EXPEDICI�N ARQUEOL�GICA AL ANTIGUO EGIPTO: EL SUE�O EGIPCIO (13-27/08/01)
Por Beatriz P�rez. Miembro del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto
El Instituto de Estudios del Antiguo Egipto organiz� el pasado mes de Agosto una expedici�n arqueol�gica a Egipto (del 13 al 27 de Agosto) que permiti� a todos los atrapados por la magia de esta civilizaci�n vivir experiencias in�ditas e irrepetibles, que empezaron desde nuestra primer d�a de visita a los templos de Karnak y Luxor, hasta nuestro �ltimo d�a en El Cairo, degustando un karkade en el cosmopolita bazar de Jan-El-Jalili, rodeados de miles de aromas y ante un festival de colores y vidas. El esfuerzo y entrega de los egipt�logos que dirig�an esta aventura, hizo posible la visita a la tumba de Sethy I, cerrada sistem�ticamente al p�blico desde hace muchos a�os debido a la delicadeza de sus bellas pinturas; no menos se puede decir de la hermos�sima tumba de Nefertary, cuya hermosura cautiv� a todos los miembros de la expedici�n. Explorar Deir-El-Medina, recreando la vida de los obreros, y la necr�polis de los nobles en Gurna, comprendiendo para siempre el significado del "Ka" eterno en esas "moradas de la vida", revivir el mito de Osiris en la sede de su principal santuario, Abydos, y llevar a cabo, acompa�ados de miembros del Servicio de Antig�edades, la expedici�n a la ciudad del horizonte del sol: �Ajet-At�n� (Tell-El-Amarna). All� pudimos sentir la desolaci�n de aquel desierto que fue en su d�a capital fara�nica, y revivir en la tumba real de Aj-en-Aton y en su misterioso entorno, lo que fue aquel par�ntesis de monote�smo solar para la cultura egipcia . Pudimos adentramos en el Valle de los Monos y comprender, contemplando el petr�o halc�n moldeado por los vientos en la colina, la raz�n de la ubicaci�n de esa necr�polis tebana, incluso aprender nociones de �rabe en una peque�a escuela en Nubia, remanso de paz, que nos cautiv� a todos los integrantes de la expedici�n por su belleza y bondad y d�nde pudimos ba�arnos en las orillas del m�gico Nilo en y sentirnos parte de ese entorno protegido por los dioses. La traves�a por el Lago Nasser, a bordo del St. Eugenie, nos dio la oportunidad de conocer en sus orillas, la majestuosidad de templos como los de Abu Simbel, donde Rams�s II nos transmiti�, como si no hubieran pasado los siglos, la emoci�n de la fe que le llev� a su construcci�n, y sentirnos cautivados por la belleza de los de Kalabsha, Amada, Maharraka, y Kars Ibrim, en los que pudimos comprobar que las fuerzas que all� habitaban, siguen haci�ndolo. Nuestra expedici�n finaliz� con el embrujo de El Cairo, en las salas de su Museo; en Saqqara, donde rendimos un peque�o y sincero homenaje, con nuestro recuerdo a Mr. Lauer, que dedic� su vida a este enclave arqueol�gico; la Meseta de Guizeh, donde le�mos la estela de Tutmosis IV a los pies de la majestuosa esfinge de Kefr�n. Tambi�n estuvimos en la sala funeraria de la Gran Pir�mide, donde sentimos algo de la grandiosidad de esas piedras, y tuvimos la oportunidad excepcional de recorrer la ciudad de sus devotos constructores, Y es que Egipto nos rob�
el alma, o acaso descubrimos que no nos la robaba, que siempre fue suya
y all�
nos la abri�
y su esencia m�s
profunda escap�
de nosotros mismos, qued�ndose
en aqu�l
lugar para siempre....... |