TUT-ANJ-AMON: SU VIDA Y SU TUMBA 

Por Dña. Gabriela Arrache Vértiz)[1]

 

¿Quién fue Tut-Ankh-Amón, el rey niño?, es un enigma que quizá nunca podremos desentrañar y sin embargo es tanto lo que hemos sabido a través de su tumba descubierta casi intacta, que podemos afirmar que el descubrimiento de su tumba fue el acontecimiento del siglo.

No sabemos quienes fueron sus padres, lo único que sabemos por una inscripción encontrada cerca de Amarna es que era hijo de rey, sin saber ni cual era ese rey ni quien fue su madre.

A pesar de todo esto, el estudio del faraón niño resulta apasionante.

Su padre, casi seguro, fue el faraón Amen-Hotep III el magnífico, pero la madre podría ser o la poderosa reina Teye o su hija Sitamón, quien en se momento tenía en su sangre la cepa divina que consagraba el poder del trono.

Pero hay quien asegura que era hijo de Amen-Hotep IV (Akhenatón), pero no con su esposa principal la bella Nefertiti, sino con una reina secundaria llamada Kiya, quien parece haber sido una princesa mitania, posiblemente hija del rey Tusharatta, quien era favorita del faraón. De esta reina existen relieves sobre todo provenientes de Amarna, en donde se le da el título de “Esposa muy Amada del rey”. Esta reina desaparece sin explicación más o menos en la fecha de nacimiento de Tut-Ankh-Amón, por lo que se piensa que pudo haber muerto al dar a luz.

De lo que no hay duda por estudios realizados es de que Tut-Ankh-Amón tenía un hermano llamado Smen-Ka-Ra, el cual fue corregente con Amen-Hotep IV (Akhenatón).

De todos modos, fuera quien fuera su padre, tenía derecho legal al trono el cual fue legitimado al casarse con Ankhesatón, más tarde Ankhesamón, quien fue hija de Akhenatón el faraón anterior y su reina principal Nefertiti.[2]

Aunque no sabremos nunca quienes fueron sus padres, sabemos con toda seguridad que cuando sube al trono lo hace apoyado tanto por el clero de Amón, como por el ejército, en ese momento dirigido por el poderoso General Hor-Em-Heb, quien más tarde se convertiría él mismo en faraón. También estaba apoyado por el hermano de la reina Teye, el anciano primer ministro Ay, quien sería su sucesor al casarse con su viuda.

Aún su muerte está sumida en el misterio, se había manejado la teoría de que había muerto asesinado por sus sucesores, tanto por su ministro Ay como el general  Hor-Em-Heb quien debido a su matrimonio con la hija de Ay fue el siguiente gobernante y el último de la dinastía XVIII. Se pensó en un principio que había  sido asesinado con un fuerte golpe en la cabeza, ya que la momia presentaba una lesión hecha con algún instrumento punzo-cortante; se demostró que para que esto hubiera ocurrido en esa forma, él casi tendría que haber ayudado a sus asesinos y esto por supuesto está fuera de discusión. Estudios de rayos X de la momia del rey hechos a partir de 1968, publicados por Denis C. Forbes, mostraron la ausencia del hueso del esternón y una de las costillas frontales, siendo imposible haber llegado a la adolescencia con un defecto congénito como este, se deduce que fueron removidos después de la muerte de Tut-Ankh-Amón, quizá por encontrarse en muy mal estado durante el proceso de momificación.

Todo lo anterior nos abre una nueva teoría de la causa de su muerte, disculpando así a los principales sospechosos. Debido a la representación en numerosos objetos, murales del rey en actividades deportivas y al gran número de arcos, bumerangs y jabalinas encontradas en la tumba, se presume que Tut-Ankh-Amón fue el gran aficionado a estas cosas, por lo tanto se puede aceptar como correcta la teoría de que posiblemente el rey personalmente conducía su carro, anudando las riendas alrededor de su cintura para poder disparar, ya sea el arco o cualquier otra de las armas usadas en la cacería. Así podemos imaginar que pudo tener un accidente al cruzarse con algún animal o al toparse con una piedra o con cualquier otra cosa. Este tipo de accidente explicaría las lesiones presentadas por su momia, aún la de la cabeza ya que en este tipo de sucesos se presentan golpes que son difíciles de diagnosticar.

Aunque era muy oportuna la muerte del rey para Ay y Hor-Em.Heb, no se puede afirmar de manera tan determinante como antes la causa de la muerte del rey, otro elemento que debemos tomar en cuenta es que en la tumba muchos de los objetos encontrados y algunos de ellos tan importantes, como el segundo de los sarcófagos momiformes o los cofrecillos momiformes en donde se guardaron las vísceras, no pertenecían al ajuar funerario de Tut-Ankh-Amón sino al de su hermano Smen-Ka-Ra.

Asimismo muchos objetos de otros faraones como Amen-Hotep III, fueron encontrados en la tumba completando dicho ajuar funerario, e incluso la tumba parece que era la que sería de su sucesor Ay, tomando éste para él la que posiblemente fuera a ser para Tut-Ankh-Amón en el valle de los monos.

Todo lo anterior nos habla de un enterramiento apresurado en el que fue completado el ajuar funerario a toda prisa, se concluye que la teoría más probable sería la de una muerte, muy oportuna pero accidental del rey.

Su nacimiento y coronación tuvo lugar en Amarna, la cual se había convertido en la capital del imperio en la época de Akhenatón, pero aproximadamente a los seis años de su reinado regresó la capital a Tebas.

Sube con el nombre de Tut-Ankh-Amón, ya que nace en la época de la revolución religiosa en la que el dios Atón se convirtió en el dios oficial, pero ya desde el año dos de su reinado cambia su nombre y el de su esposa, llamándose ahora Tut-Ankh-Amón, al incluir en su nombre el del dios Amón vuelve a la ortodoxia religiosa.

Casi no hay evidencias de lo ocurrido durante su reinado, se menciona al menos una campaña militar asiática y acaso nubia en  unos fragmentos en los templos de Luxor y Karnak, así como en los relieves de la tumba de Hor-Em-Heb, en Saqqara de cuando era general, como en su magnífica tumba como faraón en el Valle de los Reyes. Lo más importante durante su reinado fue la reorganización interna del imperio tan necesaria en ese momento.

Es posible que el rey estuviera presente en alguna campaña militar, pero estas fueron llevadas a cabo por el general Hor-Em-Heb, quien con su formación miliar pudo con mano dura reorganizar un Imperio que presentaba grandes problemas.

Existe una importante estela en el museo de El Cairo, llamada “Estela de la Restauración”, en la que el rey describe en que deplorables condiciones se encontraba el reino al iniciar su gobierno y como volviendo a la fe en el dios Amón, Egipto vuelve a recuperarse y el pueblo deja de sentir el hambre. Aunque los nombres de la estela fueron cambiados por los de Hor-Em-Heb, el general que había estado al frente del ejército ya desde el tiempo de Akhenatón, y quien era el hombre más poderoso durante el reinado de Tut-Ankh-Amón, se sabe que esta estela es del período del rey Tut-Ankh-Amón.

Muy poco pudo en realidad intervenir personalmente Tut-Ankh-Amón en el gobierno, el cual estuvo en las manos de Ay y de Hor-Em-Heb, ya que murió a muy temprana edad, aproximadamente a los 18 años.

Hay quien opina que lo esplendoroso de su ajuar funerario se debe a una acción del clero de Amón en agradecimiento de haber regresado a la anterior religión, y que no todos los ajuares, aún de los grandes faraones, tenían la magnificencia encontrada en la tumba del faraón Tut-Ankh-Amón.

Se llevaron a cabo dos robos en la tumba en la época faraónica, muy posiblemente en los dos reinados siguientes al del faraón Tut-Ankh-Amón, se piensa que en el primer robo solamente se entró a la antecámara y al anexo, el interés de los ladrones estaba principalmente en los objetos de metal, las telas y los cosméticos, lo que prueba que entraron a la tumba no mucho tiempo después del enterramiento, ya que los cosméticos contenían grasa que tenía un período de vida corto debido al calor del clima egipcio. Se sabe que al sellar la tumba, el corredor de la entrada contenía los desechos del proceso de momificación y los restos del banquete funerario; los funcionarios de la necrópolis pusieron en orden el enterramiento tapiando los boquetes abiertos en la pared de la entrada y poniendo nuevos sellos para cerrar la tumba, llenando de cascotes el pasillo.

El segundo robo se llevó a cabo no mucho tiempo después y se piensa que en éste se tuvo acceso a todas las cámaras y que los ladrones dispusieron de varios días para poder llevarlo a cabo. Debido a los cascotes del pasillo de la entrada Carter calculó que una cadena de seis o siete hombres pasándose las piedras uno al otro, se llevarían de siete a ocho horas para hacer un túnel por donde pudieran pasar, en esta ocasión parece que el interés principal fueron las joyas. Las tapas de los joyeros fueron abiertas y por las listas que existían en el momento de ser cerrados, Carter calculó que un 60% de las joyas fueron extraídas en esta ocasión. Se encontró un echarpe anudado con una serie de anillos que accidentalmente cayó en una caja de la antecámara, por lo que se concluye que los ladrones fueron descubiertos en el lugar pero que ya habían trabajado por varios días y el resto de las joyas no fue restituido en el momento en que se volvió a sellar la tumba. El encargado de volver a cerrar la tumba fue Maya, un funcionario del gobierno de Hor-Em-Heb, Djehutymose su asistente dejó su nombre en una jarra encontrada en el anexo, pero si el robo fue llevado a toda prisa, los que ordenaron el mobiliario y sellaron nuevamente la tumba también lo hicieron con la misma premura, siendo esta de mala calidad. La pared de la entrada fue sellada con los mismos sellos de la necrópolis real con que fue restaurada la primera vez, siendo esto prueba de que ambos robos se sucedieron con muy poca diferencia de tiempo y sin duda en la época faraónica, detalle muy importante que explicaremos más adelante.

Es interesante hacer notar que cuando escuchamos que la entrada de la tumba fue encontrada no podemos alejarnos de nuestra mentalidad moderna y muchas veces pensamos casi en una puerta de bisagras esperando a que el explorador encuentre la llave, por esto es importante observar la figura....en la que se muestra que era simple hueco tapiado con yeso con los sellos colocados en forma desordenada lo que se encontraba, cosa que facilita de gran manera deducir por donde entraron los ladrones y cual entrada fue anterior a la otra.

Más tarde se levantaron sobre el lugar en donde se encontraba la tumba de Tut-Ankh-Amón las cabañas para los obreros, quienes construyeron la tumba de Ramsés VI, quedando así oculta. Hacia el año 1.000 a.C. al empezar los trabajos de evacuación de la necrópolis real para trasladar a los ocupantes de la necrópolis real, la tumba es omitida en los records, siendo aún más olvidada.

Así fue enterrado el faraón, en una tumba china, pero como gran monarca de su Imperio que necesitaba recuperar su prestigio. Y así se conservó casi intacta por alrededor de 3000 años.

Ahora vayamos al principio del siglo XX, cuando un par de apasionados de la cultura egipcia hicieron el descubrimiento que asombraría al mundo, cuando se pensaba que el Valle de los Reyes estaba ya completamente explorado.

Esto es como un cuento, siendo a veces la realidad más intrincada e interesante que la imaginación del más grande literato.

El perfil de los dos hombres que hicieron realidad el sueño de encontrar esta tumba no es motivo del presente artículo, ya que en la misma publicación se encuentra la descripción de sus vidas y sus motivos. Aquí sólo expondremos que al iniciar su exploración no estaban buscando solamente alguna tumba, sino que estaban en busca precisamente de la tumba del faraón Tut-Ankh-Amón. Habían sido encontrados, por Teodoro Davis, unas jarras y algunos otros objetos, restos del proceso de momificación, en el llamado pozo 54 en 1907, muy cerca del lugar en donde se encontraba la tumba, en él había recipientes de cerámica, la tapa de uno de ellos se había roto y la habían atado con una tela en la que aparecía el nombre de Tut-Ankh-Amón, en ese momento no se le dio la importancia que tenían dichos recipientes y simplemente se almacenaron. Meses más tarde, Hebert E. Winlock, Director de egiptología del museo Metropolitano de Arte de Nueva York, estaba en Egipto en una expedición y al ver el hallazgo de Davis apreció el valor que podía tener y con la autorización y el financiamiento del millonario etadounidense los embaló y llevó al museo en Nueva York para su mejor análisis, encontrando que eran la prueba inequívoca de que Tut-Ankh-Amón estaba enterrado en el Valle de los Reyes. Dos años más tarde Davis encontró una nueva tumba con algunos objetos con el nombre de Ay y de Tut-Ankh-Amón por lo que estaba convencido de que era la tumba del joven rey, y que por lo tanto el Valle de los Reyes se encontraba agotado.

Pero aún así Howard Carter estaba convencido que estaba aún sin encontrar la tumba del rey y con el financiamiento de Lord Carnavon se dio a la búsqueda.

Fue Gastón Maspero,[3] quien siendo amigo íntimo de Lord Carnavon, y conociendo y apreciando la inteligencia y los conocimientos de Carter, ya que había trabajado bajo su mando por varios años, presentó a estos dos personajes que serían las figuras principales del hallazgo del siglo.

A partir de 1907 empezó a trabajar Carter para Lord Carnavon, aunque en un principio lo hicieron lejos del Valle de los Reyes, ya que la concesión de ese lugar estaba en poder de Davis. En principio fue en la zona de Assuán, siempre con buenos resultados. Trabajaron juntos varios sitios pero nunca dejaron de soñar en que algún día podrían conseguir la anhelada concesión en el Valle de los Reyes.

Carter había trabajado intensamente en el Valle de los Reyes para Davis, pero no podía libremente buscar la tan ansiada tumba de Tut-Ankh-Amón. Unos meses antes de morir en 1915 Davis abandonó la concesión del Valle de los Reyes y así Carter y Cárnavon quedaron en libertad de iniciar su tan añorado sueño. Sin embargo, el inicio de la guerra mundial impidió que lo hicieran, Cárnavon como patriota, primero intentó enrolarse en el ejército y al ser rechazado por cuestiones de salud, regresó a su castillo de Highclere en las cercanías de Londres para convertirlo en un lugar de reposo para los soldados heridos. Así Carter quedó solo en Egipto y aunque intentó colaborar en la guerra, llevando muchos años viviendo en Egipto, se sentía más allegado a este pueblo y lo indignó la forma en que era tratado por los ingleses. Inició entonces varias campañas en las que contrataba a los desertores, en una de estas campañas encontró en los riscos de Deir-El-Bahari la tumba de la propia reina Hat-Shep-Sut, en una manera casi novelesca.

Fue hasta 1917 que Carter pudo iniciar seriamente su búsqueda en el Valle de los Reyes y a lo largo de los siguientes años excavó hasta alcanzar la roca viva, metódicamente como le era característico por su carácter.

Aunque la excavación fue hecha con mucho cuidado, los resultados no siempre fueron los mejores, ya que este valle estaba muy explotado. Lo más importante encontrado fueron una serie de jarras haladas en la entrada del faraón Mer-Em-Ptah, heredero de Ramsés II, por las inscripciones hieráticas se supo que habían contenido el material de embalsamamiento del rey, pero en realidad había sido un hallazgo muy pobre para la inversión de Lord Cárnavon.

Al fin en la mañana del día 1 de noviembre de 1922 se inicia la temporada de excavaciones de ese año, ya advertido Carter por Lord Cárnavon de que era la última temporada que costeaba, debido al pobre fruto dado por las anteriores. Tres días después el 4 de noviembre es encontrado el primer escalón de la tumba a unos cuatro metros por debajo de la entrada de la tumba de Ramsés IV.

Carter con la paciencia que lo caracterizó siempre, descubrió los escalones hasta encontrar la puerta, aunque para desilusión de Carter no había ningún sello que confirmase sus sospechas, cubre de nuevo el hueco de la escalera y manda el famoso telegrama dando a Lord Carnavon la feliz noticia.

Dos semanas y medio después el 23 de noviembre Lord Carnavon y su hija Lady Evelyn llegan a Luxor para poder descubrir realmente lo que se había encontrado.

Al descubrir en su totalidad el hueco de la escalera se pudo encontrar en la parte inferior los sellos con el nombre de Tut-Ankh-Amón, quedando fuera de duda lo que se había hallado.

Una vez retirada la pared se pudo distinguir el corredor rellenado por los cascotes y para el 26 de noviembre se había limpiado dicho corredor y encontrado la nueva entrada tapiada con los sellos tradicionales de la necrópolis real y con una reparación en la esquina que daba idea de los robos ocurridos en el pasado.

Este punto de los robos es muy interesante de destacar, ya que según la concesión dada a Lord Carnavon si la tumba estaba inviolada el tesoro encontrado pertenecía al gobierno egipcio, peor si esta había sido violada la mitad de todo lo encontrado dentro pertenecería a Lord Carnavon, quien era el que tenía dicha concesión y quien financiaba el proyecto. De esta manera al comprobar que dichos hurtos fueron cometidos en una época cercana al enterramiento, como fue explicado al principio todo lo contenido en la tumba perteneció al gobierno egipcio gracias a lo cual lo podemos admirar casi en su totalidad en el Museo de El Cairo, aunque algunas piezas, como ushabtis, una barca, algunos de los chapetones de oro del velo de la primera capilla, una cama, la escultura en madera de la diosa Hathor, que es una de las piezas más bellas, se encuentran en el Museo de Luxor.

Ese 26 de noviembre mismo fue cuando ocurre la tan conocida anécdota de Carter asomado a un orificio y Carnavon desesperado preguntando ¿Qué ves?, a lo que Carter emocionado contesta “Veo Maravillas”.

Hay numerosas frases que entraron a la leyenda como la que dijo Carter en una carta “He hallado a Tut-Ankh-Amón y creo que intacto.

El 29 de noviembre es casi seguro por lo que se deduce de una carta escrita por Lord Cárnavon a Sir Alan Gardiner, entraron a la cámara del sepulcro Carter, Carnavon y Lady Evelyn, pero Callender no pudo entrar por el orificio debido a que era de complexión robusta.

El día 30 del mismo mes fue la apertura oficial de la antecámara y el anexo.

El vaciado de la tumba, debido a la minuciosidad de Carter llevó casi una década, el haberlo hecho con esa enorme paciencia y precisión dio como consecuencia que a los investigadores modernos les sea más fácil analizar y sacar conclusiones. Un ejemplo de los anteriores es el artículo sobre las plantas encontradas en la tumba que se encuentra en este mismo número de la revista.

Se adoptó de inmediato un método para tratar todos los tesoros que emergían de la tumba, siendo clasificados y numerados cada uno de ellos.

El equipo de investigadores fue minuciosamente escogido para que todo se llevara a cabo con la mayor exactitud posible.

Al final de cada temporada de excavación el corredor era vuelto a rellenar de cascotes y cerrado cuidadosamente, en el extremo del corredor había una puerta de acero con cerrojo, así mismo se le ponía una vigilancia continua.

Lord Carnavon era acosado con preguntas por el interés tan grande y la fama mundial que había adquirido el descubrimiento, por lo que toma la decisión de dar la exclusiva a un solo periódico, siendo el “Times” el elegido con quien firma un contrato el 9 de enero de 1923. Esto va a acarrear muchísimas dificultades, ya que dejó excluida no sólo a la prensa internacional, sino también a la prensa egipcia, por lo que políticamente esta decisión resultó un verdadero desastre.

El día 16 de febrero de 1923 se abre oficialmente la cámara del sepulcro y la del tesoro y lamentablemente días después el 5 de abril de 1923 muere Lord Carnavon en Egipto.

Esta muerte fue lamentada en todo el mundo aún en Egipto, en donde después de su acuerdo con el “Times”, las cosas no andaban muy bien.

El cuerpo se embalsamó de inmediato y fue trasladado a Inglaterra para ser enterrado en Beacon Hill, frente a su querido castillo de Highclere, quedando en Egipto Carter al mando de los trabajos en nombre de Lady Carnavon.

Pero debido a su temperamento, esto no fue muy afortunado y al cabo de algún tiempo se dio un problema que tuvo fuertes consecuencias. Carter decidió, después del levantamiento de la tapa del segundo sarcófago momiforme, realizar una visita con las esposas de los colaboradores en el vaciado de la tumba, el día 13 de febrero de 1923, dicha visita fue desbaratada por el recién nombrado ministro de Obras Públicas, Marcos Bey Hanna, poco amigo de los ingleses, y una de las razones era que entre las invitadas no se encontraba ninguna egipcia. Carter con el mal genio de siempre, vio en ello una agresión personal o celos profesionales de parte del ministro por lo que cumpliendo su amenaza cerró la tumba y paró los trabajos.  Este fue el mayor error cometido por Carter ya que entre las cláusulas del contrato había una en la que si se paraban los trabajos se perdía la concesión. No hubo forma legal de arreglar la situación de forma que el Sr. Lacau, jefe del Servicio de Antigüedades en ese momento, aprovechó la ocasión y declaró que el gobierno egipcio se haría responsable del trabajo en la tumba y tomó posesión de la tumba. 

Así Carter salió de Egipto e inició un recorrido por Europa y América dando conferencias sobre la tumba, que fueron de gran éxito ya que en ese momento era lo que estaba de modo.

De no haber sido por el asesinato terrorista del sirdar británico Sir Lee Stack, el 19 de noviembre, y el consiguiente endurecimiento del control británico sobre Egipto y siendo la familia Carnavon una de las más estimadas en Inglaterra, difícilmente Carter hubiera podido regresar a los trabajos en la tumba.  A su caída el gobierno nacionalista se vio sucedido por otro impuesto por los ingleses. Pero su regreso fue bajo las condiciones impuestas por los egipcios. Carter recibió la nueva concesión el día 13 de enero de 1925, todavía a nombre de Lady Carnavon. El “Times” perdió el monopolio de las noticias del descubrimiento y los herederos perdieron cualquier derecho a reclamar, ni siquiera una copia del tesoro. Las últimas concesiones fueron financiadas por el gobierno egipcio y por el mismo Carter.

Sin embargo, siendo justos, hasta el mismo Lacau sintió alivio cuando Carter volvió a tomar las riendas de la tumba.

El 11 de noviembre de 1925 se inicia la autopsia de la momia, la dio muchas cosas de que hablar ya que algunas personas pensaban que había sido ultrajada en aras de estudiarla.

El egiptólogo Weigall, argumentaba que los muertos pertenecen a los vivos y que el arqueólogo era el dueño verdadero de la tumba.

Esta discusión sería motivo de un artículo completo, sólo diremos que fue de tales dimensiones que tuvo que ser escuchada y entonces se inició la pregunta ¿qué iba a hacerse con la momia del rey?.

Una primera opción era ponerla en la cámara vacía de las pirámides de Gizeh, pero los comerciantes y en general los habitantes de Luxor presionaron para que el joven rey volviera a su lugar de origen y ya no fuera perturbada.

El profesor Newberry estuvo de acuerdo y apoyó dicho acuerdo, argumentando que para él sería maravilloso que todas las momias después de haber sido estudiadas no fueran puestas en alguna sala de museo para su exhibición, cosa que no favorece a nadie sino que las regresarán a su lugar original para que descansaran en donde ellos habían dispuesto.

Así la momia del rey niño se encuentra actualmente dentro de su primer sarcófago momiforme en el interior de su tumba en el Valle de los Reyes.

Carter completó su trabajo de extracción y conservación del tesoro de la tumba el 2 de marzo de 1932 después de haber sido bendecido por la fama y la fortuna, sin embargo nunca se le concedió el honor merecido por este descubrimiento, siempre fue menospreciado, aún por sus compatriotas, por no haber tenido una educación formal y no haber descendido de una familia aristocrática. Aunque la historia moderna ha reparado esta omisión.

 

B I B L I O G R A F I A

 

ARNOLD C. BRACKMAN: “En busca del oro de Tut-Ankh-Amón”. Edit Javier

                                                Vargas. Argentina 1976.

HOWARD CARTES AND A.C. MACE: “The discovery of the Tomb of Tut-Ankh-

                                                Amen”. Edit. Dover New York 1977.

NICOLAS REEVES: “Todo Tut-Ankh-Amón”. Edit. British Museum Press. England

                                                 1992.

CATHARINE STOLDDERT: “Treasures of Tut-Ankh-Amón”. Edit Vallentina Books.

                                                  New York 1976.

 DESROCHES NOBLECOURT: “Tut-Ankh-Amen” Edit Noguer,


[1]Licenciada en Economía de la UNAM. Socia Fundadora y Secretaria General de la “Sociedad Mexicana de Egiptología. Estudios de Egiptología en la Universidad de Cardiff, en el País de Gales, Gran Bretaña y en la Universidad de Londres. Miembro de la Escuela de Escribas en Gran Bretaña.

[2] Hay que recordar que entre estos dos faraones se encuentra el rey Smen-Ka-Ra, probable hijo también de Akhenatón y Nefertiti, quien fue primero corregente y quizá gobernó por muy corto tiempo sólo.

[3] Egiptólogo francés, quien sucede a Mariette como director del Museo de Bulak, en la primavera de 1881. Es también quien dirige las excavaciones de la pirámides de Gize y del templo de Luxor.