía II, hacia el 2800 a.C., es decir, mucho más antiguas que la tumba descubierta. De hecho todos los indicios apuntaban, en opinión de los arqueólogos, a que la tumba en cuestión sería un antiguo pozo funerario de época del Imperio Antiguo, reutilizado por nuestro personaje.

Lo sorprendente del hallazgo, aparte del nombre del dueño, es que, tanto los muros que rodeaban la entrada a la tumba, hechos con ladrillo crudo y cubiertos con planchas de piedra caliza que contenían escenas de Mery-Aton y su familia adorando al disco solar, como la cámara funeraria, construida al final de un pozo de 6 metros de profundidad, cuyas paredes están recubiertas de planchas de calcita egipcia, con imágenes funerarias de ofrendas a favor de Mery-Aton y otras escenas de la vida cotidiana, están esculpidas con la iconografía y estilo típicos de la época de El Amarna.

Todo señala a que la tumba, podría datarse dentro de los cinco primeros años del reinado, antes de que Aj-en-Aton abandonase Tebas para fundar su nueva capital. Así parece deducirse del estilo típico de transición, desde el inicio del reinado hasta la época amárnica, que muestran los relieves de la tumba.

Las investigaciones posteriores han permitido deducir que el propietario había sido, antes de la reforma atoniana, un sacerdote de la diosa Neith, por lo que su nombre original fue el de Mery-Neith. Cuando se produjeron los cambios religiosos a favor del nuevo culto de Aton, Mery-Neith cambió su nombre por el de Mery-Aton.

Fig. 6. Grupo de Mery-Aton. Museo El Cairo.© I.E.A.E.

Sin embargo, los investigadores opinan que Mery-Aton, que llevó el título de Gran sacerdote de Aton, nunca concluyó su tumba ni fue enterrado en ella. De hecho se espera encontrar otra tumba suya en la necrópolis de la ciudad de Amarna.

La circunstancia de no haberse encontrado ningún resto de la momia, ha inducido a los excavadores a pensar que, o bien el dueño debió marchar a la nueva ciudad de El Amarna con su señor Aj-en-Aton, dejando abandonada su tumba en Sakara o, al término de la herejía amarniense,  fue obligado a renegar del culto a Aton, siendo perseguido por ello.

De hecho, en uno de los relieves de la tumba, se ha encontrado la imagen del disco solar Aton destruida por los restauradores de los cultos tradicionales.

El grupo escultórico de Mery-Aton (Mery-Neith) y su esposa.

Otro hallazgo interesantísimo encontrado en la tumba es un grupo escultórico que representa a Mery-Aton y su esposa Iuy. Esculpida en un magnífico estilo, datable en el período final de la dinastía XVIII, representa a nuestro personaje y a su esposa, conservando gran parte de su policromía original. Hoy resulta ser una pieza maestra entre las muchas que se exhiben en el Museo Egipcio de El Cairo. Lo más notorio del monumento se desprende de las inscripciones sobre el faldellín de Mery-Aton y en la parte dorsal del grupo. Allí se puede leer uno de los títulos que llevó nuestro personaje:

Fig.7. Inscripción con el título de Mery-Aton. Museo El Cairo.© I.E.A.E.

 

   ‘Escriba del templo de Aton, en el Horizonte (de) Aton  (Ajet-Aton) en Menfis’.

Esta evidencia documental viene a confirmar la idea expuesta más arriba de que, durante los primeros años del reinado de Amen-Hotep IV, se establecieron, al menos, dos Horizontes del Disco (Ajet-Aton), en Egipto; uno, en la orilla Este de la ciudad de Tebas; otro, en algún punto no conocido hasta ahora de la ciudad de Menfis. En dichos Horizontes del Disco se construyeron templos solares al dios Aton.

Con el cambio de nombre producido a partir del año 6 del reinado, y con la decisión de abandonar Tebas y fundar una nueva ciudad en el lugar hoy conocido como El Amarna, se produjo el establecimiento del Ajet-Aton, por excelencia, el Horizonte del Disco en Amarna.

 

¿Ajet-Aton o ‘los Ajet-Aton’?

 

La cuestión pues, está abierta. Consta que hubo más templos dedicados al culto del dios Aton en Luxor, Ashmunein, Assuán y Nubia, así como en Heliópolis. ¿Pudiera haber existido un Ajet-Aton en cada uno de esas localidades?. Parece lógico pensar que así fuera, puesto que tal nombre haría referencia a un punto geográfico, el Este del Horizonte, elevado a categoría teológica, por ser el lugar por donde, todas las mañanas, salía el Disco solar.

Fig. 8. Ajet-Aton de Amarna. El Horizonte de Aton. .© I.E.A.E.

 

Producida la ruptura, Aj-en-Aton fundaría la ciudad del Horizonte del Disco (Ajet-Aton) en El Amarna. Mientras tanto, los templos de Aton en las demás localidades de Egipto, probablemente seguirían funcionando, incluso después de la restauración de los antiguos dioses por Tut-Anj-Amon y Hor-em-Heb.

El papel preponderante de Menfis durante el periodo de El Amarna va quedando, día a día, más claro gracias a los descubrimientos realizados en las diferentes necrópolis del Imperio Nuevo en Sakara, basta recordar el hallazgo de la tumba de Aper-El en la zona del Bubasteion. Todo ello nos obliga a reconsiderar muchos de los términos generalmente aceptados a la hora de estudiar este apasionante periodo de la historia de Egipto.

 

Bibliografía:

Aldred, C. Akhenaten King of Egypt. Londres, 1988.

Martín Valentín, F. J. Amen-Hotep III el esplendor de Egipto. Una tesis de reconstrucción histórica. Madrid, 1998.

Redford, D. B. Akhenaten. The Heretic King. Princeton. Nueva Jersey, 1984.

                          The Akhenaten Temple Project. Warminster y Toronto, 1976-1994.

Reeves, N. Akhenaton, el falso Profeta de Egipto. Madrid, 2002.