Excavando en Egipto: bajo el signo de Osiris.

   
La campaña de la misión española en Oxirrinco. Desde 1992, una misión hispano-egipcia trabaja en la necrópolis de Oxirrinco, la llamada «ciudad de los papiros». Dirigida por el doctor Josep Padró, la excavación arqueológica llevada a cabo entre los meses de octubre y diciembre pasados se centró en dos escenarios distintos: por un lado, la tumba 14, de época saíta (664-525 a.C.), sita en la necrópolis alta, y, por otro, el Osireion emplazado en pleno desierto, a unos 1.500 metros al oeste del anterior sector.

En la tumba 14 han aparecido hasta doce sarcófagos antropomorfos de piedra caliza, pertenecientes a la dinastía XXVI (672-525 a.C.). Las características del hallazgo, principalmente el desorden del material hallado, indican que este sector de la necrópolis fue saqueado en su día. Por el momento han aflorado tres sarcófagos cerrados con momias en su interior. Los restos del ajuar funerario, vasos canopos, ushebtis y amuletos han aparecido diseminados entre la tierra y degradados por la humedad. No obstante, se trata de un importante descubrimiento, pues las inscripciones de esos sarcófagos aumentarán nuestros conocimientos de la necrópolis de Oxirrinco.

En el sector del Osireion, y dado que la bóveda natural del hipogeo está en proceso de restauración, los trabajos se centraron en la búsqueda de la superestructura de la catacumba que albergó muchos simulacros de momias pertenecientes al dios Osiris. Búsqueda que se ha visto coronada por el éxito al excavarse gran parte del muro de cierre del santuario, que con mucha probabilidad se edificó en superficie. Más importante aún ha sido la localización de una entrada monumental que se adentra en el subsuelo, muy próxima a la sala donde yace la estatua de Osiris. 

El nuevo acceso descubierto está construido en su parte más inferior con bloques calizos esmeradamente tallados y aparejados. Todo hace pensar que este umbral también puede ser la entrada a nuevos 
conocimientos sobre los todavía misteriosos ritos osiríacos.


Fuente: Historia National Geographic nº 14