Swnw (V)

La magia, la alquimia y la medicina (Parte II)

Por Dr. José Ignacio Velasco Montes.

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“Lo maravilloso no existe. Aquello que juzgamos maravilloso no es sino una forma aguda, evidente, deslumbradora, de lo real.

Xavier Villaurrutia (1903-1950)

 

LA MAGIA DE LOS COLORES.

El color tenía una gran importancia para los egipcios. El color, en sí mismo, ya era magia o al menos la contenía (Figura 1). Gustaban de grandes contrastes de color en los materiales usados. Los colores (1) denotaban o tenían significados, cuando se colocaban sobre los muros, los muebles, las tumbas, las ropas, los sarcófagos, etcétera. Los colores poseían, como casi todo, un componente mágico de gran intensidad. Su composición y su significado eran:

Figura 1.- Un amuleto de gran potencia y colorido.

a.- El blanco.- Se realizaba con una base de yeso mate o creta à Tenían el significado de luz, amanecer, lujuria y alegría. Pero también era, paradójicamente, el color del luto. El blanco era el color del sur, el Alto Egipto y el de la diosa buitre Nejbet, con la corona blanca que era su protectora.

b.- El amarillo.- Era el color del oro y a éste se le consideraba la “Carne de los Dioses”. El amarillo se usaba para pintar sus cuerpos y representaba la eternidad. Con este color se pintaban los objetos que eran de madera.

c.- El amarillo pálido.- Sobre una base de ocre o sulfato de arsénico. Se usaba para el color de la piel de la mujer.

d.- El marrón rojizo.-Se aplicaba una base de ocre. Se recurría para pintar el color de la piel del hombre.

e.- El color rojo.- Se empleaba una base de ocre más hierro o hematites finamente desmenuzado. Era el color de la sangre y se consideraba que este color recordaba la vida transmitida por la sangre. Al mismo tiempo el rojo era el color de los ojos del dios malvado, de Seth, el color del desierto, lo que implicaba unas connotaciones negativas: el mal. Pero era también el color de la corona del Bajo Egipto, el norte.

f.- El color verde.- Basado en malaquita en polvo con cal. Expresaba la renovación de la vida. Representaba al agua, la turquesa, la juventud y la frescura. Se usaba este color en los papiros y otras representaciones para expresar los objetos que eran de bronce. El verde es el color del bien, el color de las victorias. El verde era el color del Bajo Egipto en cuanto a la diosa cobra Uto o Uadjet que era su protectora.

g.- El azul.- Realizado con una base de silicatos de cobre o sales de cobalto. Expresaba el cielo, el cabello de los dioses y la piedra más apreciada para este color era el lapislázuli. El azul del cielo era el dominio de los dioses y este color indicaba renacimiento.

h.- El negro.- Sobre una base de carbón vegetal u hollín. Expresaba la tierra negra, la fertilidad, la riqueza y la vida futura. El negro es el color de la tierra (telurismo y ctónico) y se le consideraba como el verde negativo por los alquimistas.

Eran muy empleados colores con el aspecto y el tipo de los que tenían los minerales naturales: lapislázuli, malaquita, oro, basalto, granito rosa. El color y su magia consiguiente lo cubría todo: desde la cerámica más humilde a las tumbas de más alto nivel, o las fachadas de casa y palacios, como se muestra en la pirámide escalonada del rey Djoser en sus galerías subterráneas(2) . El color turquesa, azul claro, era considerado como símbolo del renacimiento, de la renovación. Es por ello que los azulejos de la tumba de Djoser son de este color.

El firmamento en las tumbas se representaba con azul y puntitos dorados. Posteriormente, como ocurre en el techo a astronómico considerado como el más antiguo del mundo, el techo de la tumba de Sen-en-Mut (3) , las estrellas se representan con cinco puntas. Así, el lapislázuli, por su color azulado, era una piedra sagrada pues se la consideraba celeste, y el azul era el color de los dioses, especialmente para Amón. A este dios se le pinta de azul, con lo que se indica que es un dios de origen celeste. Los egipcios, en sus pinturas, expresan el sexo en forma de color. De este modo los hombres van pintados de color moreno y las mujeres de color más claro, casi blanco, ya que se supone que por su trabajo en el hogar tomaban menos el sol.

Un rey pintado de color oscuro en las representaciones significaba que estaba muerto, por el contrario, ese mismo rey, con la piel de color anaranjado significaba que había resucitado.

La tierra roja, el Desheret, nombre que se le daba al desierto en el Antiguo Egipto, se debía a que Seth tenía los ojos rojos y era la representación del mal. Las personas con pelo rojo, tenían el signo astrológico de Seth y se consideraba que tenían propiedades místicas, apropiadas para la magia y el animismo.

 

LA ALQUIMIA.

Para los alquimistas egipcios, el verde y el rojo eran dos aspectos del mismo producto pero con dos representaciones. La esmeralda era y provenía de la savia (vegetal) y, por tanto, verde. El rubí, y en cierto modo el hematite, era rojo y representaba la sangre (animal)

El tantas veces traído y llevado “Rayo Verde”, que lograría ser convertido en manos de iniciados y hekay en esmeraldas, sería la quintaesencia de la savia que actuaba como fuente biológica. Esta conversión, según el mito, sólo podía ser hecha por magos de espíritu puro y de muy alto nivel. Se le denominaba la “Gran Obra” (4) .

El Ourobouros es un concepto arcaico basado en dos serpientes que se muerden mutuamente la cola. La 1ª serpiente sería verde y alada, situada a la izquierda y la 2ª sería roja y escamosa, situada a la derecha. Esta idea es una forma de expresar el infinito y sería la señal de la “Gran Obra”, sin principio ni fin, pues implica y simboliza el tiempo y la continuidad de la existencia (5) .

Los estados de la materia era un tema de gran interés en la alquimia . Se consideraba que existían 5 estados, sobre todo en magia y alquimia y se les denominaba l os “Tetramorfos”, es decir, 4. ¿Cuál era ese 5º elemento que se reconocía, pero no se incluía en esa denominación? Los tetramorfos reconocidos eran: fuego, aire, agua, tierra. El 5º, quintaesencia o 5º estado, era el espíritu.

La realidad es que en general se ve la alquimia con una óptica alterada. La alquimia es ante todo un sistema filosófico con unos resultados prácticos como corresponde siempre a las ramas principales del gran árbol de la sabiduría esotérica. No es una filosofía pura y mística capaz de transformar y sublimar el espíritu (6) . En la filosofía se nos habla de las diferentes formas de ver la realidad:

1.- Lo que vemos y sabemos sin analizar, es decir, el conocimiento común, no es filosofía.

2.- Lo que podemos llegar a saber analizando y pensando sobre ello hasta adquirir la verdadera sabiduría, eso si es filosofía.

Pero la alquimia tampoco era un procedimiento secreto y puramente material de obtener la transformación de metales en oro y plata. Era, en resumen, un sistema más para alcanzar (o tratar de hacerlo) el “conocimiento” y “la sabiduría”

Zósimo de Panópolis, primer enciclopedista sobre alquimia (7) , pues escribió 28 libros de esta materia, era natural de Egipto y vivió en Alejandría en el siglo III. Por su obra se puede asegurar que había leído y estudiado la Hermética o Corpus Hermeticum, en cuyo conjunto de 21 libros, el 1º de los cuales es el: Libellus I Poimandres [“Yo soy Poimandres, la inteligencia de la Autoridad Suprema” ], y en ellos, además los hay Filosóficos y Técnicos o Alquímicos. Jaime March, catalán del Siglo XVI, define la alquimia como: “ Es una parte oculta de la filosofía natural y más necesaria; de la cual se ha constituido un arte que NO es para todos… ”.

Pero hemos de tener presente que si en tiempos, antes de llegar a un nivel muy alto de conocimientos, toda la sabiduría era filosofía, después aparecen campos diferentes que se desgajan del tronco común y entre ellos lo hace la alquimia, que es una especialidad dentro de lo que sería la física. Sólo cuando la alquimia era “ una ciencia del alma ”, era filosofía, después cuando empieza a ser más metalurgia que capacidad de pensamiento, empieza a ser otra cosa.

La etimología de la palabra alquimia es incierta.

1.- Del árabe AL-KYMIA.

2.- Chema es el nombre del “Libro de la Sabiduría”, que un tal Cheme escribió.

3.- Chemmis es el nombre dado al rey Keops por Diodoro de Sicilia el 56 a. C.

4.- Chemit o Kemit, “La Negra”, es el nombre del limo del Nilo, tierra negra y fértil que queda después de la crecida anual.

5.-Chyma es lo que discurre, fluye o mana…, de modo especial y que se llama así en las fundiciones de metales.

De forma común a todas estas acepciones, hay un concepto asociado de “ nueva vida ”, de “ creación ” para esta idea de alquimia inicial. Hermes Trismegisto indica: “ Mirad, os he revelado lo que estaba escondido: la obra [la alquimia] está con vosotros y en vosotros; y porque se haya siempre en vosotros, siempre la tendréis presente, estéis donde estéis, en la tierra o en el mar ”.

Pitágoras estudió con el mayor de los alquimistas, Hermes Trismegisto (que sería Thot según los egipcios) y que fue el que definió el primer principio de la alquimia: “ Lo que hay [está] arriba es como lo que hay [está] abajo ”. Este principio quiere decir que todo es igual, independiente de la escala de su tamaño y, por lo tanto, tanto es el macro como el microcosmos.

La alquimia, vista de forma superficial, sin pensar en la filosofía que contiene, seria: “ El arte de la transmutación de la materia ”. Había un pensamiento egipcio que indicaba que: “ El oro es la carne de los dioses ” y los primeros alquimistas, {entre los que no debemos olvidar se encontraba el rey Keops según la literatura árabe pues sería el autor del primer libro de alquimia: “Chemmis”}, tenían una idea fija que, como dijo el gran maestro de la alquimia Eckehart: “ El cobre no descansa hasta convertirse en oro ”, teoría que provenía de otro aserto, igualmente injustificado según nuestros conocimientos actuales, pero que tuvo un gran predicamento durante una larga serie de siglos: “ La meta final del metal [de cualquier metal], es llegar a cobre y, a partir de él, convertirse en oro” . Y es que el oro, el Nebu egipcio, estaba considerado como el mayor logro posible según el siguiente falso silogismo:

Oro = Sol terrenal = Luz (solar) solidificada = Perfección.

Los alquimistas verdaderos o propiamente dichos, los de épocas pretéritas tenían, sentían y estaban imbuidos, de un gran componente “espiritual” en su visión cosmológica del fenómeno. Sin embargo, con el paso del tiempo van evolucionando y dando lugar a unos personajes que han perdido esa noción filosófica del “verdadero saber y penetrar en el espíritu del fenómeno de la transmutación”. Aparecen aquellos a los que se ha convenido a llamar los “alquimistas carboneros o metalúrgicos”. Éstos son unos seres ambiciosos y deseosos del poder que puede aportar el oro y son ya más metalúrgicos y materialistas que los que eran de conciencia y conocimientos filosóficos y espirituales.

 

EL RITUAL DE LA MAGIA.

Es curioso constatar que todos y cada uno de los aspectos que venimos enumerando, desde la magia más ínfima a la alquimia del más alto nivel, tienen que ir siempre acompañadas de un componente más. Éste es de enorme importancia, sin el cual, del mismo modo, el hecho, el fenómeno no tendría lugar: es el RITUAL . Consiste en un orden, una pompa, una ceremonia que va unido a la memoria y que se transmite en su esencia y que es o sería “ un medio o instrumento para transformar o catapultarse a otro lugar ”. Sin el ritual no hay magia, ni acto maravilloso, ni se produce el fenómeno alquímico, ni la curación del paciente. Todo, hasta el “Juicio de Osiris” pesando el alma del finado, es un acto ritual en el que tienen que cumplirse unos actos de tipo externo sin los cuales no hay efecto. En todas las religiones actuales, al menos en las monoteístas hay una “FORMA” o manifestación externa sin la cual no se cumple el acto y por tanto lo realizado carece de efecto. Y es que siempre han existido dos aspectos a tener en cuenta y que en lo que tratamos van indisolublemente unidos: el fondo y la forma. El primero sería la esencia del concepto y el segundo la forma de manifestarlo.

Cumplir el ritual no es fácil y es preciso disponer de grandes conocimientos, preparación y concentración previa. Como parte de esos rituales mágicos, costumbre que no se ha perdido con el paso del tiempo, usaban un cierto tipo de, llamémosle, uniforme. Es sabido que los sacerdotes usaban ropajes especiales, con netas diferencias según especialidad y categoría. Cabe destacar el uso de gorros cónicos o piramidales, según sus funciones. El piramidal era el cubrecabezas del sacerdote en general, debajo del iba una cabeza perfectamente afeitada. Por el contrario, el gorro cónico, alto y picudo, de amplia ala, estaba y ha seguido estando relacionado con la magia y con la alquimia.

 

PTAH, THOT Y LA GRAN OBRA.

Sólo a modo de información, pues no creemos en ello, vamos a hacer un paréntesis para exponer unas teorías que se barajan, se exponen, pero de las que no hay datos reales.

La obra del dios Ptah, el patrón de Menfis, era la alquimia. Según esta teoría, no demostrable pero que tiene infinitos seguidores, habría sacerdotes que sabrían materializar la esencia de las piedras preciosas, como la esmeralda, y el rubí, aspecto éste que, según los tratados herméticos, también lo habría realizado Thot.

El milagro de condensar el rayo verde, en manos de muchos sacerdotes, magos y alquimistas, sólo era temporal, ya que la piedra preciosa que se había formado, se desnaturalizaba o desmaterializaba después de ser sólida (¿aparentemente?) y volvía a su esencia. El rayo verde brotaba de la naturaleza invisible, en manos de los verdaderos alquimistas y la piedra se condensaba (¿piedra filosofal?). Los alquimistas verdaderos, aquellos que no deseaban el poder que confería lo que realizaban, lograban estabilizar la Gran Obra. Todo provenía de la condensación y cristalización (materialización) de la radiación verde emanada del Sol Zodiacal de la constelación del León, si se le añadía la acción ctónica, que provenía de la tierra. Si observamos el cetro Uas,(Figura 2) como el que porta Ptah, podemos observar que en su parte inferior lleva una horquilla o doble gancho que apoya en el suelo y es de éste, del suelo, que le llega el telurismo o acción ctónica que emana del suelo, de la tierra. El alquimista verdadero sabría imitar a la naturaleza en sus floraciones y transmutaba el mineral, el animal, el metal, las plantas e incluso al hombre mismo. Es por ello que se dice: “ La mística de Ptah es la magia”.

Figura 2.- El cetro Uas, pleno de poder.

El rayo verde seria la “quintaesencia” de la sangre que actuaba como fuente biológica. La “savia” (vegetal) y la sangre (animal) era para los alquimistas el mismo producto, aunque con dos representaciones:

Esmeralda = Savia = Verde.

Rubí = Sangre = Rojo.

El dios Ptah, en su representación, era un ser bajito, casi enano, que se mostraba como una momia viviente, de pie, con el cráneo vendado o con un casquete azul y un cuello de adorno. El cuerpo envuelto igualmente en vendas de lino, de las que sólo quedaban libres los brazos con los que sujeta, con ambas manos, un cetro compuesto por tres símbolos que definen su personalidad:

1.- En la mitad superior del bastón había un Pilar o Djed de Osiris, que representa la estabilidad y la duración y un Tet o nudo mágico de Isis. De él emanaba una fuerza misteriosa y potente. El cayado simbolizaba, como el Djed, la columna vertebral del dios, en la que se concentraba el poder psíquico.

2.- El cetro Uas o Was: que simboliza lo divino y también bienestar, prosperidad, poder, salud, dominio y soberanía. Es un largo cayado coronado por una cabeza estilizada de cánido, el perro infernal de Seth. En su otro extremo el cayado tenía un doble gancho o doble raíz, que indica el arraigo a la tierra, capaz de captar el telurismo (energía ctónica), que es una fuerza o radiación del subsuelo de tipo infernal. Este bastón aparece sostenido por dioses y diosas de diversa índole. Este cetro es identificado como:

a.- Un símbolo de la frontera que existía entre el cielo y la tierra.

b.- Como una imagen de protección relacionada con la monarquía.

3.- La cruz ansada de Isis o cruz de la vida, el Ankh o Anj: que representa la vida.

Estos símbolos jeroglíficos significaban: cetro compuesto por los jeroglíficos: ANJ o Ankh = Vida; UAS = Incolumidad, bienestar, prosperidad {realmente Poder}; y DJED = Perdurabilidad. Era el dios de la creación y de la fertilidad. Era adorado por artesanos y artistas y estaba asociado al toro Apis.

Se dice, aunque hay autores que no lo aceptan, que tenía los pies zopos o zambos. Este defecto se asocia casi siempre con el dios Ptah. El pie zopo o zambo, es el pie de los sátiros o pies de cabra y venía del más remoto pasado egipcio, del que el dios había sido heredado como tantos otros dioses del panteón egipcio. Tenía barba postiza de culto, larga y puntiaguda, y las manos agarrando con fuerza el cayado. Ptah casa con la leona celeste Sekhmit o Sekmet, llamada “la poderosa” y era la diosa de la guerra, destructora si estaba enfadada. Pero si se la calmaba era “la benévola”, “la sanadora”, la gran curadora de enfermedades mediante la magia y el poder. Es por ello que había médicos que eran llamados por esta razón los “sacerdotes de Sekhmit”. A esta diosa también se la llamaba Uerethekau o “la Gran Maga”. La diosa tenía posibilidades de metamorfosearse en diversos animales, según su estado de ánimo. Pero sobre todo se le distinguía por ser una gran colaboradora de los Swnw, los médicos, función que realizaban gracias a la magia de esta diosa.

Esta estrecha relación entre magia, alquimia y medicina, queda claramente señalada en el papiro de Edwin Smith (Dinastía XVIII), que muestra los tratamientos de las grandes heridas. La mayoría de las lesiones descritas indicaban que no estaban sujetas a tratamiento. En este mismo papiro se estudian un gran número de problemas típicos de la mujer. Pero es curioso observar que a todo lo largo de él no existe una clara, casi ni siquiera hay una mínima separación entre la magia, la religión y los recursos físicos y químicos propios de los médicos.

 

LA VIDA RELIGIOSA

La vida de los egipcios no se puede entender sin tener en cuenta sus creencias e ideas religiosas. En todo caso, su religión se conoce solamente por sus signos externos, pero en la más cruda realidad no sabemos, ni remotamente, como pensaba o sentía un ciudadano normal, una persona del pueblo sin más conocimientos que los que la vida cotidiana le dejaba entrever y le aportaba de ese acervo popular, útil, pero nada filosófico.

En la religión egipcia existen tres aspectos que se deben tener muy en cuenta:

1.- La religión oficial, estatal, ajena al pueblo común, y su burocracia correspondiente.

2.- La religión no oficial, una especie de religión paralela, con sus magias, supersticiones y brujerías.

3.- Las religiones semioficiales, las religiones regionales con sus variantes de cada zona y las religiones familiares, muy alejadas de lo que era el dominio de las castas sacerdotales. Era por tanto el modo práctico de ver y sentir la realidad cotidiana por parte del pueblo llano que, como es lógico, no estaba intelectualmente preparado para entender, ni siquiera vislumbrar, el complicado entramado de unas cosmogonías, unas metamorfosis teológicas, unas teocracias y unas complicadas relaciones inter-dioses que, posiblemente, muchos sacerdotes tampoco dominaban en su totalidad.

La religión oficial se encuentra altamente centrada y dominada por hombres educados y, por tanto, muy alejada de la realidad cotidiana del pueblo llano, pero sobre todo de las mujeres que, por falta de conocimientos (reservados para unas pocas) y alejadas de la religión, no entienden la mayoría [posiblemente nada] de ésta. Es por ello que las mujeres, siempre más pendientes que los hombres de estos temas por su mayor inquietud ante el futuro, los partos y el cuidado de la casa y los hijos, van a desarrollar tradiciones o conceptos diferentes que se apartan de la religión oficial. Esta religión doméstica, se encuentra plena de grandes componentes de superstición y magia, como son:

a.- Creencia en el “Mal de ojo” que hay que alejar, o al menos tener controlado

b.- Defenderse de la malignidad de ciertos espíritus que quieren atacar a la familia.

c.- Solicitudes cotidianas de ayudas para muchas cuestiones: el parto, el amor, los hijos, la fertilidad, la cosecha, la supervivencia, etcétera.

La religión egipcia, en los aspectos dichos, se mantuvo bastante constante a lo largo de los siglos. Si bien hubo una clara evolución y acoplamiento de ideas en un momento determinado, primero con la unión del Alto y el Bajo Egipto y, posteriormente, ya en periodos finales con la aportación y aceptación de ideas extranjeras. En medio un bache, con la herejía del faraón Aj-en-Atón. Pero, en realidad, lo que se puede apreciar es su continuidad a lo largo de muchos siglos.

Los egipcios tenían un concepto muy POLITEÍSTA (además de ecléctico) y aceptaban sin dificultades que en cada región o pueblo cercano tuvieran sus propios cultos e inclusos dioses diferentes. Con el tiempo, a estos dioses locales se les fueron uniendo dioses nacionales, adoptando una amalgama no sólo de conceptos y afinidades sino de aspecto, nombres y acción, lo que les hacía cada vez, por adición de efectos y propiedades, mucho más importantes y poderosos. Estos nuevos dioses eran igualmente aceptados, como ocurrió con Ra, el dios sol y Horus, el dios asociado a la realeza. E incluso fue aceptado en gran manera, cuando aparece la herejía “de amarna”, y el dios Atón --aunque posteriormente fuera destronado, destrozado y condenado por una minoría sacerdotal y política--, es de suponer que el pueblo, alejado de los vaivenes teológicos, no entraría ni saldría en tan elevado nivel teológico del que no habría entendido nada y es fácil, y más que posible, que ni les llegara durante el periodo herético, ningún tipo de colaterales por muy ínfimos que éstos fueran.

Durante siglos, es evidente por lo que se puede leer en todos los libros y trabajos destinados a este aspecto, el contacto entre la gente de la calle y los dioses MAYORES, se hacía exclusivamente a través del rey, lo que le convirtió en el hierofante principal de todos los cultos. Como el rey no era ubicuo, se nombran sacerdotes para realizar las funciones de éste por delegación, lejos del rey pero en su nombre y con su permiso, lo que era interpretado como “casi” hecho por el rey. Este poder delegado, --al igual que la delegación de otros poderes terrenales a nobles y familias con cierto poder-- era asumido con gran satisfacción por el gremio sacerdotal. Estas dejaciones de poder dio lugar a unos fenómenos de pérdida de poder e influencia por parte de la monarquía de la que tendrá que arrepentirse a lo largo de 3.000 años numerosas veces. Y es que esta delegación en los hierofantes y su cada vez más numerosa casta, (al igual que ocurrirá con los nomarcas y nobles) es una apertura de la “caja de Pandora” que creará problemas a lo largo de esta civilización. Surge, crece y se multiplica así el peligroso gremio sacerdotal que, poco a poco, como la polilla, va ampliando sus poderes y riquezas, en una transmutación o alquimia de las potencias y prerrogativas del rey a sus templos.

Sin embargo, en determinadas fechas, el rey acude a presidir los cultos y las procesiones a determinados lugares y, de ese modo los egipcios se reúnen y aglutinan en aquel lugar para poder ver a su rey-dios.

Pero esta religión era más una teología sin credo que una doctrina con posibilidades de ser enseñada. Era en realidad más un sistema de conseguir la unidad y la estabilidad continuada, que un modo de ilustrar al pueblo. Aspecto, este último, que no estaba previsto ni al pueblo le preocupaba.

La creación sería un supremo acto de magia. Estas leyendas cosmogónicas tienen un contenido interno, íntimo, secreto y esotérico. La palabra del nombre Ra se escribe con una boca, que simboliza palabra y un brazo, que simboliza acción y muestra la idea de “ L a capacidad de acción por medio de la palabra ”. La palabra tendría el poder, o sería la herramienta, para conseguir convertir lo invisible e inmaterial en lo visible, en forma material. Este poder de la palabra sigue presente en el concepto de escritores modernos que, en sus obras de ficción, cuando quieren crear un poder, se lo conceden a la palabra o a la voz. Es el caso de la magna obra literaria-filosófica de ciencia-ficción, la larga y profunda saga de “Dune” (8), en la que la voz de cierta casta sacerdotal, femenina, las Bene-Geserit, está dotada de poderes especiales.

Por esta razón, el actuante en magia [el mago = hekay] recita las fórmulas en voz alta. Esto es así, tanto en los templos como en los ensalmos, para curar enfermedades, para dar protección o aniquilar a los enemigos, para todo aquello que precisara de un mínimo / máximo de magia. Este hecho se conserva en todas las religiones, y el oficiante se hace escuchar de los presentes e incluso de los lejanos.

De este modo, Ra, el “verbo divino” se propagó por medio de la palabra y después por los signos escritos. En los últimos fue ayudado por Thot, dios de la palabra y la escritura. Como Thot, además, era un dios de naturaleza lunar, lo que explica que los actos mágicos se hagan por la palabra (hablada o escrita) y, en ciertas ocasiones, se realicen en determinados momentos del ciclo lunar.

 

LA FORMACIÓN DE LOS MAGOS.

Nada más lejos de nuestra intención que repetir, alterar o jugar con los conceptos de algo de tan alta profundidad, permítaseme la paradoja, como el tema que estudiamos. Insistir en muchos aspectos sería intentar lo imposible: todo lo que pudiéramos decir sólo sería un mal remedo de lo que se puede encontrar en un libro ya citado, cuya profundidad y documentación, apabullantes, lo convierten en el mejor que conocemos sobre este tema. Me refiero a: Los magos del Antiguo Egipto, de F. J. Martín Valentín (9), en el que el interesado en esta temática puede bucear sin límite. Por tanto no insistiremos en lo ya está dicho.

¿Dónde se formaban los magos? ¿Cómo se formaban los magos? Los magos eran sacerdotes de un clero especial, el del dios Heka, aunque también los había de otras divinidades. Las “Casas de la Vida, los Per Anj”, eran el lugar donde aprendían los magos.

La más famosa era la del templo de Thot, en Hermópolis. En ellas se estudiaba: teología, himnos y cantos sagrados, astronomía, medicina, matemáticas (además, claro, de leer y escribir que era lo básico e inicial) Era habitual que los “Sacerdotes lectores” (los futuros magos) de todo el país, acudieran a leer a las “Casas de la Vida” importantes, para encontrar todo lo concerniente a estos temas. En ellas disponían de unas magníficas bibliotecas en la llamada “Cámara de los Escritos” adjunta a la “Casa de los Libros”, lugar obligado de estudio para sacerdotes e iniciados.

La lista de libros es grande y se han encontrado dos listas en las paredes de varios templos(10). Para mantener estas bibliotecas al día había sacerdotes especiales: los Sesh Medyaut em Per-Anj cuya traducción sería: “Escriba de los rollos de Papiros Sagrados en la Casa de la Vida”.

Todo lo que había dentro de las casas de la vida era rigurosamente secreto y no podían entrar los extranjeros y el que lo consintiera quedaría sin poderes mágicos. Los que podían entrar tenían riguroso voto de silencio. Su rotura de voto significaba no sólo la muerte, sino cosas peores antes de ésta. El libro más secreto era: “El libro secreto para destruir a Apofis”, que se consideraba lo que “Nadie debe saber”.

Al frente de los iniciados y vigilantes de todo el saber estaba el “Hery-Secheta en Per-Anj” o “El señor de los secretos de la casa de la vida”.

El futuro mago era elegido desde el nacimiento e incluso antes (¿Eligiendo a los padres?) Cualquiera que conociera las fórmulas podía ejercer y por ello sólo los muy seleccionados podían conocerlas y ser magos. Los criterios de selección eran claros y rotundos:

a.- Ascendencia familiar.

b.- Inspiración a través de los sueños.

c.- Signos extraordinarios, tanto en la persona por sí misma como en y por el nacimiento.

Los elegidos eran, desde muy pequeños, abducidos de la familia e ingresados en la “Casa de la Vida”. Vivían en aislamiento y recibían especial formación espiritual: eran un Hery-A o “Uno que está bajo la mano de alguien”. Ese alguien era el Nebef, “Su Señor”, (señor o profesor del aprendiz) Estas especiales circunstancias, en personas seleccionadas por supuestas cualidades psíquicas excepcionales, a la que se añadía la formación especial que recibía, acababa dando al “Aprendiz”, al acabar su periplo, poderes mágicos excepcionales ya que reunía:

Magia = Palabra [conjuro, oración o maldición] + Instrumento [objeto material] que estaba dotado de un poder mágico + Condiciones personales del mago.

Heka es sinónimo de “poder mágico” o forma de conocimiento de lo no visible y de lo no concreto. Se dotaba de Heka al rey y a los magos. Y este poder estaba siempre muy cerca de ellos: en sus pies, en sus costados, en su vientre. Ese poder Heka estaba representado en forma de serpiente de fuego que reside en la capilla sagrada cuyas puertas abre el rey. Esta serpiente simbólica es la que apoya al mago y lo adorna de una forma similar a la que protege al rey: el “Uraeus” en su frente.

El mago, además de Heka o poder, tenía: el Aju o “personalidad luminosa” o “poder sobrenaturalmente efectivo”. Este Aju se refería al que había alcanzado unos: “Niveles de conocimiento superior” y se representaba por un Ibis con cresta. El que poseía el Aju era un Aj o “Ser de luz” e implicaba la posesión de la “facultad creadora del verbo” considerándosele un “Ser útil”.

El Bau = o capacidad de “Influencia”, era más o menos algo que venía de los dioses y residía y tenía vida propia en los escritos sagrados utilizados para usos mágicos. Otros conceptos secundarios de la magia se representaban en y por ideas y palabras tales como: Fuerza, Poder (Sejen, Pethy o At), Temor (Shat, Senedye), Prestigio (Kefat, Aa, Ner) o Protección (Sau, Udyau).

Una vez que se da Heka, había que manifestarse como Aj, para lo que había que devorar en forma mística y simbólica, --¿una “teofagia” similar a la Comunión Católica?--, los poderes mágicos y los secretos de los dioses. Estos poderes podían ser absorbidos o devorados por otros seres, en una especie de “Vampirismo espiritual y energético”.

El mago, después de estudiar los “Libros Sagrados”, era sometido a una serie de pruebas, que son las pruebas de iniciación --de las que tanto se ha escrito y divagado “esotérica y exotéricamente”. Si el futuro heka las superaba, comparecía ante el grupo de sabios y magos de las “Casas de la Vida” que juzgaban su aptitud, su preparación y sus méritos. Si su alma estaba limpia y sus conocimientos eran los adecuados, pasaba al grado de “Iniciado Aj con poder Heka”: es decir, era ya un mago.

 

DIFERENTES CLASES DE MAGOS .

Mago por no podía ser cualquiera. No hay una clasificación clara, pero eran todos “miembros” de una organización religiosa y administrativa del estado. Había diferencias de categorías, que venían dadas por el poder iniciático alcanzado y las funciones desempeñadas. El más alto escalafón estaba formado por los “Grandes Magos” con título UR-HEKAU. Al final de la lista, se encontraban los de más bajo nivel, con el título de Gery-Hebet, “Sacerdote Lector” o “Mago Ritualista”. El mago estatal era el “Jery-Hebet-Hery-Tep” o “Sacerdote Lector Jefe”, que era el conocedor de las ceremonias sagradas, o lo que es lo mismo, de la magia y su ritual. Al observar estos aspectos parece inferirse que la magia carecía de algo que no fuera la forma externa, el ceremonial y que, en consecuencia, carecería de fondo. Nada más difícil que opinar sobre este extremo situados a miles de años de lejanía.

Las preguntas que nos surgen son: ¿Era la magia una realidad? ¿Era la magia sólo un fenómeno de inducción mental por parte de unos heka capacitados para crear una histeria personal o colectiva? ¿Realmente tenían poder para actuar como taumaturgos? ¿Se puede admitir o negar, sin más, las narraciones que nos hablan de una magia pragmática en la que las acciones realizadas parecen reales? ¿Todo lo que se conoce sobre estos hecho no es sino literatura fantástica?

Vamos a hacer un pequeño paréntesis, rompiendo la perífrasis de lo que estamos exponiendo, para revisar unos hechos en los que el tiempo ha demostrado que los defensores de ciertas ideas estaban equivocados. Y estos hechos se basan en dos libros que son sobradamente conocidos: La Biblia y la Ilíada de Homero .

Siempre se pensó que la Troya de la obra de Homero (Siglo VIII a.C.), (11),(12), sólo por indicar una de las ciudades que se creían fruto de la imaginación de autores llenos de fantasía, no existió nunca. Sin embargo un arqueólogo, Heinrich Schliemann, (1822-1890) basado en la Ilíada y la Odisea, encontró Troya en 1870 en la costa de Turquía, en Hissarlik. Posteriormente, con ideas, medios similares y un buen arqueólogo como ayudante, encontró y excavó Mícenas, Tirinto y Orcómenos, otros yacimientos homéricos, demostrando que el mito, en ocasiones, no lo es tanto. (13), (14). ¿Y qué decir de la Biblia? Hay autores que defienden que gran parte de ella –dejando aparte el aspecto religioso-- no todo es mito ni deformación de historias por las sucesivas transcripciones y traducciones(15).

Volviendo sobre el tema que estudiamos, en los cleros de los templos había una cierta cantidad de magos, en algunos casos con un gran poder en su disciplina de la magia. Así, el “Sumo Sacerdote de RA” en Heliópolis era el Ur Mau o “El Grande de los Videntes”, del que se suponía que tenía el poder de hacer que el cielo gozará cada día de luz, un poder del que inicialmente sólo disponía el rey.

Según se acepta existían cuatro categorías de magos en las “Casas de la vida”(16).

1)- FEKETY o encargado del culto mágico.

2)- HENTY o encargado de los sacrificios rituales.

3)- SESH-NETCHERY-SHEFEDU-DYEHUTY o “Lector de los Libros Sagrados del Dios Thot”.

4)- UR-HEMET-EN PER-ANJ o “El Gran Artesano de la Casa de la Vida”. Este grupo desarrollaba, bajo la supervisión de los anteriores, los bocetos y diseños que se grababan sobre piedra.

Otro clero, formado por los sacerdotes Uabu [el singular es Uab], era el de la diosa Sejemet, que en su condición de “Ojo de RA” y enemiga de la humanidad, era difusora de enfermedades. Los últimos días del año eran el momento en el que se creía que la diosa actuaba y eran llamados “los días de la pestilencia”. Los miembros de este clero estaban destinados al ejercicio de la ciencia médica. Este periodo con mayor frecuencia de enfermedades estaba en relación con el final de la estación seca, justo antes de la crecida del Nilo y las enfermedades abundaban por la falta de agua. Los sacerdotes Uabu, luchaban con Sejemet para que ella se mostrase como la benéfica diosa gata Bastet.

Había, además, otros magos o hechiceros locales, de mayor o menor efectividad, que eran los Hekay, ya citados. Realmente estos estaban más cerca de la superstición y la superchería que de la verdadera magia. No estaban bien vistos y no tenían buena consideración social que, por el contrario, poseían los magos oficiales.

Entre las técnicas mágicas cabe destacar la palabra, de la que ya hemos indicado algún aspecto con anterioridad. La palabra era el más importante medio para operar sobre los fenómenos y obtener los resultados deseados. La magia oral necesitaba de una técnica depurada y especial. Este uso de la palabra debía ser empleada en un contexto adecuado, con unos medios auxiliares como el incienso y otras parafernalias. Pero es importante conocer el trasfondo además de la forma. Las ideas eran:

1)- El menor cambio en el mundo, en cualquier sitio de éste, afecta a otros e incluso a todos.

2)- Había que tener en cuenta las leyes “de la identidad y el parecido” entre las formas y los nombres.

3)- La homeopatía, muy de moda en la actualidad, tuvo una reactivación por las ideas de Samuel Hahnemann [1755-1843] La homeopatía esta basada en el concepto, muy arcaico por cierto, que lo semejante fluye e influye en lo que le es semejante. El concepto de homeopatía se basa en un aserto: “ procedimiento curativo consistente en aplicar al enfermo las mismas substancias que, aplicadas en mayor cantidad a un hombre sano, le producirían la misma enfermedad que se trata de curar ”. Este concepto, resumido como aparece en la lápida que tiene Samuel Hahnemann en el cementerio laico Père Lachaise de Paris, reza: “ Tratad a los enfermos con los remedios que les produzcan los mismos síntomas que los de su enfermedad”.

4)- La “Ley de la solidaridad”, por lo cual un cuerpo determinado estará siempre vinculado, respecto a cualquiera de sus fragmentos o de cualquier objeto con el que haya contactado: cabellos, uñas, ropa vieja, etcétera.

Las técnicas mágicas exigían la adecuada combinación de tres elementos:

1)- El encantamiento: es lo que se deseaba hacer.

2)- El rito: procedimiento en el que se iba a conseguir el efecto taumatúrgico.

3)- La persona (¿o la personalidad?) del mago, lo que implicaba un dominio de la magia, un poder y capacidad como taumaturgo para realizar el acto maravilloso de magia.

Los magos, se suponía que tenían un enorme poder y sólo se les concedía el estatus (de mago) si eran de absoluta garantía moral y tenían la absoluta obligatoriedad de ajustarse a las reglas de la Maat, es decir, del Equilibrio Cósmico.

 

EL ENCANTAMIENTO Y LAS FÓRMULAS MÁGICAS.

El encantamiento es “ el arte de encantar practicando sobre algo, o alguien, las artes de la magia ”. Y, por extensión: “ convertir una cosa o persona de manera maravillosa en otra distinta ”. Este hecho era el más importante de los pilares de la magia. Su esencia se basaba en el conjunto de palabras que debía pronunciar el mago. Para ello debía sujetarse a unas reglas muy estrictas:

A)- Manera precisa de la forma de hacer el conjuro. Es el rito mágico.

B)- El sonido debía ser muy exacto y adecuado a la circunstancias dentro de lo que ya hemos citado como la importancia de la voz y el nombre.

C)- El ritmo de la entonación. La musicalidad de la voz, el adecuado “soniquete”, no podía alterarse y, en consecuencia el que no era mago podía conocer las palabras, pero no todos los demás componentes que hacían posible el milagro de la magia.

Las palabras mágicas debían ser pronunciadas con extremo cuidado, “ad pedem literae” y “ad rem” para el resto de sus componentes adjuntos pues, una vez lanzadas, no se podían retirar o corregir. Eran como una piedra que se lanza: no tiene retorno. Bien pronunciadas eran imparables y si no alcanzaba su objetivo se volvían contra el que las pronunció.

Estas palabras en parte eran muy antiguas y formaban una rítmica sucesión de sonidos asonantes y disonantes en una iteración creadora de fuerzas llenas de poder para obrar el prodigio. Entre ellas estaban los nombres , que potenciaban más la acción, sobre todo los nombres propios. Decir o escribir un nombre propio era crear o destruir al que era nombrado. Borrar un nombre era destruir a su dueño. Decir el nombre melodiosamente suponía que podía hacerlo aparecer, lo que ellos llamaban: “ hacerle salir a la voz ”.

Los encantamientos podían hacerse “por súplica” o bien “por amenaza”. El mago sabía lo qué se debía hacer en cada caso y, además, en qué momento. Fuera del tiempo adecuado el acto sería negativo e incluso perjudicial para el mago oficiante. Cuando la magia se realizaba “ por amenaza ”, profiriendo un agravio al dios, el mago sabía que ese camino era el único que podía emplearse para un ser o un dios que sólo podía atenderlas por ese camino de la imprecación, el insulto o la orden tajante.

El segundo aspecto a tener en cuenta era el rito, casi tan importante o igual que la palabra. Consistía en los gestos que reforzaban las palabras o viceversa, pues había encantamientos en los que el rito era lo primordial y las palabras lo secundario, aunque ambos atributos eran absolutamente necesarios. Los dos aspectos, unidos, constituían el acto mágico “per se”. Las fórmulas debían decirse en el ambiente y en el lugar adecuado:

1).- Si estaban dirigidas y eran una petición al sol, se realizaban al aire libre.

2).- Si eran para la luna, debían realizarse en un momento determinado del ciclo lunar y bajo su luz.

3).- Para los animales acuáticos, como el cocodrilo, el hipopótamo, etcétera, el acto mágico tenía necesariamente que realizarse en el borde del Nilo.

4).- Para magia telúrica, el contacto con los minerales del suelo era obligado.

El acto mágico en sí, debía hacerse de forma que todos los presentes estuvieran concentrados, no existieran ruidos, o sólo las melodías de sistros y menat que exigiera el rito. Era importante que todos los presentes estuvieran concentrados (¿hipnosis colectiva?) De esa manera, se excitaba la imaginación creando sensaciones y alucinaciones en los presentes. Se empleaban, como coadyuvante, el fuego y su gran poder de adormecer por su iteración, su flujo constante y repetitivo de cambios de luces y de colores. Otros coadyuvantes era el sonido de los sistros y los menat, las modulaciones de la voz humana y otros recursos de creación de situación propicia, Se habla y se acepta en ciertas esferas que realmente se trataba de crear algo parecido a una histeria colectiva.

El sacerdote mago debía ir limpio, con ropa blanca nueva y estar lavado (en el lago sagrado) y depilado a fondo. Tenía que haber practicado la abstinencia sexual y no haber tomado alimentos impuros {como pescado} al menos por unos días antes. Lo mismo se hacía con los instrumentos a utilizar, que debían estar limpios y perfumados. Las fórmulas mágicas se tenían que escribir con tinta de Mirra sobre una hoja nueva de papiro. Todo ello, el ritual mágico, se realizaba en medio de un intenso ambiente de incienso, pues éste creaba una situación propicia. El pensamiento era: “ en medio del incienso los dioses se manifiestan ”.

La imitación (el mimo) de lo que se quería materializar era esencial en el rito. Se usaban alucinógenos (flores de nenúfar o de mandrágora) El uso de estas y otras sustancias estaban reservadas a los iniciados y la naturaleza de esas sustancias (drogas) eran precisamente un GRAN SECRETO, reservado a los sacerdotes e iniciados de cierto nivel.

El mago y el ejercicio de la magia implicaba el conocimiento profundo y esotérico (misterioso) de la composición de todo lo creado: espacio, cielo, tierra, astros, constelaciones, agua, aire, fuego, animales, plantas, minerales, dioses, espíritus buenos y malos, los muertos y los vivos y, sobre todo del hombre, su misma especie, del cual tenían que conocer profundamente su naturaleza, composición y comportamiento.

 

LOS AMULETOS Y SUS PODERES.

Amuleto, talismán, filacteria, higa, reliquia, mascota, fetiche, etcétera son algunos de los nombres que se dan a los objetos a los que se atribuyen virtudes o poderes mágicos. Su presencia protege en el sueño y fuera de él al que lo lleva. Se les denominaba en el Antiguo Egipto con palabras como: Meket, Nehet, Sa, etcétera, que se derivan de verbos que significan todos ellos “ proteger ”. Los amuletos tenían más o menos poder por diversas razones, como:

1.- La forma.

2.- Lo que representaban.

3.- El material y el color en el que estaban hechos.

El amuleto se tiene, se debe y se suele llevar encima como portador de buena suerte o como defensa ante cierto (posible) daño. El contacto físico con el amuleto es una de las razones por la que este puede actuar. Si está lejos, en casa, por ejemplo, su acción beneficiosa ha desaparecido o puede ser insuficiente.

Lo normal era llevarlo colgado del cuello o en una situación similar: las muñecas, los tobillos, o la cintura. No sólo debían proteger al vivo, sino que en las momias se han encontrado todo tipo de amuletos con la misión de proteger al finado. Un equivalente del amuleto eran los tatuajes en los que se representaba a un dios u objeto dotado de poder.

Se colocaban entre las vendas de las momias para protegerlas. Se han llegado a contar 87 talismanes en una sola momia. ( Figura 3) Así podemos encontrar, entre otros muchos, los siguiente dedicados a diversas divinidades protectoras: Bes, Jepesh, Udjat o Irt, Ib, Djed, Ankh, Maat, Escarabeo, Nudo de Isis, Sema, Tit, Thueris, Uady, Ures, Ajet , Pateco, Shuti, Nejau, y todo tipo de animales y muchos más cuya explicación se saldría de este contexto (17),(18) (Figuras 4, 5 y 6).

El ingenio para buscar protección era extenso y se podían usar métodos de lo más curiosos, además de los amuletos ya citados, como el poder mágico adquirido por ingestión: consistía en usar un papiro mágico, que estuviera, por su contenido, dotado de un gran poder. Una copia del mismo, era disuelta en cerveza y ésta debía ser bebida por alguien que no supiera leer: los poderes del papiro eran absorbidos y actuaban a favor del que lo había ingerido. Se supone que, leído, tendría los mismos poderes, pero muy pocos sabían leer.

Figura 3.- Los más conocidos amuletos: los escarabeos.


Figura 4.- Un interesante grupo de talismanes.


Figura 5.- El Anj unido al Djed
y al Uas: máximo poder.


Figura 6.- Amuletos o talismanes de protección.

En la magia práctica, tenía una gran importancia el uso de amuletos y talismanes. En su empleo tenían una gran importancia tres aspectos:

1).- Objetos con los que se actuaba

A.- Los objetos naturales: eran los amuletos y las mascotas , como las garras de león, dientes de cocodrilo, cabellos de alguien con poderes o buena suerte establecida, cola de león, etcétera, se usaban como protección bajo circunstancias específicas y fórmulas concretas.

B.- Objetos no naturales: los talismanes eran pequeñas figuritas de seres animados o de objetos inanimados que podían llevar, tanto los vivos como los difuntos para recibir de ellos sus propiedades mágicas. Debían reunir dos condiciones:

a.- Tenían que ser de piedra, metal, cerámica, madera, fibras vegetales, hueso o marfil.

b.- Debían ser “útiles” en el fin mágico para el que habían sido concebidos.

2).- Las sustancias empleadas en los rituales.

3).- Llevarlo siempre encima.

En la clasificación de los talismanes hay cinco categorías y todos los tipos encontrados hasta ahora se incluyen en ella (19) :

1.- De protección.

2.- De asimilación.

3.- Otorgantes de poderes.

4.- De divinidades.

5.- De ofrendas.

Cada uno de estos apartados implica una ingente cantidad de nombres y datos que se pueden buscar en la bibliografía correspondiente(Figuras 7, 8 y 9).

 

LOS SUEÑOS Y SU INTERPRETACIÓN.

Para los magos de aquellos tiempos, en la vida de las personas existían dos aspectos de la magia que eran netamente diferentes.

A.- El aspecto físico, que es el que se ha venido tratando hasta ahora.

B.- El aspecto psicológico de su vida más interior y escondida: la interpretación de sus sueños.

Figura 7.- Escarabeo en contexto mágico.


Figura 8 .-El dios alfarero Jnum, el gran creador.


Figura 9.-  Otro conjunto de amuletos de protección.

Sabemos, que la interpretación de los sueños del faraón por parte de José sobre las siete vacas gordas y flacas le fue de gran utilidad (Génesis 40-42). Eso es un índice que en aquellos tiempos el poder interpretar un sueño tenía su importancia. Hay otras indicaciones sobre el sueño, su interpretación e importancia, como la de la Estela del Sueño de Tutmosis IV, situada entre las patas anteriores de la Esfinge de Gizeh y otros casos similares.

Muchos siglos después, Sigmund Freud, [Austria, 1855-1939, con una obra de 205 libros y artículos y un largo epistolario] crea la escuela Psicoanalítica vuelve a insistir en este aspecto de la interpretación de los sueños en la teoría y práctica del “Psicoanálisis”. Tras la muerte de Freud y de sus principales colaboradores, este aspecto ha perdido su vigencia pero en su momento, aunque con otra óptica diferente de la egipcia, evidentemente llegó a adquirir una gran importancia. (Figura 10)

Figura 10.- Los Magos Egipcios .

Lo “onírico” representaba para los sabios egipcios un nivel sutil, propio de los dioses y los espíritus. Éstos, a veces malignos, precisaban de un profundo conocimiento y estudio para averiguar los mensajes divinos que trataban de enviar mediante el sueño. Esta interpretación, servía para proteger a los humanos contra las hostilidades nocturnas de los espíritus. Una de las especialidades más nombradas de los sabios y magos egipcios fue la “Oniromancia” o interpretación de los sueños.

Los sueños (20)eran interpretados y expuestos por oráculos y pitonisas (sacerdotes y sacerdotisas) como una interpretación oracular o mensaje enviado por los dioses a través de los sueños. Jery-Hebet era el nombre del mago egipcio o sacerdote lector encargado de la interpretación de los sueños. Ya en el periodo griego su nombre será el de “Sacerdotes Oneirocrites” que se ocupaban de la lectura e interpretación de los sueños y pasaban consulta en las salas de los templos. (Figura 11) Existían códices con casos prácticos que orientaban sobre las posibilidades de interpretar, por coincidencia o por paradoja, lo que podía suceder con respecto a ese supuesto que se presentaba en el sueño. Para los egipcios los sueños tenían una gran trascendencia pues significaban el futuro del que soñó. Había una serie de aspectos que para el egipcio eran muy importantes:

Figura 11.- Aspecto del papiro médico-mágico de Smith.

 

1.- Ganar o perder en lo que se tenía entre manos.

2.- Un manifiesto temor a la posibilidad de muerte violenta.

3.- Temor al hambre en un futuro más o menos inmediato.

4.- Claro temor a sufrir la mutilación de algún miembro.

Hay un escrito, “ El libro de los sueños ”, del que es autor el escriba Pentaur, en el que se refieren 108 sueños y sus significados positivos o negativos. Veamos unos pocos:

a.- Enterrando a un anciano = Buena señal = Signo de prosperidad.

b.- Bebiendo cerveza caliente = Mala señal = Signo de sufrimientos.

c.- Comiendo carne de cocodrilo = Buena señal = Llegará a ser funcionario.

d.- Mirando un espejo = Mala señal = Augura una nueva esposa.

e.- Se ve a sí mismo muerto = Buena señal = Vivirá muchos años.

Tenemos otra larga lista de interpretaciones en el Papiro Chester Beatty III (21). Pero... todo tenía remedio. Si tras un mal sueño se quiere abortar lo que indica, hay que comer al despertar hierbas frescas e hierbas maceradas en cerveza, al tiempo que se recita una fórmula mágica:

Ven hacia mí, ven hacia mí, madre Isis.

Mira, percibo lo que está lejos de mi ciudad”.

Y con ello, demostrando que eran un pueblo tan crédulo como feliz, una vez interpretado el sueño, si éste convenía, no se tomaban medidas y se dejaba que su buen pronóstico se cumpliera. Pero si era malo, si no les gustaba, podían cambiarlo, estableciendo una barrera defensiva para evitar el problema que suponía la llegada del cumplimiento de dicho sueño. Naturalmente, si no convenía, sería otro mago el que forzaría con su magia la búsqueda de una nueva situación que, nunca se sabría si fue mejor o peor que lo que hubiera llegado espontáneamente. ( Figuras 12 y 13)

Lo cual me recuerda, para terminar, el dicho de cuando hombres y mujeres buscan pareja y hacen remilgos a las posibilidades que se les presentan para finalmente, pasado el tiempo, decir lamentándose:

Figura 12.- Talismanes y adornos con forma de conchas y peces.


Figura 13.- Los Shabti:
los potentes "respondedores" mágicos.

“Cuándo vino no convino y cuándo convino ya no vino”.

En todo caso no debemos olvidar, como colofón de todo lo dicho en ambas partes de este trabajo, algo tan profundo como algunas de las frases escritas por un autor de tanto prestigio en la egiptología como lo es Wallis Budge (22) que, textualmente dice:

“Sea como sea, lo cierto es que la magia y la religión florecieron en Egipto lado por lado, desarrollándose conjuntamente a lo largo de la historia, y en todas las investigaciones que hemos hecho y que podamos hacer al respecto nos descubre que el estudio de una incluye necesariamente a la otra.”

Y también añade:

“Las palabras mágicas permitían a los hombres asumir diversas formas a voluntad, así como proyectar el alma dentro de los animales y otras criaturas; obedeciendo el mandato de dichas palabras, los dibujos y las esculturas cobraban vida para cumplir los deseos del que las pronunciaba.”

 

NOTAS A PIE DE PÁGINA.

1.-Portal, Frédéric du. Los símbolos de los egipcios. Ediciones Obelisco. Barcelona, 1981. Pág: 75 a 87.

2.-Lehner, Mark. Todo sobre las pirámides. Ediciones Destino. Barcelona, 2003.- Pág: 84 a 93.

3.- Bedman, T y Martín Valentín, F. J. Sen-en-Mut, el hombre que pudo ser rey de Egipto . Editorial Oberon. Madrid, 2004. Pág: 170 a 179.

4.-Burckhardt, Titus.- Alquimia. Editorial Plaza & Janés.- Barcelona, 1976.

5.- Scott Littleton, Mitología: antología ilustrada de Mitos y Leyendas del mundo . Editorial Blume. 2004. Pág: 210.

6.- García Morente, Manuel. Lecciones preliminares de filosofía. Editorial Porrúa. México. 1982. Pág: 13 a 23.

7.- Scott, Carter. Diccionario Esotérico. Edimat Libros. 2000.- Pág: 300.

8.- Herbert, Frank.- La saga de “ Dune ”. 13 volúmenes. Ediciones de Bolsillo. Barcelona 2003.

9.- Martín Valentín, F. J. Los magos del Antiguo Egipto. Editorial Oberon . 2002. Toda la obra.

10.-Martín Valentín, F. J. Op. cit., 2002. Pág: 53 y 54.

11.- Bell, Cory. Literatura a simple vista.- Ediciones Celeste. Madrid, 2000. Pág: 12.

12.- Homero. Ilíada . 24 cantos. Biblioteca Básica Credos. Madrid, 2000.

13.-Bahn, Paul G. Atlas Universal de Arqueología . Editorial Libsa. Madrid, 2003. Pág: 52,

14.- McIntosh, Jane. Guía practica de Arqueología. Editorial H. Blume. Madrid. 1987. Pág: 24.

15.-Keller, Werner. Y la Biblia tenía razón. Editorial Omega.- 1972.

16.-Martín Valentín, F. J. Op. cit., 2002. Pág: 61-65.

17.- Martín Valentín, F. J. Op. cit. Pág: 101 a 112.

18.- Portal, Frédéric du. Los símbolos de los egipcios. Editorial Obelisco. 1981. Pág: 23 a 74.

19.- Martín Valentín, F. J. Op. cit. 2.002. Pág. 102 a 116.

20.- Silverman, David P y otros. El Antiguo Egipto. Editorial Blume. Barcelona, 2004. Pág: 100 y 101.

21.- Martín Valentín, F. J. Op. cit. 2002. Pág: 122 y 123.

22.- Wallis Budge, E. A. Magia Egipcia.- Editorial Humánitas.- 1988. Pág: 11.