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� Swnw :� La
medicina en el Antiguo Egipto. |
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Por Dr. Jos� Ignacio Velasco Montes. |
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EL
EGIPTO GEOGR�FICO.
Egipto era un pa�s con un entorno manifiestamente hostil para sus habitantes. Era �Un don del Nilo�, pero ese mismo don[1] era un claro problema sanitario. El Nilo era llamado por los antiguos egipcios como �el gran r�o� y fue divinizado, pasando a ser el �Petri Nilo o Hapy Nilo�.
Situado a lo largo de la vega del r�o m�s largo del mundo, el Nilo, no es sino una franja acu�tica que corta en dos partes una gran extensi�n de desierto y monta�as creando un h�bitat est� formado por una zona externa, el desierto o Desheret, �el rojo� y un breve espacio interior que establecen el r�o Nilo y una f�rtil y estrecha zona de tierra cultivable en ambas riberas, que es realmente Kemet, �la negra�, por el color de su rico suelo, resultado del ancestral dep�sito de aluvi�n que, a lo largo de siglos, ha aportado el gran r�o creando un �rea f�rtil con� una extensi�n total en torno a los 36.000 Km2. En ambas partes, tanto en el desierto cuando viv�an cerca de �l o ten�an que atravesarlo en caravanas, como en las zonas pr�ximas a la orilla, la agresi�n de la naturaleza a sus habitantes era manifiesta:� 1.- Luz cegadora. 2.- Polvo de arena y frecuentes Jamsin.� 3.- Manifiesto calor de d�a y acusado fr�o por la noche.� 4.- La existencia de un agradable r�o con, a veces abundante agua, pero plena de par�sitos, mosquitos, moscas y otros muchos insectos transmisores de enfermedades. 5.- Toda una amplia serie de peligros traum�ticos potenciales por lo agreste de la misma naturaleza, el trabajo de naturaleza manual y sin medios auxiliares y la continua lucha para sobrevivir.� 6.- Una alimentaci�n a veces abundante, pero con una gran monoton�a en la dieta o, en ocasiones, hambrunas generalizadas como consecuencia de grandes descensos de las crecidas del r�o o de todo lo contrario, con inundaciones tan intensas que el alto nivel alcanzado por el agua lo anegaba todo y se perd�an las cosechas. Debido a estas causas se han encontrado momias con se�ales de emaciaci�n, consunci�n y depauperaci�n, pero curiosamente no de raquitismo ya que, debido a la sempiterna presencia del sol, no es un cuadro cl�nico t�pico del �Pa�s de las Dos Orillas� y s� se encuentran se�ales de haber padecido largos periodos de hambre.� 7.- De gran importancia en la existencia de enfermedades de diversa naturaleza, causadas por la propagaci�n debida a insectos de diferentes tipos, se deben al material usado en la construcci�n de las viviendas, generalmente hechas de adobe, un material refractario y aislante, lo que era de gran ayuda para aislarse del calor y el fr�o, pero al ser una mezcla de barro y paja picada, constitu�an una magn�fica base para el anidamiento de toda clase se insectos, como piojos, pulgas y otros artr�podos. La existencia de ratas, debida a la proximidad de residuos de los pueblos, hac�a de estos roedores otros habituales transmisores de enfermedades. Hasta tal punto era as� que los adobes se han usado, y se usan, como abono para las tierras, lo que ha hecho desaparecer muchos vestigios de yacimientos arqueol�gicos que hubieran ofrecido, sin duda, una gran riqueza de datos sobre la forma de vivir de la gente del pueblo, un aspecto poco conocido del Antiguo Egipto. 8.- La existencia de una amplia fauna de animales e insectos con posibilidades de manifiesto peligro en el agua y en la tierra: cocodrilos, hipop�tamos, serpientes, escorpiones, alacranes, ratas, leones, hienas, abejas, moscas, avispas y un largo etc�tera de nefastas posibilidades de agresiones en la vida corriente.�
A
causa de este entorno agresivo, era end�mica, y en ocasiones epid�mica,
la existencia de toda una serie de enfermedades locales {recordemos las
�plagas� que, a veces, asolaban el pa�s} provocadas por la
existencia de microorganismos y macroorganismos como: esquistosomiasis {bilarziosis},
poliomielitis, lehismaniosis,� gota,
lepra, afecciones virales como la poliomielitis, reumatismos, oncolog�a
(neoplasias), arteriosclerosis y otras afecciones vasculares, tracoma, t�tanos,
malaria (paludismo), anemias, tuberculosis, micosis, parasitosis
intestinales por tenias, vermes y helmintos, bacterias y bacilos, etc�tera,
que penetraban tanto por el agua ingerida como por la piel al trabajar o
pasar por tierra secas y sobre todo por las h�medas como el barro, las
ci�nagas o al mojarse en el mismo r�o Nilo y en los abundantes canales
y marismas de la zona del Delta. A estas enfermedades se a�ad�an los
continuos traumatismos de la vida cotidiana causados por el trabajo, los
traslados, el hogar, la caza, la pesca y una alimentaci�n, siempre
portadora de arena que daba lugar a un prematuro desgaste dental y a sus
graves consecuencias para la salud y la alimentaci�n.
Debido a los citados factores de insalubridad, a los frecuentes traumatismos por accidentes laborales y a otros como los embarazos y partos, y una alta mortalidad infantil en los primeros a�os, la expectativa de vida era breve, siendo excepcional aquellos que llegaban a los 35 a�os [siendo la media de vida de 35 a�os para los hombres y de 30 para las mujeres por la desviaci�n estad�stica que produc�a el parto] Todo ello llevaba a sarc�fago, m�s o menos bello, con cierta premura.�
�La poblaci�n era, en tiempos del Imperio Antiguo, en torno al mill�n y medio de personas[2] y, debido a los citados problemas, el incremento demogr�fico era lento e inseguro, pues se alternaban estaciones con buenas cosechas con manifiestas �pocas de hambrunas o epidemias que se traduc�an en claros descensos de poblaci�n.�
LA
INVESTIGACI�N Y� SUS POSIBILIDADES EN LA ACTUALIDAD.
La actual situaci�n de investigaci�n sobre grandes cantidades de momias, en lo que se ha dado en llamar �autopsias a momias�, ostensiblemente mostradas por la TV de forma cotidiana se iniciaron anta�o con el examen macrosc�pico de los restos en sesiones que llegaron a ser p�blicas bajo el curioso nombre de �Sesi�n de quitar las vendas a una momia� y que eran un acontecimiento social que se anunciaba en los peri�dicos. Sin embargo, con el tiempo se ha llegado a la posibilidad de emplear las nuevas t�cnicas de
�radiolog�a,
esc�ner, T.A.C., R.M.N., etc�tera� o el perfeccionamiento de las
t�cnicas de inspecci�n por endoscopias utilizando la fibra de vidrio
como �ptica y la posibilidad de emplear el instrumental adjunto para la
toma de muestras de tejidos para posteriores an�lisis en el campo de la
paleohistolog�a, la bioqu�mica y la biolog�a molecular. A todo ello
se puede a�adir el enorme paso adelante dado por la especializaci�n en
temas afines y de gran utilidad para la egiptolog�a, como la
paleopatolog�a forense y toda una serie de especialidades cuyo inicio
es �paleo o antropos�, de
las que podr�amos citar una larga lista, pero b�stenos con las citadas
a las que se le puede a�adir, por su incremento de uso, que es la
paleodontolog�a [con gran aportaci�n de datos no s�lo de la dentadura
en s� misma, sino tambi�n una gran informaci�n sobre el h�bitat y el
r�gimen alimenticio (Figura 6)][3]
van dando un manifiesto avance en los conocimientos y en la seguridad de
�stos.�� Las nuevas
disciplinas de estudio del sexo para observar a partir de restos �nfimos,
permiten el estudio de aspectos como localizaci�n y seguimiento de
familias y movimientos de migraci�n y encontrar relaciones entre
etnias. Y para colaborar en todo ello y disponer de un a�n m�s amplio
abanico de posibilidades de comprobaci�n de supuestos, tenemos a
nuestra disposici�n sofisticadas t�cnicas de laboratorio como el
Carbono 14 (C14) para la dataci�n del tiempo transcurrido o
el estudio del ADN a partir de restos �nfimos [aunque con limitaci�n
en el tiempo en el caso de las momias egipcias debido al calor, que anda
en torno a un l�mite de m�s o menos 300 a 500 a�os; mientras que en
hielo el periodo aprovechable es muy superior, de miles de a�os {datos en discusi�n y sin
verificar con exactitud}]
A
todo lo dicho hasta ahora y para completar ese rico arsenal de
posibilidades a favor del egipt�logo y de los arque�logos en general,
hay que sumar los cada d�a m�s perfeccionados sistemas de espectr�grafos
de gases, espectrofotometr�a, la microbiolog�a con sus cultivos desde
bacterias a hongos y levaduras, pasando por potentes microscopios electr�nicos
como complemento y ayuda a la citada paleohistolog�a, las enfermedades
por virus y otras afecciones en las que el tama�o del causante es m�s
que �nfimo, como las nanobacterias, por poner un ejemplo.
Y, no lo olvidemos, tan importante como todo lo dicho, debemos recordar el factor humano, la capacidad de investigaci�n y especializaci�n de miles de personas en todas estas disciplinas: hist�logos, anatomopat�logos, microbi�logos, qu�micos y bioqu�micos, radi�logos, estomat�logos, pat�logos forenses, historiadores, arque�logos y fil�logos y un largo etc�tera de especialidades, cuyo aprendizaje es con cada minuto, con cada d�a, un poco m�s dif�cil pues exige un sacrificio permanente para mantenerse al d�a en la constante renovaci�n de conocimientos y t�cnicas. Este conjunto de factores ha llevado, y nos sigue llevando inexorablemente, a un avance de conocimientos que nos pod�a parecer imposible no hace m�s de unas d�cadas.�
� TIPOS
DE MEDICINA.
La medicina fue la rama de la ciencia que m�s popularidad alcanz� en el Antiguo Egipto, sobre todo al nivel internacional de aquellos momentos. Durante 3.000 a�os el Sunu egipcio tuvo fama en el mundo conocido, existiendo numerosos casos en los que reyes de otros pa�ses solicitaron m�dicos egipcios para resolver sus problemas. El primer m�dico con t�tulo que se conoce es Hesire[4]
�con
gran renombre en la corte del rey Dyeser, ostentando el t�tulo de
�Jefe de los dentistas y los m�dicos�. Coet�neo tenemos al visir,
arquitecto y escritor Imhotep que, a sus muchas habilidades reconocidas,
un�a la de Sunu, una faceta que le har�a tan famoso como
arquitecto con el paso del tiempo.
El
de m�dico era un t�tulo distinguido aunque no se sabe exactamente como
se adquir�a y, de hecho, hab�a personajes que lo ten�an como a�adido
a otros t�tulos y se duda que ejercieran la medicina. Hab�a, cada d�a
se muestra m�s claramente, una clara especializaci�n en diversas
patolog�as. La medicina, en su visi�n egipcia a lo largo del tiempo y
desde hace unos 4.500 a�os, se realizaba desde varias perspectivas
diferentes, no siempre claramente separadas, pues sol�an mezclarse,
sumarse e incluso realizarse tratamientos mixtos, si bien, los
pensamientos y nociones b�sicos eran independientes en su concepci�n
inicial. Estas dos formas de enfocar la problem�tica de la salud hac�an
que existieran, por lo menos, dos medicinas netamente diferentes y bien
definidas:
1.-
Medicina claramente f�sica, con una relaci�n y catarsis m�dico/paciente
establecida y con conocimientos y remedios pr�cticos.
2.- Una medicina et�rea, m�gica, con intervenci�n de factores externos no f�sicos y que no se acompa�aban de una farmacopea palpable pero que, por razones de fecha y cultura, era casi tan importante [en algunos entornos m�s] como la anterior y que eran un claro recurso cuando fallaba la medicina basada en remedios materiales. Este aspecto incons�til, pero cotidiano e importante, era la magia y con ella el uso de talismanes.�
� LOS SUNU O M�DICOS.
Al
contrario de lo que se piensa y se ha pensado, no hab�a una clara
conexi�n, sino ni siquiera una relaci�n de alg�n tipo medianamente
insinuable entre los m�dicos y los embalsamadores. Estos �ltimos eran
sacerdotes del dios Anubis, sin ninguna relaci�n con los vivos y sus
enfermedades y, adem�s, no estaban muy bien considerados socialmente.
No hay constancia, ni se han encontrado datos que indiquen que los m�dicos
tomaran parte en la preparaci�n de momias para mejorar sus
conocimientos de anatom�a.
La
ense�anza a los futuros galenos, en las escuelas de medicina adscritas
a Per-Anj, las �Casas de la Vida�, sobre la morfolog�a del cuerpo
humano se realizaba, y �stos lo aprend�an, de forma emp�rica,
mediante el estudio de textos antiguos basados en la observaci�n de
animales y en el descuartizamiento de �stos. Los textos de anatom�a
eran siempre muy antiguos, apenas renovados por el paso del tiempo, de
un conservadurismo tradicional manifiesto.
Que eran diferentes especialidades la de m�dico y embalsamador queda bastante claro por la existencia de papiros m�dicos, dedicados a �stos [de los que conocemos bastantes y de los que hablaremos en una segunda parte de este trabajo], y tambi�n se sabe de la existencia de un papiro cuyo t�tulo es: �Tratado de lo que concierne a los embalsamadores�
�Por
tanto, nos debe quedar muy claro que embalsamar cad�veres era un tipo
de trabajo que no ten�a nada que ver con el de los m�dicos y que, en
consecuencia, �stos no practicaban ning�n tipo de autopsia o disecci�n
que les permitiera saber realmente como era el humano en su interior. Es
de suponer [no tengo datos y es s�lo una suposici�n] qu� de haber
tenido otra curiosidad, los sunu no habr�an tenido dificultad
para ver y aprender directamente en cuerpos humanos que, evidentemente,
no les habr�an de faltar. Por el contrario, siglos despu�s, se produce
la situaci�n contraria, un oscurantismo [de tipo religioso] que invade
a la humanidad, por el que se proh�be la disecci�n del cad�ver
durante siglos y si se logran avances, se debe a que en determinados
sitios y fechas, algunos m�dicos arriesgaron sus vidas con disecciones
e incluso con opiniones que les llevaron a la hoguera. Cuando este
aspecto se liberaliza, situaci�n relativamente reciente en el tiempo,
la medicina y la cirug�a inician un progreso manifiesto. Cabe citar aqu�,
al menos como homenaje a Andreas Vesalio, (1.514-1.564) que es el
creador de la anatom�a moderna.
Los
sunu egipcios ten�an algunas ideas claras sobre la enfermedad y,
sobre todo, de sus causas y acertaban al pensar que las pestes y otras
muchas situaciones ominosas y aciagas estaban ligadas a las moscas y a
los insectos, a la falta de agua e incluso a la ingesta de �sta y
estaban equivocados en la concepci�n de la existencia de los vientos
nefastos, todo lo cual deterioraba los alimentos y se produc�an
enfermedades y hambrunas. Pero lo relacionaban y cre�an que la
enfermedad era la expresi�n de una fuerza negativa exterior que
provocaba un desequilibrio en sus cuerpos. Para combatir estas
enfermedades o pestes dispon�an de una amplia panoplia de m�dicos:
1.-
El m�dico denominado Sunu (swnw), era el especialista del primer
tipo expuesto [medicina f�sica] y, por tanto, empleaba m�todos, medios
y remedios f�sicos. El jerogl�fico que le representa y que, suponemos
ser�a su se�al en el lugar en el que tuviera el equivalente a una
consulta, inclu�a una �punta de flecha� (era el instrumento usado
para abrir los abscesos), cuando se trataba de un m�dico no
excesivamente especializado. El signo de una �flecha completa� se�alaba
al cirujano, el artesano de las especialidades quir�rgicas. Por el
contrario los especialistas cl�nicos, equivalentes a nuestro actuales
internistas, muestran en su jerogl�fico (quiz�s se anunciaban as�) a
un hombre sentado con una mano extendida y una especie de barre�o al
lado [posiblemente una bacinilla, escupidera o equivalente] pues su
medicina se basaba en la observaci�n de los s�ntomas y mirar, tocar,
oler e incluso probar lo que m�dicamente denominamos emuntorios y que
no son sino las excreciones de diversos tipos: esputos, orina, heces,
menstruaci�n, sangre, v�mitos, etc�tera, que constitu�a la parte
diagn�stica de su labor. Esta capacidad de observar y analizar las
excreciones e interpretarlas, err�neamente o no, ya implica un nivel de
conocimientos emp�ricos pero pr�cticos y de buena factura, con lo que
demostraban que hab�an empezado a encontrar una relaci�n de
causa-efecto entre el humano y sus excreciones[5].
Sin embargo, y aunque en general sus conceptos estuvieran equivocados,
no dejaron de tener un nivel muy alto de conocimientos con respecto a
sus coet�neos de otros puntos del planeta y de ah� su fama [no s�lo
en medicina, sino en muchas otras disciplinas] a lo largo de la
historia.
Hab�a
m�dicos con un gran nivel de especializaci�n, que s�lo trataban
ciertas partes del cuerpo como pod�an ser los dientes, el vientre, la
piel, los ojos, la cabeza, etc�tera. Algunos, con el paso del tiempo y
la experiencia, ampliaban su especialidad un tanto, pudiendo llegar a
ser un poco m�s generalistas. En t�rminos generales, dado que la ense�anza
parece ser que era buena, los m�dicos de cualquier especialidad ten�an
muy buena altura dentro de su campo de acci�n y de las posibilidades y
discernimiento del momento cronol�gico.
Un
gran handicap para el ejercicio de la medicina en aquellas fechas era el
desconocimiento de la anatom�a, como ya hemos dicho, y sin embargo s�
ten�an muy claro el concepto de los conductos internos (los metu o met)
con los que relacionaban muchas enfermedades[6]
y as�, pod�an interpretar, a su modo, vinculando boca con ano y otras
relaciones de canales, algunas de ellas manifiestamente err�neas, como
la continuidad entre boca y vulva o boca y coraz�n. Sin embargo, sab�an
tomar el pulso, cosa que hac�an en diversos puntos del cuerpo con
distintas interpretaciones, pues realmente no pod�an manejar el n�mero
de pulsaciones por unidad de tiempo, pero s� sabr�an interpretar otros
aspectos, por comparaci�n con los latidos propios,�
como los aspectos de r�pido o lento, fuerte o d�bil e incluso
su ausencia llegando a relacionarlos con el coraz�n, sobre el que
pensaban que era el lugar en el que resid�a la inteligencia, el amor,
la personalidad y otros aspectos que hoy sabemos equivocados[7]. Mereruka, una de las
mastabas que siempre se ven, visir en la VI Dinast�a, tiene el t�tulo
de m�dico.[8]
2.-
Los sacerdotes Uabu de la diosa Sejmet, (shmt), llamada
�La poderosa�, representada por una mujer con cabeza de leona,
formaba tr�ada con Ptah de Menfis, del que era su esposa y Nefertum, el
hijo de ambos. Sejmet estaba vinculada en la teolog�a solar con el dios
sol Ra, por lo que se la llamaba tambi�n el �Ojo de Ra�. Esta
diosa, de apariencia en ocasiones itif�lica [similar al dios Min] a
pesar de ser hembra, lleg� a ser la patrona de los m�dicos. Estaba
considerada, en uno de sus m�ltiples aspectos, como una diosa de gran
crueldad, y era la encargada de expandir las pestes y las enfermedades.
Pero era capaz tanto de causar como de curar las enfermedades de origen
poco claro, las llamadas afecciones misteriosas e invisibles, es decir,
aquellas que se encontraban dentro de la esfera m�stica o de las
relaciones de los dioses con los hombres.
Dado su estatus y las ideas que se ten�an sobre ella, tambi�n se le llam� la �Se�ora de la Acacia�, lleg� a tener su propio entorno o cuerpo m�dico. Como los enfermos, cuando sus problemas no se solucionaban por otros medios, acud�an a ella buscando su protecci�n, sus sacerdotes, con esa vista comercial que siempre tiene el clero, acabaron convirti�ndose en m�dicos sanadores con un estilo diagn�stico y tratamientos muy particulares. Pero� �Eran m�dicos o magos del estado? Este tipo de m�dicos sol�an actuar de una forma clara en un momento muy especial de cada a�o: los �D�as epag�menos� o d�as de tr�nsito de un a�o a otro, al final de la estaci�n seca, momento terrible, sin agua, con posibles epidemias, por infecci�n y que se denominaban: �La peste del a�o� o �Iadet Renpet�. Durante estos d�as, se realizaban plegarias en todos los templos de Egipto para apaciguar a la diosa Sejmet y lograr que �ste recondujera su poder hacia un sentido positivo Para curar, se usaba la magia invoc�ndola[9]. Los genios malos que empleaba la diosa Sejmet eran de tres tipos y con tres misiones:�
Para
luchar contra todo esto, interven�an unos sacerdotes espec�ficos, eran
los sacerdotes Uabu de la diosa Sejmet, llamados tambi�n Uab
Sejmet. Era un cuerpo sacerdotal taumat�rgico, capaces de realizar
o hacedores de milagros. Estos sacerdotes, de gran poder, no eran m�dicos
civiles tipo Sunu (aunque tambi�n muchos de ellos eran, adem�s,
m�dicos civiles o Sunu y aunque una gran proporci�n de los m�dicos
Uabu eran Sunu, no era lo mismo al rev�s.)
Mientras que los m�dicos Sunu hac�an un ejercicio de la medicina con criterios t�cnicos y cient�ficos, los sacerdotes o m�dicos Uabu de la diosa Sejmet ejerc�an otro tipo de medicina, ya que cuando actuaban como Uabu, aunque fueran m�dicos Sunu, su actuaci�n era m�gica y dirigida a apaciguar a la diosa y mantener y prolongar la vida de sus pacientes. Pocas personas llegaban a una edad longeva, y hasta tal punto era as�, que a los ancianos, en el jerogl�fico que los representa, se les dibuja con la ayuda de un bast�n, �ndice de que el uso del bast�n como sistema ortop�dico era conocido. En la� se puede ver un anciano ayud�ndose con un bast�n, en pen�ltima fila, a la derecha.
La vida era considerada como: �Un don de la diosa leona Sejmet�. Sus sacerdotes trataban de curar por otros medios, pero no se les pod�a considerar curanderos, ni eran funcionarios exclusivamente religiosos. Hab�an sido educados en las escuelas de medicina de las �Casas de la vida�. Eran pues unos m�dicos, en cierto modo, con unos grandes niveles de conocimiento en ocasiones. As�, algunos eran: Uab + Sunu. Pero a estas dos especialidades se le pod�an sumar, en algunos casos, cotas todav�a superiores como ser adem�s: Mer Hekau (jefe de magos), e incluso a�adir a su curr�culum el t�tulo de Ur Sunu (Gran M�dico) todo lo cual les daba una altura o estatus muy superior al de un Sunu corriente. Los sacerdotes Uab Sejmet, se les reconoc�a con facilidad por el uso de su cetro exclusivo, el llamado Cetro Sejem. Los Uabu ejerc�an un arte cuya finalidad era suprimir la enfermedad y en lo posible evitar la muerte. Eran magos muy cultos y expertos en: literatura sagrada, magia, astronom�a, astrolog�a, alquimia, medicina y muchos otros aspectos del acervo cultural del momento, siendo evidentemente escribas con el m�s alto nivel de conocimientos�
�Su
misi�n era luchar y convencer a la cruel diosa Sejmet para que se
mostrara en otra sus manifestaciones como la de la ben�fica y casi
humana diosa-gata Bastet.
� M�DICOS Y/O SACERDOTES
Por
lo dicho hasta ahora, parece desprenderse que la mayor�a de los m�dicos
eran a la vez sacerdotes, pero no fue exactamente as�. Los m�dicos pod�an
ser o no sacerdotes, pero los hab�a tambi�n totalmente civiles,
generalmente eran escribas sobresalientes que alcanzaban un a�n m�s
alto nivel social. Siempre se ha dicho, sin una base s�lida, que la
condici�n de m�dico, como a veces se puede leer de los escribas,
implicaba la de ser sacerdote; pero no est� claro que fuera
obligatoriamente as�. Se supone que los mejores m�dicos sab�an leer y
escribir por cuanto la transmisi�n de los conocimientos era
generalmente por escrito, adem�s del uso, lo m�s frecuente, de la v�a
oral. Se ha comprobado de conocidos m�dicos de los que se han
encontrado datos en sus tumbas o por epigraf�as de estelas, que dispon�an
de unas grandes y completas bibliotecas personales con todo lo conocido
y que, el propietario, iba incrementando con sus experiencias personales
y las de compa�eros. De este modo dichos conocimientos y experiencias
pasaban a los que les suced�an en el tiempo: las siguientes
generaciones.
Los m�todos de trabajo eran variados, pero en muchos casos a los remedios f�sicos (vegetales y minerales) y ortop�dicos�
�se
le a�ad�a un valor muy importante �los ruegos a los dioses o las
imprecaciones contra ellos para alejarlos y que desapareciera su acci�n�.
Se usaba mucho la EQUIPARACI�N, o identificaci�n de hechos divinos,
realmente dentro del mundo de la mitolog�a o supuestas acciones o
gestos de ese dios, con las realidades del paciente en el mundo f�sico
(en la Tierra) y al establecer ese paralelismo se trataba de conseguir
un remedio emp�tico al indicarle al dios que el humano en tratamiento
se encontraba en una situaci�n similar a la que el dios sufri� en su
momento y que en su mano se encontraba la posibilidad de poner remedio.
�
�D�NDE Y COMO SE FORMABAN LOS M�DICOS?
El
m�dico egipcio, que pod�a ser o no, sacerdote, si sol�a ser un
iniciado, si entendemos este concepto como el de hombre instruido, que
no portador de secretos esot�ricos especiales, como a veces se lee.
Estaban muy bien considerados en todo el mundo conocido; se les tomaba
como los mejores existentes, hasta tal punto que eran, en cierto modo,
una mercanc�a o riqueza exportable. Su fama proven�a de la magn�fica
educaci�n recibida
Las escuelas de medicina eran zonas anexas a los templos que
formaban las Per-Anj o Casas de la Vida (se supone pues no hay
muchos datos sobre este aspecto del estudio de la medicina) y se basaba
en leer textos muy antiguos en los que se expon�a un saber ya arcano,
desfasado y lleno de magia, m�s que en el estudio de una medicina pr�ctica
y evolucionada. En La medicina egipcia se mezclaban, desde tiempos pret�ritos,
los tratamientos con productos y drogas, con las imprecaciones, la magia[10]
y los amuletos en diversos materiales: oro (nebu), plata, electr�n,
marfil, piedras semipreciosas, todos los cuales llevaban reproducidas
las figuras de signos o dioses y diosas.
En
cuanto al ejercicio de la profesi�n parece ser que exist�a una
medicina gratuita y estatal, que estaba ligada a las construcciones y
otros servicios que se inclu�an en los llamados �Trabajos del rey�,
incluyendo expediciones de diverso tipo e incursiones militares.
Exist�a
adem�s otra medicina, de tipo particular, por la que se pagaba, y se
hac�a este pago de la forma t�pica de los primeros tiempos, en
especie: grano, aves, pan, cerveza o vino, etc�tera. Y m�s adelante,
cuando surgen las precursores de las monedas, en forma de anillos de
diversos metales que van a recibir los nombres de deben, kites, shat,
kedet, etc...
Se
ha dicho que ten�an un conocimiento profundo del cuerpo humano, lo que
les daba un nivel muy superior al de los m�dicos de otros pa�ses. Sin
embargo, esto es m�s un concepto m�s te�rico que real. La verdad es
que si bien en medicina general eran aceptablemente buenos, en cirug�a
estaban relativamente atrasados y no pasaron de un nivel elemental. Las
trepanaciones, de las que se habla en �Sinuh� el egipcio� de Mika
Waltari, han contribuido a crear una imagen de sunu que no tiene
nada que ver con la realidad. Sin embargo, por la gran frecuencia de los
accidentes de trabajo en las obras moviendo y manejando grandes piedras,
s� llegaron a tener un cierto dominio de las t�cnicas de reducci�n e
inmovilizaci�n de fracturas, as� como al llegar a un cierto
conocimiento sobre las heridas y su tratamiento. Pero el arte de la
cirug�a sufr�a de un cierto debido a tres razones:
Sin
embargo, igualmente hay que aceptar que s� dispon�an de algo, como el
instrumental que se encuentra grabado en las paredes del templo de Kom
Ombo, que visto por un cirujano, como es nuestro caso, queda uno
gratamente sorprendido al ver como ya contaban con f�rceps, pinzas y un
sinf�n m�s de material de gran parecido al actual en su concepto
funcional. Pero�, debemos recordar que este arsenal grabado en Kom
Ombo es ya de un periodo muy avanzado de la historia de Egipto: el final
de la civilizaci�n y �poca Ptolemaica.
Entre
el material que se puede ver encontramos desde tijeras a equipos de
enemas, desde sondas a ventosas, pasando por f�rceps para dientes,
erinas para separaci�n de bordes de heridas, cuchillos, esp�tulas,
sierra de amputaciones, pinzas y cauterios, escalpelos y bistur�s, etc�tera,
todo ello de cobre endurecido por impurezas en primeras �pocas,
posteriormente de bronce en �pocas algo m�s avanzadas y finalmente de
hierro.
Her�doto[11] [que habla m�s de o�das que de realidades] dice que los m�dicos egipcios �eran todos especialistas en todo� y que no los hab�a especializados en medicina o en cirug�a. Los �papiros m�dicos� hablan de este tema, como es el �Libro de las Heridas�, es decir, el Papiro de Smith y en todo caso se habla de enfermedades y diagn�sticos, muy adecuados, pero nunca se habla realmente, de una manera clara, de cirug�a y t�cnicas quir�rgicas. Y es que en este campo no se pas� de la cirug�a menor, como curar heridas, abrir for�nculos, extirpar peque�os tumores externos o reducir e inmovilizar las fracturas mediante entablillado. La anestesia era en cierto modo inexistente y se arreglaba con conjuros m�gicos y alg�n medicamento con efecto analg�sico o drogas que ligeramente adormec�an. Sobre este tema de las drogas en el Antiguo Egipto, remito al lector a los dos trabajos que se encuentran en esta misma biblioteca virtual, de los que es autora M� Bego�a del Casal, en la que se trata con profundidad esta tem�tica. En aquellas lejanas �pocas el paciente deb�a aguantar el dolor, suponemos, por los tres m�todos m�s antiguos usados como anestesia:�
Los
m�dicos de la �poca ten�an un mediano conocimiento {aunque con claros
errores} de la anatom�a (sobre todo en los periodos avanzados de la
historia), la fisiolog�a y la enfermedad y se basaban en el concepto de
que el coraz�n era el centro del organismo para todas las funciones
pues en �l resid�an el alma, la facultad de razonar, el car�cter y el
temperamento, las emociones, sentimientos, recuerdos y experiencia, etc�tera.�
Curiosamente, la idea que ten�an anat�micamente del cuerpo era
un poco parecida a la imagen que daba el Nilo y sus ramales naturales.
El cuerpo ven�a a ser como una red de canales intercomunicados, los Metu
[Metu = canal]. Todos ellos se reun�an en un punto o dep�sito, el
Ib como coraz�n f�sico [hab�a un Ib tambi�n, como amuleto, en color
rojo, existiendo ejemplares de granate de una gran belleza] y en �l
entraban y sal�an los canales con las cosas buenas y malas: hab�a
canales de comida, para las l�grimas, conductos del semen, de paso para
el aire, canales para las heces, para la orina, para la sangre, etc�tera.
A las sustancias da�inas, que circulaban por esos conductos y que
causaban las enfermedades se les denominaban los Uehedu.
Sab�an
que el coraz�n lat�a y comparaban el pulso del paciente con el propio,
pero no conoc�an la circulaci�n de la sangre, ni diferenciaban venas
de arterias y por lo tanto no sab�an que la sangre circulante volv�a
al coraz�n tras pasar por los pulmones donde se regeneraba con la
respiraci�n. Cre�an que las enfermedades eran obstrucciones de los Metu
o canales, de los que estaba lleno el cuerpo. En consecuencia, la
salud no era, para ellos, otra cosa que una buena circulaci�n por los Metu.
Si una mujer no era f�rtil, se deb�a a que ten�a obstruidos los Metu
sexuales. La constipaci�n (estre�imiento) era considerada como una de
las causas m�s importante de enfermedades, por lo que los laxantes y /
o sus equivalentes mec�nicos, eran {emp�ricamente} muy utilizados. La
entrada de enfermedades se deb�a a la llegada a los Metu, por
los orificios naturales del cuerpo: boca, ano, fosas nasales, vagina y
meato, ojos y o�dos de los Uehedu da�inos. Pero sab�an bien
que esas noxas nocivas ten�an su entrada principalmente por alimentos
en mal estado. Pero tambi�n supon�an, que pod�an originarse de forma
primaria en los intestinos, por lo que los m�dicos pon�an mucha atenci�n
en la evacuaci�n de las heces, que observaban atentamente en todos sus
caracteres organol�pticos para el diagn�stico, y su m�s leve alteraci�n,
sobre todo el estre�imiento, les hac�a emplear, como terap�utica,
enemas, vomitivos y, sobre todo, ayunos cada 3 o 4 d�as para restaurar
una funci�n que consideraban alterada y para la que el reposo
alimenticio, la dieta� m�nima
o absoluta, ser�a su mejor cura.
�
LA TITULACI�N M�DICA
Los
t�tulos (aunque realmente no se sabe como se consegu�an) eran muchos,
pero s�lo indicaremos una peque�a parte de ellos. El lector interesado
puede encontrar una larga lista en �Gentes del Valle del Nilo�,
p�ginas: 219 a 221. Los t�tulos m�s sobresalientes, en un r�pido
recorrido, ser�an:
A.-
M�dicos Reales o del Palacio. Ten�an una categor�a especial pues
eran los que atend�an al rey y a su familia.
B.-
Doctor Jefe del Norte y del Sur. Era una especie de Ministro de
Sanidad.
C.-
Maestros
de M�dicos. Eran los Catedr�ticos de esa �poca.
D.-
M�dico Supervisor.
E.-
M�dico Inspector.
F.-
M�dico Ordinario.
Esta constatada la existencia de algunas mujeres con el t�tulo de m�dico, y que ejercieron la profesi�n, aunque por los datos que se tienen fueron casos excepcionales. Si existieron el equivalente a las actuales matronas, mujeres especializadas en la atenci�n a las parturienta, pero realmente era un grupo que no se les consideraba dentro del gremio m�dico La fisiolog�a femenina, bien conocida en aquellas �pocas.
�No
s�lo se arreglaban para estar lo m�s hermosas posible, sino que
evidentemente sab�an que embarazos y partos no s�lo eran peligrosos,
sino que tambi�n robaban parte de su hermosura. Est� muy claro que ten�an
una palpable idea de causa-efecto entre el coito y el embarazo [aunque
con graves errores de concepto, como el uso del coito oral cuando la
mujer no conceb�a por la v�a natural] Ten�an un claro concepto del
uso de los anticonceptivos, de tipo mec�nico {m�todos obstructivos de
la vagina} y en parte qu�mico {a�adido de ciertas substancias al tap�n
vaginal}, e incluso dos sistemas por parte del var�n para evitar un
embarazo no deseado, como el �Coitus Interruptus y el Coitus
Obstructus�. Adem�s se recurr�a, por parte de las mujeres, a los
sahumerios, duchas vaginales, amuletos protectores y tatuajes. Todos
estos mecanismos, recib�an el euf�nico nombre de �Desviaciones de la
pre�ez�. Y todo este aspecto de las afecciones o el mundo de la
mujer, curiosamente era un mundo aparte ya que, y a pesar de la gran
igualdad entre la mujer y el hombre, t�pica de esta civilizaci�n, todo
lo referente a los ciclos o periodos femeninos y lo correspondiente al
parto, era considerado impuro y la mujer quedaba en una especie de
cuarentena que, por fortuna, solo duraba en torno a una o dos semanas.
La realidad es que quedan muchos misterios por desentra�ar en el Antiguo Egipto, como muchas de las im�genes de Tut-Anj-Am�n , o el extra�o aspecto de Aj-en-At�n
� Pero
de este tema y de muchos otros, hablaremos en la segunda parte sobre la
medicina y los m�dicos en el Antiguo Egipto.
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PIES
DE FOTOGRAF�AS.
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Figura
1.- Las dos orillas del Nilo.
�
Figura
2.- El Nilo divide Egipto en dos partes.
�
Figura
3.- Antes o despu�s se acababa en un sarc�fago.
�
Figura
4.- La momia de Tut-Anj-Am�n en el T.A.C.
�
Figura
5.- T.A.C. de cuerpo de Tut-Anj-Am�n.
�
Figura
6.- Radiograf�a oral de una momia.
�
Figura
7.- Radiograf�a de un f�mur de Tut-Anj-Am�n.
�
Figura
8.- Hesire, el primer Sunu conocido.
�
Figura
9.- Una amplia colecci�n de talismanes.
�
Figura
10.- El rostro de una momia bien conservada.
�
Figura
11.- La imagen de un anciano con bast�n.
�
Figura
12.- El escriba: tan culto que serv�a para casi todo.
�
Figura
13.- La poliomielitis ya ten�a sus v�ctimas.
�
Figura
14.- La belleza era contraria a los partos frecuentes.
�
Figura
15.- Cada hombre debe tener una gran mujer.
�
Figura
16.- Radiograf�a de cr�neo de Tut-Anj-Am�n.
�
Figura
17.- La extra�a silueta de Tut: �S�ndrome de Marfan?
�
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