El azul de la eternidad.

Primero visitó el Metropolitan Museum de Nueva York (Estados Unidos), el Rijksmuseum van Oudheden de Leiden (Holanda) y el Roemer und Pelizaeus de Hildesheim (Alemania). Ahora recala en el Centro Cultural Conde Duque para que los madrileños puedan admirar una de las colecciones más importantes de antigüedades egipcias.

«Azules egipcios. Pequeños tesoros del Arte» es el título de la exposición que desde el pasado viernes y hasta el próximo 22 de mayo mostrará al visitante una parte de la extensa colección del Mayor William Joseph Myers, depositada en el prestigioso Eton College de Windsor.
«Azules egipcios. Pequeños tesoros del Arte» es el título de la exposición que desde el pasado viernes y hasta el próximo 22 de mayo mostrará al visitante una parte de la extensa colección del Mayor William Joseph Myers, depositada en el prestigioso Eton College de Windsor.

A pesar de su pequeño tamaño, esta exposición, comisariada por Teresa Bedman y Francisco Martín Valentín, reúne las obras conocidas más colosales del arte del antiguo egipcio. En total, son 208 piezas desde las primeras dinastías hasta la época romana.
Como recuerda Micholas Reeves, conservador de la colección, el Mayor Myers llegó por primera vez a Egipto en 1882, con 24 años. Según se sucedía la ocupación de El Cairo, en él se desarrollaba la que sería su mayor pasión: el coleccionismo del antiguo Egipto.



Eton College

Tras su muerte, ocurrida el 30 de octubre de 1899, durante la batalla de Farguhar Farm, en Natal, legó toda su colección a Eton, colegio en el que estudio y al que estuvo muy vinculado durante toda su vida. Con esta herencia arqueológica y cumpliendo su última voluntad, se formó una colección pedagógica que en la actualidad, tras continuas adquisiciones, consta de 3.100 piezas egipcias de indudable valor.

Hasta la fecha sólo se habían exhibido fuera de Eton unas 100, como así se comprobó en Estados Unidos, Holanda y Alemania. Sin embargo, la colección que ha llegado al Conde Duque está formada por 208 piezas arqueológicas, lo que, en palabras del director de Patrimonio Cultural del Área de Las Artes, Juan José Echeverría, «la convierte en la exposición de referencia de este año».

Y no sólo por el contenido de la muestra, sino por el propio continente: la sala de Bóvedas. Nada más traspasar el dintel, el visitante recibe la sensación de descender hacia un panteón subterráneo, con la arena de egipto bajo sus pies y la monumentalidad faraónica apostada en las vitrinas en columna. No en vano, la organización de esta exposición ha llevado casi tres años, su diseño meses y el montaje dos semanas hasta lograr en el ambiente la expresión de eternidad clave del pensamiento egipcio.

Fayenza egipcia

Como avanzó el comisario Francisco Martín Valentín, la muestra se ha estructurado en torno a dos ejes fundamentales. Por un lado, los materiales con los que se realizaban los objetos expuestos, especialmente la fayenza egipcia, y por otro, el mundo de los dioses y reyes egipcios y su filosofía sobre la vida y la muerte.

La primera sala reúne los dioses más importantes del panteón egipcio. En ella podemos admirar amuletos, escarabeos, babuinos, cucharas para afeites, sellos para marcar siervos y ganado, anillos y collares junto a representaciones de Amon, Thot, Ra, Osiris...

El «azul egipcio», como se ha dado en llamar la enorme cantidad de objetos que Egipto ha legado a la posteridad realizado en tchehenet -pasta cerámica azul brillante que hoy conocemos como fayenza- son especialmente vistosos. Como afirma Teresa Bedman, «muestran su color escalado, desde el celeste profundo del firmamento imperturbable del Alto Egipto al verdoso pleno de vida de las aguas del Nilo».

La segunda sala se centra en el mundo de la realeza y la vida cotidiana. En ella encontramos una de las piezas más relevantes de la colección, un delicado fragmento de cierre de collar de Tutankamon. También se pueden admirar anillos, ushabtis, cálices, cuencos...

La siguiente sala nos acerca el mundo funerario. Sin duda, se trata del espacio más rotundo, con estatuas de remeros y portadoras de ofrendas, máscaras de momias y figuras funerarias. Concluye la visita con una referencia al periodo romano, en el que dominan los retratos y máscaras en madera estucada o en yeso.

MABEL AMADO.

Fuente: ABC.

Domingo, 27 de Febrero de 2005.

http://www.abc.es/abc/pg050227/prensa/noticias/Madrid/Madrid/200502/27/NAC-MAD-111.asp