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Amen-HOTEP hijo de Hapu: el pilar de egipto FRANCISCO MART�N VALENT�N Director del� Instituto de Estudios del Antiguo Egipto,
Director de la Misi�n Arqueol�gica �Proyecto Sen en Mut�.
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As� se refer�a en el a�o 96 d.C., Flavio Josefo� a un hombre cuya fama hab�a llegado a trav�s de los tiempos hasta sus d�as. Manet�n, historiador egipcio del siglo III a.C. hab�a recogido de los escritos de los templos las tradiciones y relatos de las �pocas pasadas, entre los que se encontraba la memoria de Amen-Hotep hijo de Hapu. Ya entonces este hombre gozaba de la naturaleza de los seres divinizados, asimilado en su culto al gran Imhotep, el constructor de la pir�mide escalonada y al propio dios Ptah de Menfis, en tanto que los tres eran considerados protectores de la medicina.
En Baja �poca se le atribu�an poderes milagrosos para curar enfermedades y se le hab�an construido capillas dedicadas a su culto divino, con car�cter de sanatorios en diversos lugares de Egipto, tales como Deir El Bahari,� (d�nde est� representado en la cara norte del santuario de la tercera terraza);� en Deir el Medina (en el templo de Hathor); en el templo de Ptah en Karnak, en el templo en Karsel Aguz, en Medinet el Habu.
Pero �Qui�n fue este hombre? �Cu�les fueron sus hechos y su trayectoria de vida para conseguir pasar a lo largo del tiempo de su condici�n humana a la condici�n de la naturaleza divina?. Sabemos que Amen-Hotep hijo de Hapu, debi� nacer en la ciudad de Athiribis, la antigua hwt hry ib � El castillo (que est�) sobre el centro (Lit. el coraz�n)�. Esta ciudad era la capital del X nomo del Bajo Egipto, llamado Km Wr, �El gran (toro) negro�� La inscripci�n existente en su estatua, llamada de los 80 a�os, nos permite deducir que pudiera haber nacido a finales del reinado del gran Thutmosis III o a principios del de Amen-Hotep II, viviendo bajo Thutmosis IV y Amen-Hotep III en cuyo a�o 30/31 debi� morir.
De este modo le toc� vivir la �poca m�s esplendorosa del Imperio Nuevo egipcio, es decir entre los a�os 1418 a 1338 a.C. aproximadamente.
Sus padres fueron el magistrado Hapu, escriba real en Atrhibis y Superior de los sacerdotes en el templo del Horus Jent-jety y la dama Itu. Al parecer descendientes de antiguas familias de nomarcas locales, y aunque se ha sugerido que pudieran ser de humilde condici�n, como parece indicar el hecho de que Amen-Hotep hijo de Hapu volvi� a darles mejor sepultura cuando su carrera profesional lleg� a las m�s altas instancias, ello no quiere decir que su enterramiento original no fuera digno de su condici�n, aunque fuese evidentemente de inferior categor�a a la que corresponder�a para los padres de un personaje que ostent� la primera autoridad en Egipto. Tambi�n sabemos de �l que utilizaba el sobrenombre de Huy, diminutivo familiar de Amen-Hotep.
Una nota caracteriza su biograf�a: es una persona que alcanz� su posici�n en Egipto por m�ritos propios, y aunque es algo que se produce en Egipto en repetidas ocasiones, no es menos cierto que en el caso de Amen-Hotep, hijo de Hapu, esto es m�s notorio y real.
No sabemos nada en concreto acerca de la infancia y juventud de Amen-Hotep, hijo de Hapu, pues los datos hist�ricos que nos son conocidos parten del reinado de Amen-Hotep III, momento en que tendr�a unos 50 a�os. Si podemos deducir que debi� ejercer la profesi�n de escriba local en la ciudad de su origen: Atrhibis.
LA CARRERA ADMINISTRATIVA DE AMEN-HOTEP HIJO DE HAPU
El t�tulo m�s com�n de trato que pose�a de acuerdo con las inscripciones de sus estatuas (siete encontradas en el templo de Karnak y dos m�s en Atrhibis), era de de rpt� h3t(i)tnsw ss, es decir, Noble Pr�ncipe, Escriba Real. Se trataba de un tratamiento honor�fico algo semejante a nuestro Excelent�simo Se�or.
Pero �l mismo nos relata en sus inscripciones que, su carrera administrativa se desarroll� en tres etapas bien definidas. Concretamente en su estatua biogr�fica� se nos dice que primero alcanz� la categor�a de:
ESCRIBA REAL BAJO LAS �RDENES DIRECTAS DE SU MAJESTAD.
Este pasaje tiene gran significado dentro de la biograf�a de Amen-Hotep hijo de Hapu Es sabido que el dios Thot de Herm�polis era el escriba de los dioses, por tanto patr�n de los escribas, se le consideraba el creador de la escritura y el lenguaje, la geometr�a, las especulaciones teol�gicas, y por lo mismo, y en funci�n del conocimiento profundo del significado de las palabras, del verbo creador, era considerado un Gran y Terrible Mago, patr�n y protector de los magos. As� pues, el propio Amen-Hotep, hijo de Hapy, nos indica que �l era un especial iniciado en el misterio del conocimiento de la naturaleza de las cosas. Un poderoso mago conocedor de los m�s profundos misterios de las palabras divinas. En suma, un hombre poderoso y temido por sus enemigos. El� estudio de los libros sagrados, sin ser necesariamente sacerdote, le otorg� pues un especial conocimiento de los rituales de culto, raz�n por la que probablemente fuese nombrado Gran celebrante del dios Am�n.
ESCRIBA REAL, JEFE SUPERIOR DE LOS RECLUTAMIENTOS.� En calidad de tal era una especie de Ministro del Censo, del que depend�a toda la poblaci�n de Egipto �l era el encargado de determinar el n�mero de personas y los lugares de reclutamiento para las levas del ejercito, la polic�a y los trabajos y obras p�blica Amen-Hotep nos dice que organiz� la vigilancia minuciosa de los Dos Desiertos para controlar las idas y venidas de los beduinos. Igualmente organiz� las guarniciones del Delta con el apoyo de unidades de la marina real de la que era comandante. Tambi�n era responsable de la seguridad interior del pa�s. Nos cuenta que tom� parte en una expedici�n punitiva contra los nubios del Sehel (la inscripci�n existente en Gigh� le otorga el t�tulo de �Gobernador de los soldados del Se�or de las Dos Tierras�, lo que podr�a equivaler a una especie de General en Jefe).
El ejercicio de ese cargo llevaba consigo el de los cargos de Escriba de los soldados del Se�or de las Dos Tierras, e intendente de los reba�os de Ganado Mayor de Am�n en el Alto y en el Bajo Egipto.
En funci�n de ello, sabemos que dispon�a del personal civil y religioso y que realiz� en Tebas un cambio del estatuto personal de los servidores afectos a los dominios reales para hacerlos depender del clero de Am�n. Era el encargado de proveer de toda clase de alimentos al Clero de Am�n.
JEFE DE TODOS LOS TRABAJOS DEL REY.
Este t�tulo era consecuencia directa del ejercicio de los t�tulos anteriores, en la medida en que era conocedor de la ciencia de la geometr�a y de la t�cnica arquitect�nica y controlaba los medios humanos y econ�micos del rey.
En virtud de todo ello. Amen-Hotep hijo de Hapu es, sin duda, el responsable del nuevo aspecto urban�stico que tom� Tebas en esta �poca Amen-Hotep aunque no tenemos una lista completa de sus trabajos sabemos que fue el constructor del templo de Mut, del templo Ja em Maat del recinto de Mont�, del templo de Jons�, del templo de Luxor, de la ciudad �palacio de Malkata del templo funerario de Amen-Hotep III
En Kom el Hettan, de la construcci�n y erecci�n de innumerables estatuas reales y divinas (entre las cuales el coloso de Amen-Hotep III� del X pilono de Karnak) de los templos Jubilares de Soleb y de Sedeinga, en general de cuantas construcciones emprendieron durante todo el reinado de Amen-Hotep III hasta el a�o 30 del rey, incluido su propio Templo Funerario en Tebas Oeste.�
LA FIESTA SED DEL A�O 30.
En este Jubileo colaboraba todo el pueblo de Egipto. Para ello se realizaron proyectos de numerosas construcciones en todo Egipto y de erecci�n de estatuas del fara�n. Sabemos que la nobleza palaciega deb�a tomar parte en estos festivales interpretando papeles m�ticos como si se tratase de un drama sacro. Sabemos que Amen-Hotep hijo de Hapu represent� los papeles de Noble encargado del palacio blanco de Geb �y el Canalizador �(el que abre los canales). Tambi�n desempe�� el papel de Aquel que interpreta el papel del noble iry pr con motivo del jubileo del a�o 30. La preparaci�n de actividad. Hemos dicho que los preparativos del Jubileo necesitaron de la realizaci�n de un inventario de los bienes de Am�n y de una modificaci�n del estatuto del personal perteneciente a los dominios reales. En Soleb asistimos a la inauguraci�n de importantes monumentos por el rey y su arquitecto, en presencia de la reina de las princesas, del Visir Ramose y de los grandes cortesanos. Amen-Hotep est� representado junto al rey en actitud de consagrar por los ritos del citado templo de Nubia.
Junto a los t�tulos principales ya considerados a Amen-Hotep se le concedieron otros t�tulos secundarios tales como:��
Este t�tulo fue especialmente querido por Amen-Hotep hijo de Hapu, por tratarse de una distinci�n en relaci�n con el culto del dios de su villa natal, Atrhibis). Sabemos que dedic� grandes recursos y esfuerzos a embellecer y agrandar su ciudad. Mand� excavar estanques, aument� las ofrendas diarias del Horus Jent-Jety y decor� su templo. El examen de las diferentes funciones desempe�adas por Amen-Hotep nos lo presentan como un gran hombre de Estado. Su formaci�n como escriba real la hab�a hecho capaz de controlar los c�lculos m�s complejos y resolver los problemas de matem�ticas m�s dif�ciles, as� como de dibujar los planos de las m�s enormes edificaciones. Es por estas razones por las que vemos a Amen-Hotep hijo de Hapu� Acumular funciones tales como Organizador del Censo, Gran Intendente y Ministro de las Obras P�blica, funciones, todas ellas verdaderamente gubernamentales. Pero Egipto goz� durante treinta a�os de un largo periodo de paz puesto que, ni dentro, ni fuera hubo conflictos graves que perjudicaran la buena marcha de los asuntos del gobierno.
Las riquezas de �frica y de Asia inundaban Egipto. No obstante fueron su genio, su capacidad de juicio y su ciencia, los que hicieron de �l el hombre de Estado m�s importante que un rey de Egipto hubiera tenido jam�s a su lado.
LA PERSONALIDAD DE AMEN-HOTEP
�Es posible discernir los rasgos de la personalidad de AMEN-HOTEP a pesar de los milenios que nos separan de �l?
Amen-Hotep se presenta ante nosotros como un hombre bien equilibrado en el que todas las facultades se combinan en �l de manera armoniosa. Hasta d�nde es razonable admitirlo, se desprende de las representaciones de su aspecto f�sico que pose�a una robusta constituci�n pudiendo atribu�rsele un temperamento algo sangu�neo, no nervioso, pero con un complemento de energ�a vital considerable. Esto est� confirmado por los textos que nos muestran a nuestro hombre como una persona acogedora, que deja que se le acerquen, y al que gusta documentarse e informarse, sin por ello dejarse importunar. Es un hombre h�bil y servicial, pero al mismo tiempo, y a pesar de la dulzura de su car�cter, de una voluntad que siempre termina por imponer.
Uno de los aspectos m�s sobresalientes de la psicolog�a de Amen-Hotep era saberse poseedor de un alto valor personal. Esto se confirma por los hechos de ser bastante m�s mayor que el propio fara�n y tener acceso a las m�s �ntimas estancias de las residencias reales. Por ello se puede vanagloriar de haber mantenido unas relaciones muy familiares con su se�or� Amen-Hotep III. Prueba de ello son los t�tulos ostentados de Depositario del Sello del Rey del Norte, Portador del Flabelo a la derecha del rey y primer amigo entre los amigos (del rey).�
Ten�a una profunda inteligencia que le permiti� abordar complejos problemas filos�ficos� y pol�ticos� es decir que se basa permanentemente en las lecciones del pasado� sin ser por ello un esclavo del tradicionalismo, utilizando siempre su imaginaci�n para resolver los problemas que se le plantean.
Desde un punto de vista moral, parece haber sido un practicante de la doctrina Maat, que exalta la Justicia y la Verdad como fundamento del orden total. �l est� entre los favorecidos que practican dicho culto. El debe todo a esta diosa. Es ella la que le ha conseguido el favor real, gracias a ella �l ha llegado a viejo. �La estatua llamada de los 80 a�os nos dice:
Desde un punto de vista religioso se nos muestra como un profundo conocedor de los dogmas del culto y de los rituales (lo que resultaba ser imprescindible para un arquitecto que construyese templos de culto divino y de culto funerario). A partir de su nombre� (Amen-Hotep) hay que pensar que Amen-Hotep hijo de Hapu. Se mantuvo en la tradici�n amoniana. Am�n era para �l el dios primordial creador del mundo: �La estatua de la lealtad a Am�n dice lo siguiente:
Sin embargo no olvida a las otras divinidades del pante�n egipcio. En las inscripciones de sus estatuas se encomienda tambi�n a Osiris, a Ptah-Sokaris, Anubis, a las En�adas de los dioses del Sur y del norte, a la diosa Mut y al Khons� tebano. Demuestra una especial devoci�n al Horus Jent-Jety, patr�n de su ciudad natal. Amen-Hotep fue, desde luego, un conservador a causa de su formaci�n, de sus funciones y de su edad.
Su obediencia a Am�n es incontrovertible. La inscripci�n de la estatua de las Levas dice lo siguiente, � Estatua donada como testimonio de favor hacia un familiar del rey para el templo de Am�n de Karnak, al noble, encargado del palacio blanco de Geb, el escriba real, el escriba de las levas, Amen-Hotep Justificado, hijo de Hapu del Nomo de Athribis. El dice:�
Cabe pensar que Amen-Hotep hijo de Hapu intent�� conciliar las crecientes tendencias solares que surg�an en el seno de la familia real con los cultos tradicionales en una sin igual jugada pol�tica. Dec�amos la semana pasada que en el� reinado de Amen-Hotep III se lleva a cabo un proceso de solarizaci�n de los cultos tradicionales, siendo el m�s representativo el de Am�n que se convierte en este momento en Am�n-Ra. Sin duda fue Amen-Hotep hijo de Hapu el responsable de esta modificaci�n teol�gica que ten�a por objeto controlar el desordenado proceso pol�tico que, sab�a, se avecinaba en la mente de su Se�or, el rey, y conociendo a fondo las sagradas leyes de Egipto que le hab�an sido reveladas en los templos, �l realiz� un important�simo esfuerzo para, de una parte, canalizar las tendencias solares enraiz�ndolas con la teolog�a amoniana, y de otra, controlar el poder�o del clero de Am�n y someterlo a la voluntad del soberano. De estos intentos tenemos pruebas directas en las afirmaciones que se recogen en los textos de sus estatuas, e indirectos a trav�s de otros indicios como son el texto acr�stico existente en la tumba de Jeruef, d�nde se entrecruzan los nombres de Am�n y de Ra-Hor-Ajty, o el nombramiento para el cargo de Visir del Sur de Ramose, en lugar del Sumo Sacerdote de Am�n Ptahmose, en el a�o 28 del rey. Todo ello para no hablar de la recreaci�n en el templo de Luxor del mito de la divina concepci�n como hijo carnal de Am�n de Amen-Hotep III, recogido� en las c�maras del Sur de dicho templo. La desaparici�n de Amen-Hotep hijo de Hapu en el a�o 30 de Amen-Hotep III, resulta ser un acontecimiento pol�tico de primer orden. Con su muerte se produce un desencadenamiento de los acontecimientos y la crisis larvada largamente estalla finalmente. Tras el desaparecen paulatinamente toda una serie de personajes como Ramose, Visir del Sur; Jeruef, Intendente de la reina Tiy, Ja-em-hat, jefe de los Graneros del Sur y del norte; Amen-em-hat Surero, Gran Mayordomo Real, y muchos otros. La prueba de estos momentos delicados se ve especialmente en la tumba de Ramose donde se aprecia claramente el momento hist�rico que propicia el cambio de estilo de decoraci�n desde el estilo ortodoxo al estilo revolucionario del futuro Aj-en-Aton.
Amen-Hotep hijo de Hapu est� representado en la tumba en compa��a de una misteriosa dama y todo parece indicar que Ramose podr�a haber sido pariente o familiar de nuestro hombre pues la inscripci�n as� lo recoge.
SU CULTO FUNERARIO.
Como no pod�a ser menos y atendiendo a las tradiciones funerarias de Egipto, Amen-Hotep hijo de Hapu se preocup� grandemente de organizar con arreglo� a las concesiones de su se�or su propio culto funerario.
Su tumba ha sido descubierta en los contrafuertes de Gurmet Murrai en los a�os setenta, aunque su estado es de total destrucci�n. De este modo se confirmaron las sospechas de que habr�a sido violada en la antig�edad, puesto que se encontraron antes del descubrimiento de la tumba propiamente dicha fragmentos de sus sarc�fagos.
Unido a la tumba, se encontraba su templo funerario que fue descubierto por Robichon y Varille en el a�o 1934.
Estaba situado tambi�n en la misma zona de la tumba e inmediatamente cercano al templo funerario Amen-Hotep III. Ten�a unas dimensiones inusitadas para tratase del culto funerario de un personaje no real, puesto que era cinco veces m�s grande que su templo vecino, el del propio Thutmosis II. Su templo funerario ser� concluido alrededor de su fecha de fallecimiento ( el a�o 30 o algo despu�s), dado. Se conoce una estela (B.M. 138) que recoge el decreto de la fundaci�n del templo. Est� fechada en el a�o 31 de Amen-Hotep III, es decir un a�o despu�s de la muerte de Amen-Hotep hijo de� Hapu, pero sin duda se trata de una copia reproducida durante la dinast�a XXI, en el Tercer Per�odo Intermedio. Probablemente se tratar�a de una reconstrucci�n del templo funerario ya en ruinas para esa �poca. Un acto piadoso realizado por los sumos sacerdotes de Am�n que protegieron tambi�n las momias reales de los faraones del imperio nuevo. �Quiz�s protegiesen tambi�n los restos de Amen-Hotep hijo de Hapu escondiendo su momia y sac�ndola de su tumba violada para depositarla en alguna cachelle que a�n� no conocemos?.
En todo caso Amen-Hotep hijo de Hapu quiso garantizarse su culto funerario a trav�s de sus estatuas. Sabemos que las estatuas de un egipcio eran seg�n sus creencias los recept�culos que con los rasgos del difunto estaban destinados a recibir las esencias espirituales del hombre muerto y justificado para asegurar su supervivencia en el m�s all�, siempre vinculada a la supervivencia de su forma terrestre.
Por esas razones �l consigui� colocar sus estatuas (7)� en el recinto de Karnak para asegurarse el culto y la participaci�n de las ofrendas alimentarias hechas a la divinidad. Estando all� podr�a contemplar al dios en sus procesiones rituales, gozar de sus ofrendas y, al tiempo ser�a venerado por los humanos que dar�an culto a sus estatuas.
Veamos en la diapositiva los lugares donde se encontraron sus estatuas en Karnak: La estatua Biogr�fica, se hall� en el patio central detr�s del 3er pilono. La estatua de los 80 a�os, delante del VII pilono, de Thutmosis III (sin duda colocada all� para simbolizar todo un trayecto vital puesto que sabemos que debi� nacer bajo el reinado de dicho fara�n).
Las estatuas de Jefe de las Levas y del Arquitecto, estaban colocadas al traspasar el X pilono. Entrando desde el sur era lo primero que ve�a el visitante a los pies de la gran estatua de Amen-Hotep III.
La estatua del Templo Mut colocada en dicho recinto para disfrutar de la mesa de ofrendas de la diosa, lo mismo que suced�a con la estatua del templo de Jons�. Lo mismo sucedi� con la estatua encontrada en Athiribis por Habachi, en el templo de Horus Jenty-Jety.
AMEN-HOTEP COMO INTERMEDIARIO ENTRE LOS HOMBRES Y LOS DIOSES.
Si el soberano al que hab�a servido en la tierra era dios, su primer ministro� (�l mismo) gozar�a de una relevante situaci�n como una especie de mensajero entre los dioses y los hombres.
Alrededor de la base de la estatua de Escriba de las Levas, se lee: �Oh gentes de Karnak, vosotros los que dese�is ver a Am�n, venid a m�. Yo comunicar� vuestras peticiones,� pues yo soy un intermediario cerca de este dios. Neb-Maat-Ra me ha colocado para transmitir los asuntos de las Dos Tierras.� Haced para m� el rito Hetep dt nesu, mencionad mi nombre en toda ocasi�n diaria, como debe hacerse para un favorito.�
De igual modo alrededor de la base de la estatua del arquitecto se lee tambi�n: �Oh el Sur y el Delta, Oh todos los ojos que ven el disco solar, vosotros los que ven�s a Tebas, ya sea, descendiendo por el r�o, ya sea remont�ndolo para dirigir una petici�n al se�or de los dioses, venid a m�; yo transmitir� vuestra petici�n a Am�n en Karnak. Ejecutad en mi favor el rito hetep di nesu; verted para mi una libaci�n con lo que llev�is en la mano, pues yo soy un intermediario que ha colocado el rey en el acto de escuchar las s�plicas para elevar hasta dios los deseos de las Dos Tierras.�
Estas dos estatuas colocadas a la entrada del X pilono de Karnak recog�an el papel del intercesor de Amen-Hotep hijo de Hapu ante los dioses para su pueblo. Ambas tienen gastada (como consecuencia de las preces del pueblo que tocaba con sus manos en piadosa actitud) la� parte del papiro desenrollado� sobre sus piernas.
CONCLUSI�N
Como dec�amos m�s arriba Amen-Hotep hijo de Hapu fallece alrededor del a�o 30 de Amen-Hotep III, puesto que contamos con el decreto de la fundaci�n de su templo funerario datado en el a�o 31 de dicho rey. Tras su muerte sobrevino casi inmediatamente el cisma amarniense� que sumi� a Egipto en la confusi�n y el caos a juzgar por el decreto de la restauraci�n dictado por el fara�n Hor-em-heb. Muy probablemente su memoria sufri� persecuci�n aunque no podemos determinar hasta qu� punto. De hecho sus estatuas se han encontrado intactas aunque el nombre de Am�n haya sido martilleado en todas ellas, Pero tambi�n se constata una posible violaci�n de su tumba y, desde luego, un posible ataque a su templo funerario, aunque todo parezca indicar que su memoria gozaba de cierta protecci�n por parte de la casa real.
Restaurado el culto de Am�n, con la fundaci�n de la dinast�a XIX, su memoria es cultivada de modo especial. A lo largo de la �poca ram�sida se le empezar� a representar en compa��a de los reyes-ancestros en la necr�polis tebana. Como vimos m�s arriba se restaur� su templo funerario en la dinast�a XXI, y probablemente su momia fuera sacada de su tumba para ponerla a buen recaudo por los sacerdotes de Am�n.
El paso del tiempo no hizo sino acrecentar su fama. Las pretendidas facultades curativas de sus estatuas, consideradas milagrosas, fueron otorg�ndole con el transcurrir de los a�os una m�tica naturaleza semi-divina, que acabar�a confiri�ndole la asimilaci�n al propio dios Ptah, patr�n de la medicina.
Su personalidad, sus obras, y su mito vivieron a trav�s de los milenios entre el pueblo de Tebas que se acostumbr� a rezarle y a pedirle la divina intercesi�n que sus inscripciones proclamaban. �l que tanto am� a Egipto qued� �ntimamente unido a su cielo, a su bondad de hombre sabio pasaron a formar parte para siempre del impresionante universo egipcio que todav�a hoy nos emociona y nos conmueve.
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