TEBAS

A la antigua Waset la llamaron Thebai, Tebas, los griegos, sin que sepamos la razón de ese nombre. Se ha sugerido que la pronunciación de los nombres egipcios Ta-ipet (Ipet-resyt era el templo de Luxor) o Djeme (Medinet Habu) daba un sonido similar al de la antigua ciudad beocia; pero el argumento no parece convincente.

 Waset estaba en el nomo IV del Alto Egipto, en su parte más meridional. Su posición geográfica contribuyó grandemente a la importancia histórica de la ciudad: estaba cerca de Nubia y del desierto oriental, con sus valiosos recursos minerales y sus rutas mercantiles, y a la vez distante de los centros dominadores del norte. Los gobernantes locales de Tebas, en los comienzos de la historia egipcia, llevaron a cabo una política de expansión activa, sobre todo en los Períodos intermedios I y II; en el último período esto se enmascaró como una reacción egipcia contra los invasores extranjeros (los hicsos). Los monumentos más antiguos son los de finales del Imperio Antiguo y escasean, siendo entonces Waset  poco más que una ciudad provinciana. Su ascensión camino de la capitalidad tuvo efecto durante la XI dinastía, aunque a comienzos de la XII dinastía la capital fue trasladada a Itch-tauy; pero Tebas, con su dios Amón, se afianzó como el centro administrativo de la parte meridional del Alto Egipto. Su período de mayor esplendor llegó con la XVIII dinastía, cuando la ciudad fue la capital efectiva del país. Sus templos fueron los más importantes y los más ricos de todo Egipto, mientras que las tumbas preparadas para la minoría más destacada de sus habitantes, y que se situaron en la orilla occidental, fueron las más lujosas que jamás contemplaron ojos egipcios. Incluso a finales de la XVIII dinastía y durante el período ramesida, cuando la residencia y el centro de las actividades regias se desplazaron hacia el norte (El-Amarna, Menfis y Pi-Ramsés), los templos tebanos continuaron con todo su esplendor, los monarcas continuaron siendo enterrados en el Valle de los Reyes, y la ciudad retuvo parte de su importancia en la vida administrativa del país.

Durante el III Período intermedio, Tebas, con el sumo sacerdote de Amón a su cabeza, representó la contrabalanza a la soberanía de los reyes de las dinastías XXI y XXII, que gobernaron desde Tanis, en el delta. La influencia tebana sólo acabó en el Período tardío.

La parte principal –y probablemente la más antigua- de la ciudad así como sus templos más imponentes estuvieron en la orilla oriental. Cruzando el río, en la banda occidental, estaba la necrópolis con las tumbas y los templos funerarios, así como el barrio occidental de la ciudad; Amen-Hotep III tuvo su palacio en el-Makata, y a lo largo del período ramesida la propia ciudad se situó al norte del mismo, en Medinet Habu.

 

 

El Templo de Luxor  

 

luxorLos testimonios textuales y arqueológicos señalan que se alzaba un santuario en el lugar que ahora ocupa el templo de Luxor, o en sus proximidades, ya a comienzos de la XVIII dinastía o incluso antes. Pero el templo que todavía hoy podemos ve se debió esencialmente a dos faraones constructores: Amen-Hotep III (la parte interior) y Ramsés II (la parte de fuera). Otros muchos soberanos contribuyeron a su decoración en relieve y a sus inscripciones, añadiendo pequeñas estructuras o introduciendo pequeños cambios, principalmente Tut-anj-Amón, Hor-em-heb y Alejandro Magno. Una capilla funeraria primitiva de la tríada tebana fue incorporada al patio de Ramsés II. La longitud total del templo, desde el pilón al muro trasero, se aproxima a los 260 metros.

El templo estaba dedicado a Amón, que en Luxor adoptó la forma del Min itifálico  Estuvo estrechamente vinculado al gran templo de Amón en Karnak, y una vez al año, durante los meses segundo y tercero del período de inundación, se celebraba en Luxor un largo festival religioso en el que la imagen de Amón de Karnak visitaba a su Ipet-resyt o Ipet meridional”, como se llamaba el templo.

 

 

Al final del reinado del emperador Diocleciano, inmediatamente después del año 300 d.C., la primera de las antecámaras de la parte interior del templo fue convertida en santuario del culto imperial al servicio de la guarnición militar local y de la ciudad. Allí se conservaban los estandartes e insignias de la legión. Estaba decorada con pinturas exquisitas, que aún podían verse en el siglo XIX, pero que ahora casi se han pedido por completo. Durante el período ayyúbida (siglo XIII d. De C.) se construyó en el patio de Ramsés II la pequeña mezquita de Abu el-Haggag, que aún se conserva en nuestros días.

La avenida de esfinges con cabeza humana de Nectanebo I unía Karnak, A Unos 3 kilómetros al norte, con Luxor y conducía al visitante a un recinto de ladrillo. Muchas estructuras posteriores se alzaron en el atrio que precedía al templo propiamente dicho, incluyendo una columnata de Shabaka (desmantelada más tarde) y capillas de Hathor, construida por Tajarqa, y de Serapis, construida por Adriano. Los muros de ladrillo cocido, visibles al este y al oeste del templo, componen los restos de la tardía ciudad romana, coetánea del santuario imperial.

 

El templo está frente a un pilón de Ramsés II, cuyos relieves y textos de la parte exterior relatan la famosa batalla de Qadesh, en Siria, contra los hititas en el año 1285 a. C. Dos obeliscos de granito rojo se erguían originariamente frente al pilón, pero ahora sólo queda uno de aproximadamente 25 metros de altura; el otro fue trasladado a la plaza de la Concordia, de París, en los años 1835-36. Varias estatuas colosales de Ramsés II, dos de ellas sedentes, flanquean la entrada. La puerta central del pilón fue decorada en parte por Shabaka.

El patio peristilo de Ramsés II, que se abre tras el pilón, tiene 74 columnas en forma de papiros con escenas del faraón en presencia de varias divinidades. Las columnas están dispuestas en doble hilera alrededor del patio, interrumpidas por un santuario consistente en tres capillas (o puestos de barcos) de Amón (centro), Mut (izquierda) y Jonsu (derecha), construidas por Hatshepsut y Thutmosis III y vueltas a decorar por Ramsés II.  

Fue probablemente la existencia de ese santuario la que motivó una notable desviación del eje de las construcciones de Ramsés II respecto del templo anterior de Amen-Hotep III. Colosos erguidos al lado del faraón están colocados en los huecos que se encuentran en la primera fila de columnas al extremo meridional del patio.

 

La entrada a la columnata procesional de Amen-Hotep III, con siete  columnas a cada lado, tiene dos colosos sedentes de Ramsés II con la reina Nefertary junto a su pierna derecha en el lado norte, mientras que en el lado sur hay dos estatuas dobles, sedentes también, que corresponden, respectivamente, a Amón y Mut.

Los muros de detrás de las columnas fueron decorados por Tut-anj-Amón y Hor-em-heb con relieves que describen la fiesta de Opet: los del muro occidental muestran una procesión de barcos desde Karnak a Luxor, mientras que los del muro oriental ofrecen el viaje de regreso.

Un patio peristilo de Amen-Hotep III se fusiona por uno de sus lados con la sala hipóstila, que es la primera habitación de la parte interior del templo, originariamente techada. Ésta conduce a una serie de cuatro antecámaras con habitaciones auxiliares.

 
La llamada “Estancia del nacimiento”, que se encuentra situada al este de la antecámara segunda, está decorada con relieves que describen el simbólico “nacimiento divino” de Amen-Hotep III como resultado de la unión de su madre Mut-em-uia con el dios Amón. Alejandro Magno construyó un santuario de barcas en la tercera de las antecámaras. El santuario de Amen-Hotep III es la última estancia sobre el eje central del templo.